Por Europa Press
Un grupo de élite de la Policía Nacional de Honduras entrenado por Washington es el encargado de custodiar al expresidente Juan Orlando Hernández en el centro de detención de Tegucigalpa, la capital, en el que se encuentra desde hace una semana a la espera de su extradición a Estados Unidos donde deberá responder por varios delitos relacionados con el narcotráfico.
La custodia del expresidente está a cargo del Comando de Operaciones Especiales (COE), un grupo de élite de la Policía Nacional que ha sido instruido por Estados Unidos a través de la agencia de Asuntos Antinarcóticos del Departamento de Estado.
Desde que Hernández fue capturado el pasado 15 de febrero tras una petición de extradición de Estados Unidos, solo recibe dos tipos de visita mientras se mantiene su cautiverio: la de sus abogados y la de su esposa, Ana García, encargada de llevarle la comida y su medicación.
Ha sido su esposa quien ha acudido este viernes a la sede del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh) para presentar una denuncia por la violación de las libertades fundamentales de su marido, días después de que lamentara ante la opinión pública las 'humillaciones' a las que estaba siendo sometido.
García no ha hecho declaraciones a su paso por las oficinas del Conadeh, organismo que en anteriores ocasiones ya ha mostrado su disconformidad con la exposición pública a la que la Policía somete a detenidos de alto perfil, así como por desproporción de los operativos, informa el diario hondureño 'La Prensa'.
El Conadeh critica que esta desproporción se hace en detrimento de la imagen, la dignidad y la presunción de inocencia de los detenidos, por lo que ya presentó en su día a las autoridades competentes una serie de estándares internacionales por los que guiarse en este tipo de procedimientos.
Como 'un trofeo a exhibir', protestó días atrás García la manera de cómo las autoridades habrían tratado a su marido durante la mediática detención de Hernández, quien esposado de pies y manos y con chaleco antibalas fue sacado de su residencia en Tegucigalpa rumbo a dependencias policiales.
Un grupo de élite de la Policía Nacional de Honduras entrenado por Washington es el encargado de custodiar al expresidente Juan Orlando Hernández en el centro de detención de Tegucigalpa, la capital, en el que se encuentra desde hace una semana a la espera de su extradición a Estados Unidos donde deberá responder por varios delitos relacionados con el narcotráfico.
La custodia del expresidente está a cargo del Comando de Operaciones Especiales (COE), un grupo de élite de la Policía Nacional que ha sido instruido por Estados Unidos a través de la agencia de Asuntos Antinarcóticos del Departamento de Estado.
Desde que Hernández fue capturado el pasado 15 de febrero tras una petición de extradición de Estados Unidos, solo recibe dos tipos de visita mientras se mantiene su cautiverio: la de sus abogados y la de su esposa, Ana García, encargada de llevarle la comida y su medicación.
Ha sido su esposa quien ha acudido este viernes a la sede del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh) para presentar una denuncia por la violación de las libertades fundamentales de su marido, días después de que lamentara ante la opinión pública las 'humillaciones' a las que estaba siendo sometido.
García no ha hecho declaraciones a su paso por las oficinas del Conadeh, organismo que en anteriores ocasiones ya ha mostrado su disconformidad con la exposición pública a la que la Policía somete a detenidos de alto perfil, así como por desproporción de los operativos, informa el diario hondureño 'La Prensa'.
El Conadeh critica que esta desproporción se hace en detrimento de la imagen, la dignidad y la presunción de inocencia de los detenidos, por lo que ya presentó en su día a las autoridades competentes una serie de estándares internacionales por los que guiarse en este tipo de procedimientos.
Como 'un trofeo a exhibir', protestó días atrás García la manera de cómo las autoridades habrían tratado a su marido durante la mediática detención de Hernández, quien esposado de pies y manos y con chaleco antibalas fue sacado de su residencia en Tegucigalpa rumbo a dependencias policiales.
