Mujeres Desafiantes

Excluidas de la salud y la educación, así la realidad de las centroamericanas

Mujeres que no tienen acceso a un esquema mínimo de atención y cuidado de salud, no pueden integrarse plenamente y con equidad al mercado laboral.

2024-03-07

Por Norma Lezcano - Revista Estrategia & Negocios

Al analizar la conexión que hay entre los datos que revelan la participación de las mujeres en la economía, dos fuentes destacadas son: la iniciativa “We3A” del BID, con el apoyo financiero de Women Entrepreneurs Finance Initiative, y la Medición de Pobreza Multidimensional del PNUD, que es la que más fielmente entra al interior de los “nudos estructurales de la desigualdad” y explica muchas de sus razones.

Sobre la base de estas dos fuentes podemos entender, por ejemplo, que el 74 % de las mujeres en El Salvador carecen de seguro de salud, cifra que se ubica muy por encima del 14 % del nivel promedio de los 10 países de América Latina analizados por el PNUD.

En este indicador, Panamá tiene también una incidencia alta, con 41 % de mujeres que carecen de seguro; y baja en Costa Rica, donde sólo el 14,3% de las mujeres no tiene seguro y cuentan con una relativamente efectiva asistencia de parte del estado.

Mujeres que no tienen acceso a un esquema mínimo de atención y cuidado de salud, no pueden integrarse plenamente y con equidad al mercado laboral.

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Así lo muestran los indicadores: la tasa de participación femenina en la fuerza laboral de El Salvador es del 46 %, un nivel considerablemente inferior a la tasa nacional equivalente de los hombres, que es del 77 %. En Costa Rica, es del 50% (mano de obra femenina) frente a una tasa nacional masculina del 73,4% y en Honduras, 48,4% (femenina) frente al 74,3% (masculina),

Otro indicador que ayuda a desentrañar los nudos estructurales de la desigualdad es la proporción de mujeres adultas que enfrentan privación por no ser perceptoras de ingresos.

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Según el PNUD, en el caso de Honduras esa proporción llega al 71,3 %; seguido de El Salvador, con el 46,4 %. Esto se condice con el hecho de que 69% de las hondureñas no tienen acceso a Internet, y lo mismo le ocurre al 73% de las salvadoreñas.

Lo interesante es que, estas mujeres que no logran construirse un horizonte económico independiente en un mundo cada vez más digital, sí alcanzaron niveles educativos suficientes.

La insuficiencia educativa afecta a sólo el 8,5 % de las salvadoreñas y al 30% de las hondureñas. En Costa Rica, donde la falta de acceso a Internet perjudica a solo el 11 % de las mujeres, se observa que la carencia de ingresos propios afecta a no más del 35 %, cuando a su vez la insuficiencia de nivel educativo es del 14 % (mayor que en El Salvador).

Claramente, la digitalización es hoy un acelerador de la autonomía de las mujeres, al margen de la suficiencia educativa. “La reconfiguración de las estructuras económicas derivada de la revolución tecnológica puede significar una oportunidad para que las mujeres de la región logren una participación más igualitaria en los procesos productivos”, afirma Cepal.

“Hay mujeres en posiciones de liderazgo que verdaderamente entienden que debemos devolver, debemos compartir espacios, debemos darles a otras mujeres, mujeres jóvenes, más oportunidades. Y esto no lo puedes hacer sin tecnología”, completa Alice Nelson, Presidenta & CEO de Voces Vitalesglobal.

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“Si las transformaciones no se abordan desde una perspectiva que apunte a la eliminación de los nudos estructurales de la desigualdad de género, estos cambios tendrán efectos diferenciados y desiguales, y se verá amenazada la posibilidad de que las mujeres aprovechen las oportunidades que ofrecen las tecnologías”, concluye en su informe “Autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes”.

Los estudios realizados por We3A muestran hasta qué punto esta realidad se traduce en el mercado. En Panamá, la correlación entre digitalización vs. autonomía es significativa: mientras el 30,9% de las mujeres no percibe ingresos propios, el 30,7% carece de acceso a Internet.

El 83% de las pymes de mujeres salvadoreñas son microempresas que tienen una fuerte presencia online: 87% en Facebook, 71% en WhatsApp, 53% en Instagram y 38% tiene su propio sitio web. Gracias a estar presente en este ecosistema digital, el 26% logra exportar.

En Guatemala se replica esa fuerza exportadora de las pymes de mujeres digitalizadas: el 76% son microempresas (menos de 10 empleados), con 95% de presencia en Facebook y 63% con sitio web propio; de las cuales el 38% exporta.

El acceso a Internet y la adquisición de habilidades digitales y de gerenciamiento, sin dudas, ayuda a destrabar los nudos que amarran la autonomía real de las mujeres. Pero no se trata solo de la tecnología.

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