El gigante suramericano esta "danzando" sus peores sambas en los últimos 25 años. Al término del año 2015, el desempeño económico brasilero se manifestó a través de su retroceso del -1% del PIB y lo que se viene para el 2016, es aún más complicado (-3% según el Fondo Monetario Internacional - FMI). De hecho, los expertos del mercado de valores como los mejores economistas adiestrados en Latinoamérica, no auguran ningún tipo de recuperación a corto ni mediano plazo.
La crisis de corrupción en la empresa petrolera Petrobras (quien genera ingresos por encima de US$ 138 Billones, aportando un 13% al PIB de Brasil), ha hundido y arrastrado a miles de empresas que dependen directa o indirectamente de ésta; generando una catástrofe económica "efecto dominó" en toda la industria del oro negro. Y lo peor aún, miles de personas desempleadas (ya se habla de un 8% de desempleo) y desde el punto de vista gubernamental, la falta de recaudación de dinero para las arcas del país, causan un problema fiscal "mais grande do mundo o Latinoamérica", alcanzando unos US$ 30.000 millones.
Por parte de la inflación, no hay previsto control sobre la misma. Tanto en 2015 (10%) y lo proyectado por el FMI para el 2016 (6,8%), ambas superan la meta inflacionaria brasilera (4,5%) de su Banco Cnetral. Y por otro lado, la economía se ve golpeada en un futuro cercano, cuando la Tasa Básica Pasiva (lo que otorgan los bancos por colocaciones a corto plazo) se ubica en un 14,25%; cifra muy alta cuando en comparación con sus pares suramericanos (Menos del 10%- excluyendo a Venezuela).
Los líderes brasileros, encabezados por el dúo dinámico Dilma Rouseff y Lula Da Silva, han sido descubiertos con sus manos manchadas de corrupción y sus ojos ciegos ante toda la situación que está sucediendo, agravando aún más la situación política brasilera.
Dilma si ha sido más humilde al reconocer el gravísimo error de no visualizar prematuramente toda esta catástrofe regional económica. Ha planteado soluciones importantes en las reformas fiscales cariocas para solucionar (o mejor dicho, apaciguar) la problemática. El actual gobierno quiere la optimización de los usos de los recursos del estado brasilero recortando plazas, aumentos salariales, entre otros; pero serán apenas "pañitos calientes" para la gran magnitud del problema.
Por su parte, Lula Da Silva dejó la humildad de un lado, afirmando: "A partir de ahora, si me encarcelan me convierto en héroe; si me matan, me transformo en mártir, y si me dejan suelto, vuelvo a ser presidente [en 2018]". Lo que explícitamente se puede entender que el ex mandatario sabía lo que estaba pasando y mostrando una postura de defensa a su gestión, sin dar "su brazo a torcer".
Pero la samba "não pode ficar" solo en Brasil. Pues el armonioso y pegajoso ritmo tiene aún repercusiones más graves fuera de las fronteras del país que albergó el Mundial de Futbol 2014 (con un montón de problemas sociales) y próximo a realizar los Juegos Olímpicos de Verano, sumergido en problemas estructurales y de organización.
Brasil es la novena economía mundial (33% PIB de América Latina). Es el primer socio comercial de los países del Mercosur (con excepción de Venezuela) y figura entre los cinco primeros socios de la mayoría de las naciones de la región. Si Brasil se hunde, arrastra problemas es otros territorios.
El efecto más visible es la economía Argentina, pues el país de las "praias e futebol" es el primer destino de las exportaciones gauchas (46%). Para el último año, las importaciones de ventas industriales cayeron un -48% y las automotrices un -80%, representando un duro golpe para la economía de Mauricio Macri.
Y el problema se riega como pólvora. Si se derrumba el poder adquisitivo de los "ches", por ende, el ingreso turístico en Uruguay también se ve afectado o para el caso del Perú, vale recordar que más de 200.000 peruanos viven en tierras sureñas enviando remesas a tierras incas. Para los chilenos, la "recessão" hizo retroceder el indicador comercial en un -14,6% mientras que el número global con los argentinos, se ubica en un -14%.
Por otro lado, en un país de "200 millones de jugadores de futbol"; las empresas trasnacionales no pierden el foco de realizar sus negocios y fuertes inversiones en todas las áreas de consumo masivo y de servicios. Por lo tanto, Brasil se convierte en el mercado mundial más importante para este tipo de empresas fuera de los Estados Unidos. Como también, es un jugador importante en el mercado mundial de materias primas. Y para colmo, estas tampoco favorecen al PIB del brasilero, pues mantienen precios a la baja sin muchas granas de poder subir a corto plazo, agravando aún más la situación.
El espacio comercial que está cediendo el país del Cristo de Corcovado por no resolver sus problemas internos será fácilmente sustituido por otros pequeños países que capitalizaran dichas "faltas brasileras" en el mercado mundial. Colombia, Chile, Perú, México serán algunas de las economías que aprovecharan ese faltante para "colarse en la fiesta" y bailar una samba mucho más sabrosa.
El gigante del sur, metafóricamente usando al pasaje bíblico entre David y Goliat, está sufriendo desestabilizaciones importantes y sin ningún tipo de futuro certero para mejorar sus cifras económicas. Cuando Goliat, el gigante filisteo que se burlaba de los israelitas sobre el poderío que este tenía sobre la debilidad de estos últimos; les dijo que trajeran a su mejor guerrero. El Rey Saul le concedió la oportunidad al joven David (quien había ganado frente a un oso y a un león) para pelear frente al enorme contrincante. La historia bíblica ya es conocida por todos, mientras que en esta ocasión, Goliat se resbaló solito bailando una samba que no tenía ritmo, y dejó el camino libre a los "Davids" de la región.
*Analista Económico. Profesor Universitario.
