Por estrategiaynegocios.net
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) revisó al alza la proyección de crecimiento económico del país para este año en 0,9 puntos porcentuales para ubicarlo en 4,3 %.
En su Informe de Política Monetaria (IPM) de octubre del 2022, el BCCR explica que este resultado se debe a que, a pesar del “adverso contexto internacional”, la producción local “continúa en crecimiento”, impulsada principalmente por las actividades relacionadas con el turismo, servicios empresariales y de informática, así como la manufactura bajo regímenes especiales de comercio.
No obstante, para 2023, la proyección se ajusta a la baja en 0,5 untos porcentuales, hasta 2,7 %, en respuesta, principalmente, a la “desaceleración prevista en el crecimiento” de los principales socios comerciales y a la “menor proyección para la demanda interna”.
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La institución agregó que la inflación “continúa en niveles elevados”, por lo que “ejecutará los ajustes necesarios en sus instrumentos de política monetaria para inducir la trayectoria de la inflación hacia su meta de mediano plazo”.
“El relativo éxito en la recuperación de la actividad económica costarricense permitió que la tasa de desempleo se ubique por debajo del nivel prepandémico, pero hay signos de estancamiento en diversos indicadores del mercado laboral, lo cual dificulta que el mayor nivel de actividad económica sea percibido como una mejora en el bienestar de una base amplia de la población”, señala la entidad.
Entre los aspectos positivos para Costa Rica, el BCCR destaca que debido a la recuperación de la actividad económica y la contención del gasto, las finanzas públicas mostraron un buen desempeño en los primeros siete meses del año y las tensiones en el mercado cambiario se han reducido a partir de julio, lo que le ha permitido “mejorar su posición de reservas internacionales”.
Además, el aumento en las tasas de interés contribuyó “a restituir el premio por ahorrar en moneda nacional, lo que a su vez influyó en contener la dolarización del ahorro financiero”.
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Sin embargo, como resultado de las mayores importaciones y el deterioro en los términos de intercambio, ante el aumento en los precios de las materias primas, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos aumentó.
También “impera un deterioro en la confianza tanto de los empresarios como de los consumidores”. Según las encuestas, la confianza de los primeros “se ha moderado, aunque se mantiene en terreno optimista, mientras que los consumidores muestran mayor pesimismo”.
