Por Europa Press
Las videollamadas facilitan la comunicación cuando no se puede quedar en persona, con ese añadido de ver a la otra persona que la llamada de voz tradicional no permite, pero también puede poner en riesgo la privacidad del usuario, sobre todo si no sabe que le están grabando.
Los programas más populares y los propios dispositivos electrónicos tienen ya una serie de funciones para que el usuario sepa en todo momento que el encuentro está siendo grabado. Es el caso del piloto que se enciende, por ejemplo, en los móviles Android cuando una 'app' ha accedido a la cámara o el micrófono.
Sin embargo, algunas plataformas de videollamada no ofrecen ninguna indicación visual y otras dependen de que el interlocutor proporcione las notificaciones, apuntan desde la firma especializada en datos Geonode.
Hay otras señales más sutiles como una interacción tan formal que parece estar guionizada, que no da opción de desviar el tema de la conversación.
Las solicitudes repetidas para hablar más alto o asegurar la visibilidad, sobre todo si no se esperan o resultan inusuales para el contexto de la conversación, podrían también indicar que la conversación está siendo grabada.
Ante la duda, aconsejan preguntar directamente a los participantes en la conversación y observar su reacción, e incluso asumir siempre que las conversaciones podrían estar siendo grabadas y actuar en consecuencia, por ejemplo, hablando con precaución.
El usuario puede tomar medidas proactivas, como aprender a usar los servicios, al menos los más populares, para familiarizarse con sus funciones y herramientas. Y si se sospecha que una llamada ha sido grabada sin consentimiento, informar al proveedor de la plataforma.