Por revistaeyn.com
El Salvador es uno de los países más expuestos al riesgo en el mundo por eventos climáticos extremos, como terremotos, inundaciones, huracanes y sequías (particularmente en el Corredor Seco).
Frente a este escenario, un segmento considerable de la población no pobre vive al borde de la pobreza y podrían ser empujados hacia él si se exponen a los peligros mencionados anteriormente.
Recientemente, un equipo del Banco Mundial exploró la vulnerabilidad en El Salvador y descubrió que, en 2019, había más hogares en condiciones vulnerables que en situación de pobreza. Dicha vulnerabilidad es predominantemente rural: Casi 4 de cada 10 personas en las zonas rurales viven en hogares propensos a caer en la pobreza, pero esto sucede solo para 1 de cada 8 personas en las zonas urbanas.
"Es necesario que una parte importante de la población sea objeto de programas de protección social con visión de futuro y que respondan a las crisis. Sin embargo, si dirigirse a los pobres es un desafío, dirigirse a los vulnerables es aún más complicado", señala el Banco Mundial.
En El Salvador, la vulnerabilidad inducida por el riesgo desempeñó un papel más importante en la vulnerabilidad general, y las perturbaciones a nivel de los hogares son más comunes que las perturbaciones a nivel de los municipios, especialmente en las zonas urbanas.
La relación entre la vulnerabilidad inducida por el riesgo y la inducida por la pobreza es casi el doble a nivel nacional, pero aumenta a casi tres veces en las zonas urbanas. Estos resultados, señala el reporte del Banco, sugieren que "la vulnerabilidad se debe principalmente a las amenazas y no al bajo acceso a los activos y al bajo capital humano".
Esta prevalencia de la vulnerabilidad inducida por el riesgo pide que se dé prioridad a las políticas que fortalezcan los programas de asistencia social y transferencias monetarias que sean flexibles para adaptarse a las crisis, como los sistemas de protección social que respondan a las crisis.
La entidad señala en el reporte que cuando la vulnerabilidad es inducida principalmente por el riesgo, como en el caso de El Salvador, los mecanismos de seguridad social y un enfoque en las estrategias de reducción del riesgo son más apropiados.
Además, los responsables de la formulación de políticas deben fomentar el acceso a los servicios financieros, como el ahorro y el crédito.
