Por Gabriela Melara - revistaeyn.com
Tras varias horas de atraso del acto de juramentación del nuevo binomio presidencial, Bernardo Arévalo y Karin Herrera fueron proclamados, en los primeros minutos del 15 de enero de 2024, en el Teatro Nacional de Guatemala, como presidente y vicepresidenta de la República para el periodo 2024-2028, respectivamente.
Arévalo juró ante los asistentes, pasados 20 minutos del día 15 de enero, como lo manda el protocolo, con la mano derecha levantada y la mano izquierda sobre la Constitución de la República. Posteriormente tomó juramento su compañera de mandato.
En sus primeras palabras como presidente juramentado, Arévalo de León agradeció por el apoyo de las misiones internacionales para el mantenimiento del Estado de Derecho.
"Este momento no solo representa un paso personal, sino también un cambio positivo para todos los guatemaltecos", inició su discurso.
Como lo ha dicho en otras ocasiones, asegura que llega con el objetivo de acabar con la corrupción. "No toleraremos la arbitrariedad. No permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen ante la corrupción e impunidad", agregó.
Bernardo Arévalo agradeció a los jóvenes, familias y a los líderes ancestrales por su apoyo para que esta juramentación fuera posible.
En su mensaje, extendió una invitación a los diversos sectores del país para trabajar unidos en la construcción de un futuro próspero y sacar adelante a Guatemala.
"La crisis política de la que estamos emergiendo nos ofrece la oportunidad única de edificar una institucionalidad democrática robusta y saludable, sobre los escombros de este muro de corrupción que empezamos a derribar, uno a uno, ladrillo tras ladrillo", afirmó.
La justicia social y la democracia son pilares fundamentales de su trabajo para los próximos años, indicó.
El acceso a la salud y educación, así como la generación de nuevos empleos y el reforzamiento de la seguridad, serán parte fundamental de su trabajo. El freno de la migración ilegal y la protección del medio ambiente también se incluye en su agenda.
"Nunca más el autoritarismo", dijo el nuevo presidente, al señalar que Guatemala libra una lucha contra "fenómenos autoritarios como la cooptación corrupta de las instituciones".
Antes de la medianoche del 14 de enero, Herrera ingresó acompañada de sus hijos, mientras que Arévalo lo hizo de la mano de su esposa.
Arévalo llega a sustituir a Alejandro Giammattei, quien ha sido vinculado al llamado "pacto de corruptos" y durante cuyo gobierno se exiliaron decenas de fiscales, jueces y periodistas que denunciaron actos de corrupción.
Giammattei, quien no asistió a la toma de posesión, decidió, cerca de las 11:00 p.m. del domingo, entregar los símbolos de la Presidencia al Congreso "para que se me dé por separado del cargo como lo establece la Constitución de la República".
Aunque tendrá al Congreso, la Fiscalía y otras instituciones en contra, el próximo presidente tiene a una población que pide cambios y defiende la democracia.
La Guatemala que Arévalo hereda ocupa el puesto 30 de 180 países en el ranking de corrupción de Transparencia Internacional y con 60% de sus 17,8 millones de habitantes en la pobreza, uno de los índices más altos de América Latina.
El presidente electo sufrió, el mismo día de la transmisión, otro golpe político, debido a que el Congreso - en un principio- redujo el margen de maniobra de sus diputados.
El parlamento saliente decidió desconocer como bancada a los 23 diputados del Movimiento Semilla, de Arévalo, para la nueva legislatura, en virtud de una suspensión judicial de ese partido por supuestas irregularidades en su creación. Sin embargo, por medio de diversos acuerdos, esto fue revocado y se reconoció a Semilla como bancada y se le entregó la presidencia a uno sus miembros: Samuel Pérez, con 92 votos a favor.
Las discusiones en torno a la bancada de Semilla trabaron la instalación del nuevo Congreso (2024-2028), que le debía prestar juramento a Arévalo como presidente.
Este hecho se suma a los vividos por Arévalo y su partido en el camino al nuevo Gobierno, la Fiscalía intentó retirarle la inmunidad de presidente electo, desarticular su partido progresista y anular los comicios, argumentando que hubo anomalías electorales.
La embestida, basada en casos "espurios" según Arévalo, fue condenada por la ONU, la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos, que sancionó a cientos de fiscales, jueces y diputados por "corrupción" y "socavar la democracia".
De hecho, dentro de sus primeras acciones, el ahora presidente dijo que le pedirá la renuncia a la fiscal general Consuelo Porras, a la cabeza de la ofensiva judicial, pero analistas no descartan que la Fiscalía continúe la persecución y solicite al Congreso retirarle la inmunidad de presidente.
"Estará bajo acoso permanente. Su mayor desafío es responder al deseo de la gente: no ser gobernada por el pacto de mafiosos. Tiene que desarticularlo para poder gobernar", dijo a la AFP el analista Manfredo Marroquín.
En la extensa jornada, la Corte Constitucional y el TSE salieron a recordar que "este 14 y 15 de enero, asumen cargos las autoridades elegidas por más de 5.5 millones de guatemaltecos que en las urnas expresaron su voluntad".
Los representantes de las diversas gremiales y cámaras de representantes de la empresa privada de Guatemala llegaron a la toma de posesión y, en declaraciones a la prensa, aseguraron que apoyaran, cuando sea solicitado, al nuevo Gobierno.
Raúl Bouscayrol, presidente de la Cámara de Industria, sostuvo que dará todo el apoyo que el presidente Arévalo. "De nuestra parte vemos con buenos ojos (al gabinete), parece que hay personas con cualidades técnicas. Esperamos que logren sacar el trabajo por cada ministerio... Nosotros, como industriales, daremos todo el apoyo cuando se requiera y buscamos que Guatemala tenga estos cuatro años de desarrollo".
Igualmente, Ignacio Lejarraga, presidente del CACIF, aseguró que Arévalo tiene todo su apoyo para que “todos los guatemaltecos tengan oportunidades y salgan adelante... Las primeras medidas parecen buenas... le deseamos lo mejor”.
Desde que la Fiscalía inició una ofensiva judicial contra Arévalo y al proceso electoral de junio pasado, los pueblos indígenas se convirtieron en el principal respaldo del futuro presidente con protestas masivas y cierres de rutas para "resistir" el llamado "golpe de Estado".
En Guatemala, los pueblos indígenas, principalmente de origen maya, representan el 40 % de los 17,8 millones de habitantes e históricamente han sido excluidos y marginados.
Este domingo, previo a la toma de posesión, ancianas mayas esparcieron incienso mientras varios indígenas danzaron al ritmo de tambores en el centro de la capital de Guatemala. Es la marcha de los pueblos ancestrales esperanzados en un cambio en el país con la llegada al poder este domingo del socialdemócrata Bernardo Arévalo.
El humo del incienso, dicen líderes mayas, purifica el paso de esta caminata de cientos de indígenas que llegaron de varias regiones del país por el traspaso de mando presidencial a Arévalo, quien promete combatir la corrupción e inaugurar una "nueva primavera" en esta nación centroamericana.
¿QUIÉN ES BERNARDO ARÉVALO?
Hijo de Juan José Arévalo (presidente de 1945-1951), impulsor de reformas sociales, nació en Montevideo y vivió de niño en Venezuela, México y Chile, en el exilio de su padre tras el golpe de Estado orquestado por Washington en 1954 contra el progresista Jacobo Árbenz.
La espera fue tan larga que varios de los dignatarios invitados al acto, como el rey Felipe VI de España, incluso partieron de Guatemala sin ver a Arévalo con la banda presidencial.
Con información de AFP / Emisoras Unidas / La Hora Guatemala
