Mujeres Desafiantes

Las mujeres se enfrentan al reto de recuperar el empleo tras la pandemia

Panorama 2022

La crisis económica que trajo la pandemia del COVID-19 golpeó principalmente a las mujeres. Recuperar el mercado laboral es una tarea que necesariamente pasa por estrategias de género.

2022-08-28

Por José A. Barrera – Revista Estrategia & Negocios

“Las mujeres de América Latina y el Caribe fueron las más afectadas por la crisis económica que detonó la pandemia del COVID-19 en los mercados laborales, lo cual ha colocado a la región frente al desafío de enfrentar un retroceso sin precedentes en la igualdad de género en el trabajo”, sentenció Paz Arancibia Román, especialista regional de Género de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para las Américas.

Según un análisis de la OIT, entre 2019 y 2020 el índice de empleo de las mujeres en el continente cayó un 9,4 % por los efectos de la crisis sanitaria, mientras que en el caso de los hombres fue del 7 %. Los datos se desprenden del estudio “América Latina y Caribe: Políticas de igualdad de género y mercado de trabajo durante la pandemia” publicado en marzo de este año.

Román dijo que el análisis reveló que, a nivel global, la región tiene el mayor descenso, lo cual impactó negativamente en los avances alcanzados en los últimos años y detonó en un aumento de las brechas de género en el mercado laboral de la región de manera histórica.

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El informe plantea que, en términos absolutos, los puestos de trabajo masculinos perdidos en el primer semestre de 2020 (alrededor de 26 millones) se recuperaron hacia el tercer trimestre de 2021, pero que de los 23,6 millones de puestos de trabajo femenino borrados sólo se recuperaron 19,3 millones y que a inicios del 2022 todavía había cuatro millones desempleadas.

Sin empleos, pero con más trabajo

Román reiteró que a partir de la pandemia las mujeres vieron afectada su autonomía económica por dos vías: el incremento en la carga de trabajo no remunerado -que también reduce su participación laboral- y por la mayor contracción del empleo. “Ello impactó en mayor medida en las mujeres jóvenes de bajos recursos, aquellas que tienen hijas e hijos más pequeños a cargo, que son jefas de hogar y tienden a ocuparse en los sectores vinculados al turismo, el esparcimiento y el servicio doméstico”, dijo.

Un panorama cotidiano en países como los centroamericanos es que contar con un empleo remunerado no exime a muchas mujeres de las labores de cuido en el hogar, pero la pandemia profundizó esta situación.

La especialista de OIT añadió que a diferencia de crisis económicas previas, donde el empleo informal jugó un rol contracíclico y compensó la caída del empleo formal, la que se generó por la pandemia golpeó de igual forma al empleo formal como el informal, aunque con mayor intensidad al informal que incluye labores por cuenta propia y que se desarrolla en lugares públicos y en contacto directo con los consumidores, actividades que se pausaron por varios meses debido a los distintos niveles de cuarentena.

Mujeres y niñas en todo el mundo realizan el grueso del trabajo de cuidados no remunerado. La cantidad de este último influye sobre la probabilidad de que ellas desempeñen también un empleo remunerado y qué tipo de empleo. Otro factor que influye sobre la participación femenina en el mercado laboral es la calidad del trabajo disponible, es decir el sueldo, las horas de trabajo, la salud y seguridad laboral, inclusive la probabilidad de estar sujetas a violencia o acoso laboral y las oportunidades de formación, además de la disponibilidad de servicios de cuidados, ya sean públicos o privados.

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Estrés, agotamiento y desgaste

Lucía Muñoz, Líder de Capital Humano de Deloitte Spanish Latin America, valoró que para quienes no perdieron su trabajo en la pandemia, las labores vida familiar-trabajo se volvieron más agotadoras.

“A nivel profesional la pandemia tuvo un fuerte impacto, principalmente en el agotamiento generalizado que presentan las mujeres. Una de las consecuencias es que aumentaron los niveles de estrés psicológico. Incluso este aumento en los niveles de estrés ha presentado mayor relevancia específicamente en mujeres más jóvenes y en mujeres en puestos gerenciales de menor nivel”, dijo la especialista.

Un estudio de Deloitte estima que más de la mitad de las mujeres encuestadas dijo que su nivel de estrés es mayor que hace un año, lo cual generó retos a nivel de manejo en la salud mental de los colaboradoras, algo que tiene a muchas de ellas en estado de burnout.

“Un 46 % de las personas encuestadas ha indicado sentirse desgastada profesionalmente (burned out). Además de esta percepción constante de agotamiento, más de la mitad de las mujeres no se siente cómoda hablando sobre este y otros desafíos en el trabajo. El no poder sentir la confianza de expresar sus apreciaciones actuales está afectando de gran manera tanto a los empleados como a los empleadores”, dijo Muñoz.

También reiteró que el último año ha sido de muchos cambios para los empleadores y la fuerza laboral y que “si bien es cierto que muchas empresas han trabajado fuertemente en los aprendizajes obtenidos en el primer año de la pandemia, la última encuesta de Deloitte (realizada con más de 5.000 mujeres en el lugar de trabajo de 10 países diferentes), refleja que aún se tiene un amplio camino que recorrer para alcanzar una cultura integralmente inclusiva, especialmente en lo concerniente a cerrar la brecha de género. Además de seguir construyendo confianza, respeto y equidad real en el área laboral”, dijo.

A partir de datos del Banco Interamericano de Desarrollo, Muñoz, agregó que en los últimos tres años los tres países con menor empleabilidad para la mujer son Guatemala, Honduras y México. Mientras que los tres mejor posicionados son Uruguay, Perú y Colombia.

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La especialista también valoró que además de un desgaste por el peso de la situación la pandemia generó retrocesos importantes para las mujeres.

“Dentro de los retrocesos principales están la disminución en la visibilidad y menor comunicación con apertura. Cuando hablamos de equidad dentro del ambiente laboral, en los resultados obtenidos para diversos estudios, en específico desde la pandemia, se ha visto que la preocupación en cuanto al crecimiento de carrera en las mujeres es muy alta. En especial cuando se aborda lo relacionado con el trabajo remoto”, explicó.

Acoso y microagresiones

Muñoz dijo que en este contexto pandémico muchas mujeres experimentaron un aumento de sus responsabilidades en el hogar, a la vez que han referido un mayor volumen de asignaciones en su trabajo, pero que también sufren de una disminución de la visibilidad de sus contribuciones profesionales con los respectivos líderes (acentuado casos de modalidades virtuales o híbridas) y alertó que desde el 2021 se han multiplicado las denuncias sobre acoso y microagresiones dentro del ámbito laboral, pero lamentablemente sin denuncias por temor a represalias.

“El mundo del trabajo para las mujeres ha tenido cambios a través de los años, sin embargo, el camino que queda por delante aún es bastante retador. Uno de los puntos más importantes para las mujeres en el ámbito laboral, se resume en mejorar la equidad de género en el trabajo para realmente vivir una cultura de trabajo respetuosa e inclusiva”, dijo.

Agregó que en el momento en el que existen acoso y microagresiones en las empresas, pero que no existe una cultura en la cual las personas puedan hablar libremente sin repercusiones, es donde se establecen señales mixtas que mantienen a los miembros de la fuerza laboral lejos de lograr la cultura de integración sin barreras que deben buscar las empresas.

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