Finanzas

Cambiar el mundo a través de la banca

Banca ética busca combinar la rentabilidad de un banco con la transparencia.

2020-04-14

Por Gabriela Origlia

Los únicos que podemos cambiar el mundo somos nosotros; con mi dinero debo decidir qué financiar. No se puede ir poco a poco, no hay derecho a hacerlo así, hay que poner conciencia para cambiar el mundo". Habla el español Joan Melé, referente internacional de la banca ética, un convencido de que es posible combinar la rentabilidad de un banco con un comportamiento transparente. En Latinoamérica y el Caribe la tendencia ya comenzó, pero todavía queda mucho por hacer.

En diálogo con Estrategia & Negocios, cuenta que el primer paso de la banca ética comienza cuando tiene conciencia de que no es la propietaria del dinero sino que sólo gestiona el de sus clientes. "Debemos ser nosotros los que definimos en qué empresas invertir y en cuáles no; la transparencia debe ser total; los consumidores deben acceder a toda la información de las inversiones", insiste y recuerda que llevaba varias décadas trabajando en el mundo financiero cuando descubrió "otras posibilidades".

Ingresó al Triodos Bank cuando desembarcó en España y empezó el cambio: "Una cosa era contar a la gente y otra fue hacerlo. En aquellos años, apenas después de la caída del muro de Berlín se me reían, parecía imposible que un banco combinara con la ética. Se inició un movimiento social importantísimo y se fue expandiendo".

Gracia Barahona es la encargada de Ecobanking, una iniciativa regional del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible, CLACDS-INCAE Business School.

El propósito de esta iniciativa es apoyar a las instituciones financieras capacitándolas para instrumentar préstamos más sostenibles ambiental y socialmente y maximizar sus oportunidades. "Es casi equivalente a la banca ética; nos preocupamos por los impactos. La banca pensaba que era inocua porque financiaba a terceros, pero no es así", resume la ejecutiva.

Plantea que el CLACDS-INCAE lleva dos décadas tratando de convencer al sistema financiero de su rol clave en "redirigir el desarrollo de los países donde opera". Advierte que Centroamérica se fue transformando a través del tiempo y que hoy muchos bancos "hacen análisis considerando riesgos ambientales y sociales".

"La banca identificó la oportunidad de ser pionera, de estar a la vanguardia con iniciativas a las que financia que no dejan de ser banca por combinar su accionar con la ética; promovemos la competitividad, el crear impactos más positivos para la región pero siempre a través de los negocios que pueden ser amigables con esos valores".

Ecobanking, unidos con la banca suiza, adoptó los estándares que en ese país se aplicaban para elegir iniciativas a financiar. "Teníamos como 10 años de retraso", admite Barahona. La institución no financia sino que trabaja con la banca.

La Corporación Financiera Internacional -dependiente del Banco Mundial- tiene una lista de exclusión que define los tipos de proyectos que no financia; esa nómina es la recomendada para todas las instituciones.

Incluye producción o comercialización de cualquier producto o actividad considerada ilegal en el país o sujeta a prohibiciones internacionales (por ejemplo, productos farmacéuticos, pesticidas, herbicidas, sustancias que agotan el ozono); fabricación o comercio de armas y municiones, de bebidas alcohólicas, de tabaco, juegos de azar, casinos y empresas equivalentes.

También abarca la financiación de la producción o venta de materiales radiactivos (no se aplica a la compra de equipo médico, equipo de control de calidad, por caso), de fibras de amianto sin unir y la pesca con redes de deriva en el medio marino utilizando redes de más de 2,5 kilómetros de longitud. Es obvio que el listado abarca mucho más de lo que los bancos efectivamente aceptan.

Melé admite que la ideología de la banca ética y la presión de los movimientos sociales influyen en la banca tradicional.

Comenta que Naciones Unidas publica una serie de recomendaciones y que las entidades hacen "algunas cosas y las publican; en la publicidad todos son maravillosos.

Cuentan sus inversiones de impacto positivo, pero no alcanza. La banca debe ser 100% transparente, explicar el 100% de sus inversiones en qué países, en qué proyectos. Dejarles la plata sin saber eso es como dejar a los hijos en colegios que no supiéramos qué son".

Una experiencia en expansión

El Triodos Bank fue la institución financiera pionera a nivel mundial en la instrumentación del modelo de banca con valores; nació en Holanda en 1980 y hoy está en diferentes países de todos los continentes. Cuenta con más de 700.000 clientes y 8.500 iniciativas en 65 países en sectores como las energías renovables, la tecnología ambiental, la agricultura ecológica, la bioconstrucción, el turismo sostenible, comercio justo y los microcréditos. Poco después del Triodos, en Alemania se fundó el GLS Bank, que otorgaba créditos únicamente a negocios sustentables. Hay medio centenar de instituciones bancarias de este tipo en el planeta que atienden a unos 50 millones de clientes.

En Latinoamérica no hay un banco propiamente dicho, pero la Fundación Dinero y Conciencia de Joan Melé integra una fintech que va por ese camino, Doble Impacto. Es una plataforma de inversiones que se guía por las directrices de la banca ética y espera convertirse en banco en 2022. Trabaja principalmente en los sectores de educación y cultura; desarrollo social y medio ambiente.

Sebastián Cantuarias, director ejecutivo de Dinero y Conciencia en Chile comenta que la financiación por US$10 millones alcanza a unas 200 empresas. Está convencido de que en toda la región aumentó "con mucha fuerza" la idea de las finanzas sostenibles. "La idea es avanzar en un banco latinoamericano -define-.

Pensamos que nuestros países son muy distintos y eso es cierto, pero también son muy parecidos y la clave es abordar los desafíos estructurales en educación, en infraestructura de las grandes ciudades para que no haya guetos de pobreza; en una alimentación más consciente".

El plan de expansión desde Chile abarca al Pacífico Sur (Bolivia y Perú), el Río de la Plata (Brasil, Argentina, sur de Chile, Gran Chaco Americano) y Colombia como punto de partida hacia el Caribe. Cantuarias enfatiza que está emergiendo un motor de transformación con una "mirada muy territorial, en la economía real, no en la especulativa".

Barahona reconoce que para que el sector siga creciendo debe haber también más presión de los clientes. "El rol del consumidor en Centroamérica, en ese sentido, todavía es pequeño. Si hay un grupo de inversionistas o líderes de opinión que avanzan en la tendencia, se capta pero nos falta más", indica. Dice, sí, que los millennials son más exigentes en materia de energías renovables y construcción verde, una situación que se extiende también a los adultos mayores (un segmento con más poder adquisitivo).

Precisamente, el de la construcción sostenible es uno de los sectores donde más creció este tipo de financiamiento.

Otra área de evolución es la que apuesta al rol de las mujeres como impulsoras del cambio en el mundo de los negocios.

Por iniciativa del exrector Arturo Condo, en 2010 INCAE se unió al movimiento mundial "The Oath Project" creado por un grupo del Young Global Leaders del World Economic Forum; los estudiantes del MBA de 2012 fundaron el MBA Oath Club. La agrupación busca "crear conciencia en la comunidad incaísta sobre la ética empresarial y las buenas prácticas de negocios". A los estudiantes se les ofrece la oportunidad de firmar un juramento de valores y estándares éticos para mejorar la calidad y el impacto de las decisiones como gerentes en la sociedad, los negocios y en ellos mismos.

Ecobanking crea y desarrolla materiales educativos originales que se centran en la sostenibilidad. Hay, por ejemplo, cursos relacionados con la gestión responsable, la creación de valor a partir de valores, el género, la diversidad y el liderazgo y gestión sostenible.

Cantuarias subraya que es la economía real la que debe darle sustento a la banca ética: "Hay que entender que no es indiferente a quién y cómo se lo financia. No es que las empresas se vayan a financiar con menos tasas o menos garantías, se trata de que banco tiene exigencias que impulsan el cambio. Si se valora sólo por la tasa, no vamos a funcionar". También reitera que hay que "abandonar la idea romántica de que invertimos sólo en los pobres; no hay que interpretarnos de la lógica del Grameen". La referencia es al indio Grameen Bank, conocido como "el banco de los pobres", que otorga créditos para financiar microemprendimientos sin pedir garantías sino tan sólo un compromiso moral. Nació en Bangladesh en 1976 y fue creado por el economista bengalí Muhammad Yunus, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 2006 "por sus esfuerzos para incentivar el desarrollo social y económico desde abajo".

CONCIENCIA DE CONSUMIDOR

"Hay gente que, si supiera lo que el banco hace con su dinero, no lo dejaría allí. Cuando uno se pregunta por qué ocurren guerras o se destruye el planeta, hay que mirar qué está pasando con el dinero -desliza Melé-.

Cómo es posible que un banco no sea ético y la gente le siga llevando su dinero; parece que el culpable siempre es el otro".

Desde la Fundación Conciencia y Dinero repiten que también hay que considerar el papel que cumple el crédito al consumo, el de las familias que se sobre endeudan con préstamos que no necesitan ni van a poder pagar. El foco de la banca, dicen, es fomentar la creación de valor, impulsar la economía real y no la especulación.

Melé grafica que, con ese enfoque, el Triodos nunca dejó de ser rentable. Su rentabilidad media en un período largo de tiempo es similar a la banca tradicional, pero con muy baja volatilidad porque las inversiones son más estudiadas. Señala que se analizan las propuestas como en la banca tradicional pero "no sólo nos fijamos en las garantías sino en las personas, en los valores, en lo que quieren hacer y en los números para ver si es viable".

Otro factor clave para que la banca ética sea rentable es que sus equipos directivos no ganan "millones"; sus costos salariales comparados con otros bancos son "mucho menores" al igual que los gastos en edificios.

La primera norma ética es "regularnos bien para no arriesgar el dinero de la gente; un banco ético tiene que cumplir con la legislación como todos los demás, con los ratios de solvencia y de morosidad".

"No es suficiente con que en Latinoamérica y el Caribe nos conozcan, deben apoyar con dinero. Hay que poner la mano en el bolsillo, aportar ahorros para financiar buenos proyectos y no hay que ser millonarios; necesitamos este compromiso social -sintetiza Melé-. Desaparecieron miles de bancos en el mundo con la crisis, pero los que quedan tienen poder porque tienen nuestro dinero, lo que debemos plantear es que nuestros recursos deben servir para iniciativas éticas".

A nivel regional, Cantuarias indica que no actúan con gobiernos centrales; para crear el banco respetan las reglas de juego establecidas, pero no intercambian con los funcionarios. A nivel local, territorial, suele haber más vínculo porque hay proyectos financiados que tienen que ver con las cadenas de valor de ese lugar.

Por la experiencia en Chile, afirma que pudieron demostrar, con números, que es posible crear un banco que tenga criterios éticos de inversión y que de alguna manera defina hacia dónde invertir. Financian colegios, empresas de reciclaje, viviendas sociales, firmas agrícolas que quieren transformarse de agricultura intensiva a orgánica. "Hay mercado para la banca ética y ese es un hallazgo muy importante en la región".

"Un banco de esta naturaleza empuja a todo el sistema. Estamos convencidos de que este movimiento no es contra los bancos tradicionales sino con ellos -continúa-. No nos paramos ni actuamos desde la crítica a los otros; estamos convencidos de que todo el sistema financiero va avanzar hacia una mirada más consciente de la economía".

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