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Juan Verde: Sostenibilidad, la demanda del mercado actual

El experto apunta que no es necesario elegir entre seguridad alimentaria y desarrollo sostenible, sino que ambos conceptos “van de la mano”.

2023-01-16

Por Gabriela Origlia – Revista Estrategia & Negocios

Juan Verde, presidente de la Fundación Advanced Leadership; fue subsecretario Adjunto para Europa y Eurasia en el Departamento de Comercio de EE. UU. en la administración de Barack Obama. Trabajó con algunos de los dirigentes políticos más importantes de ese país, así como con los gobiernos de Lituania y de Gibraltar y con numerosas ciudades de Latinoamérica, además de colaborar con instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Universidad de Harvard. Actualmente asesora a grandes empresas.

Plantea que Centroamérica y el Caribe están entre las regiones “más afectadas y vulnerables” por el cambio climático y enfatiza la necesidad de que se encaren los desafíos para encontrar una solución.

También descree de que haya que “elegir entre seguridad alimentaria y sostenibilidad, van de la mano”. En esa línea señala que los productores centroamericanos deben entender como una “oportunidad” lo que el mercado está demandando, que es sustentabilidad. “El desarrollo sostenible se trata de ganar dinero durante mucho tiempo”.

Incluso indica que hay una “gran conciencia de medio ambiente en los países más pobres” y apunta que los productores son los “más afectados” por las catástrofes climáticas. “El mercado está cambiando. Ya no es un tema que ronde sobre qué producto, qué fertilizante debo usar, sino sobre qué quiere el mercado, que está dispuesto a pagar más. Hay que trabajar en bajar costos de energía, reducir transporte, ser más eficientes”.

¿Será el mercado el que termina direccionando las formas de producción?

Sí y no. Será el mercado el que al final determine la dirección de los modelos de producción, no la velocidad. La demanda dice una y otra vez que quieren esos cambios. Una encuesta en 39 países de los cinco continentes marcó que el 72% de los consultados dijo que elegirían las empresas que ofrezcan más productos y más servicios responsables.

Las compañías buscan lograrlo con aplicación de tecnología, con más eficiencia. Además, el 92% respondió que, a igualdad de condiciones y de precios, prefiere consumir lo más responsable con el medio ambiente. El mercado dice que tenemos que cambiar la manera de producir, pero las compañías tienen, muchas veces, un conflicto para ofrecerlo. Entonces, los Estados deben avanzar con regulación, con penalizaciones y con incentivos. El que contamina paga más.

¿El incentivo resulta mejor que la penalización?

Total, y absolutamente sí. Los incentivos pueden ser de mercado y también de los Estados, a través de esquemas especiales. Eso para los que están haciendo bien las cosas; para los que no, deben ayudarlos. No dejarlos a la deriva.

¿Se hace lo suficiente en Centroamérica?

No. Los países líderes en esa conducta están, en su mayoría, en Europa y, sorprendentemente, le sigue Estados Unidos bajo esta presidencia de Joe Biden. En Europa se están creando todo tipo de mecanismos para incentivar la producción sustentable. Se avanza en una legislación en la que ya no se puede hacer green washing.

También se está implantando un mercado de bonos verdes con el que financia programas. La Eurozona está muy avanzada en este tipo de mecanismos.

En Latinoamérica se comienza a hacer porque los fondos comunes de inversión, los bancos y las entidades multilaterales no van a financiar más lo que no avance hacia la sustentabilidad. Los consumidores y los votantes lo están exigiendo. El que dice que es sostenible debe explicar por qué lo dice; todas las compañías deben hacer un reporte de la sostenibilidad, deben cumplir estándares comunes y parámetros legales.

Hay quienes creen que Europa puede usar la exigencia de la sostenibilidad como una barrera paraarancelaria...No tiene por qué ser así y no tiene por qué ser una excusa para que los productores y el país no se suban al carro de la sostenibilidad. Por la misma regla de tres sería injusto que a una empresa de Alemania o de España se le exija un parámetro y no al resto. La sustentabilidad es un incentivo para ser mejores, para hacer más con menos, para ser más competitivos. Es una oportunidad.

¿Cree que los productores de la región tienen en claro que la sostenibilidad es una oportunidad?

El desarrollo sustentable implica ganar dinero durante mucho tiempo; claro que producir sostenible y a menores costos requiere de espíritu emprendedor y de creatividad. La sostenibilidad está lejos de ser un problema; es una ventaja. Es desarrollo de tecnología, de innovación, de nuevas cadenas de suministros. Los países están definiendo criterios para que el campo sea sostenible. Hay una gran conciencia de medio ambiente en los países más pobres, los productores son los más afectados de las catástrofes climáticas. El mercado está cambiando. Ya no es un tema de qué debo usar, sino qué quiere el mercado y está dispuesto a pagar más, bajar costos de energía, reducir costos eficientes.

Con la guerra entre Rusia y Ucrania hay especialistas que opinan que habrá un retraso en las exigencias de sustentabilidad energética. ¿Comparte esa idea?

Al principio de la guerra hubo muchas críticas y hubo quienes propusieron ese argumento planteando que la prioridad era la seguridad energética, que estaba en riesgo por la alta dependencia de Rusia que tiene la zona.

Pero hay que entender que no hay seguridad sin transición. Dejar de comprarle a Rusia para comprarle a Irán, o pasar de Irán a Venezuela y de los venezolanos a Arabia Saudita, no hace más que correr la dependencia. Siempre se está en una situación de vulnerabilidad. Lo que está pasando debe de ser usado para apretar el acelerador y usar el sol, el viento, las mareas, la geotermia, la biomasa y los biocombustibles. Puede que el proceso se esté frenando un poquito, pero es equivalente a hacer un paso atrás para tomar impulso.

Centroamérica es productora de commodities y a la vez registra los más altos índices de pobreza y desigualdad, ¿qué se debería hacer para avanzar hacia su idea de que la “abundancia es posible”?

No creo que haya que elegir entre seguridad alimentaria y sustentabilidad. Van de la mano. Las fuerzas del mercado lo están demandando. Por ejemplo, en Estados Unidos el segmento de mayor crecimiento en el consumo de alimentos es el de orgánicos, naturales. Existe, entonces, una gran oportunidad para vender. Si soy un productor caribeño de plátanos en vez de hacerlo con todo tipo de químicos, me debo volcar a lo ecológico, a los fertilizantes naturales; el mercado va a pagar ese esfuerzo.

También, en este contexto, se abre una posibilidad para la reubicación de la cadena de suministros. Estados Unidos no puede depender de China; el 30% de los fertilizantes que usa vienen de China y si se corta la provisión no se puede plantar ni cultivar. Entonces, hay que ir a Centroamérica, a Sudamérica a comprar. La diversificación de la cadena de suministros, a la vez, contribuye al desarrollo, a la sostenibilidad. Hay beneficios adicionales como el menor costo de la logística, la menor contaminación. Puede que se pague algo más, pero lo que se pierde por un lado se gana por el otro. Todos ganan.

¿Entiende que los países más ricos están colaborando con los más pobres y con los más rezagados en la carrera de la sostenibilidad?

Sí colaboran, pero no lo suficiente. Pero si transfieres la inversión, contribuyes al desarrollo. Se puede hacer con proyectos de biocombustibles, reforestación, de todo tipo. Permite una transferencia de tecnología y de dinero.

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