Por Gabriela Melara - estrategiaynegocios.net
Centroamérica enfrenta una espiral de aumento de precios de alimentos, petróleo, de materias primas y otros factores externos que ponen en riesgo a su economía.
Economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) sostienen que este difícil escenario también abre oportunidades para implementar reformas que lleven a los países a alcanzar un crecimiento resiliente.
“Los formuladores de políticas ahora tienen una oportunidad única para implementar reformas que conducirán a las economías de la región hacia un camino de crecimiento más resiliente e inclusivo, al tiempo que abordan las necesidades cruciales de sus ciudadanos”, indican Metodij Hadzi-Vaskov, Representante Residente en Centroamérica, Panamá y República Dominicana del FMI, y Joyce Wong, Jefa de Misión del multilateral para Honduras.
Los expertos recomiendan que las políticas deben centrarse en crear oportunidades de empleo aumentando la flexibilidad en los mercados laborales, especialmente para las mujeres y los jóvenes que fueron los más afectados por la crisis por COVID-19, invertir en infraestructura resistente a los eventos climáticos y avanzar en su agenda de digitalización, tanto en el sector público como en el privado, lo que hará que la región sea más competitiva.
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Según los economistas, el istmo ya ha demostrado su capacidad para soportar factores externos, uno de los casos más reciente fue durante la pandemia por COVID-19, donde desde el inicio, las economías de Centroamérica y República Dominicana estuvieron entre las de mejor desempeño en América Latina.
Perspectivas
Para 2021, todas las economías de Centroamérica, excepto Panamá, habían superado los niveles de producción previos a la pandemia. La región creció 11,0 en 2020, por el efecto rebote, ya que en 2019 decreció -7,1.
Sin embargo, se prevé que estos múltiples shocks externos que el mundo vive en 2022 dejen cicatrices en el PIB de la región. Las proyecciones del organismo -actualizadas hasta abril de 2022- indican que el crecimiento de la economía de la región será de 4,8 %, siendo Panamá el país con mayor crecimiento con 7,5 % y el más bajo El Salvador con 3,0 %.
De hecho, en su informe general, la entidad ya había advertido que, incluso antes de la guerra entre Rusia y Ucrania, la recuperación de la región tras la pandemia ya estaba perdiendo ímpetu.
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Algunas de las medidas implementadas, en ese momento, por estos países incluyeron recortes históricos a las tasas de política monetaria para ayudar a respaldar la actividad económica y una fuerte expansión del apoyo social y el gasto en salud.
“Factores externos, como la recuperación de EEUU, en medio de la apertura relativamente alta de la región y la dependencia de las remesas, también contribuyeron a la recuperación”, indican los expertos del organismo en un blog.
Una prueba de resiliencia
Las perspectivas económicas de la región ahora están sujetas a un grado inusualmente alto de incertidumbre.
Una posible confluencia de factores globales adversos podría volver a poner a prueba la resiliencia de las economías en un momento en que las autoridades tienen poco margen de maniobra, frente al aumento de la deuda, entre otros factores.
Estos factores incluyen: la mayor volatilidad de los precios de las materias primas en medio de la alta dependencia de la región de las importaciones de combustible; un crecimiento más débil en los socios comerciales, incluidos los EEUU; condiciones de financiamiento más estrictas debido a aumentos más rápidos en las tasas de interés nacionales e internacionales; y una mayor moderación de las entradas de remesas, un salvavidas para algunas economías.
