Centroamérica & Mundo

Temporada seca pone a 170.000 familias de Honduras en riesgo alimentario

Para este año se esperan acumulados de lluvia que oscilen entre los 20 y los 30 milímetros, una disminución de hasta el 78 %.

2023-03-11

Por estrategiaynegocios.net

El pronóstico del tiempo para los próximos meses en Honduras puede resultar desastroso desde el punto de vista de la producción agrícola y, por extensión, de la seguridad alimentaria.

Las autoridades del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos) advierten que este 2023 será un año de transición entre dos conocidos fenómenos climáticos, pasando desde la fase conocida como La Niña, caracterizada por temperaturas más bajas y mayor precipitación, hacia el fenómeno de El Niño, que se caracteriza por el efecto opuesto: temperaturas más altas y lluvias más escasas o espaciadas.

Francisco Argeñal, director de Cenaos, contrasta la situación que se espera este año con la de años anteriores al señalar que para abril ya se tenían acumulados de lluvia de hasta 80 milímetros, los que incluso han llegado a los 90 milímetros, mientras que, en cambio, para este año se esperan acumulados que oscilen entre los 20 y los 30 milímetros, una disminución de hasta el 78 %.

Por su parte, Marlon Pineda, uno de los vicepresidentes de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), dijo que pronostican que el problema será grave durante 2023 porque el 100 % de los municipios serán afectados por la sequía.

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Tales perspectivas vienen a complicar la precaria situación que ya afrontan los municipios que se encuentran en el llamado corredor seco, una especie de cinturón de territorios que abarca desde la región suroccidental, pasando por la zona centro-sur y se extiende hasta la región suroriental.

Pineda afirma que las condiciones secas representan un daño directo a por lo menos 170.000 familias que se reparten entre 145 municipios, en los que la seguridad alimentaria y la nutrición de los más pequeños puede verse comprometida.

El especialista recomendó a los encargados de tomar decisiones definir una política agraria, la cual pueda ser planificada y se aplique de manera consistente para que responda a las necesidades que las situaciones climáticas y estructurales plantean.

Las autoridades también instan a los agricultores a desistir de las destructivas prácticas de cultivo como la quema de tierras, en vista del elevado riesgo de agravar una situación ya mala de por sí.

Con información de La Prensa

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