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Fernando Valerio, el hondureño que enfrentó al covid-19 con Maíz Catracho

Especial Centroamérica Inspira 2020: Destacamos el trabajo de Fernando Valerio. Maíz es el acróstico de cuatro medicamentos que este equipo ha conjugado para luchar contra la pandemia: Microdacyn, Azitromicina, Ivermectina y Zinc.

2021-01-18

Por Daniel Zueras / Ilustraciones: Luis Barahona (Garabatos)

Un grupo de cinco médicos de Cuidados Intensivos hondureños: óscar Díaz, Marcelino Vázquez, Fernando Valerio, Ronald Cardona y Luis Enamorado (fallecido por COVID), a quienes se les unió otro médico hondureño desde Estados Unidos, Miguel Sierra-Hoffman (al que no conocían) comenzaron a experimentar para combatir una pandemia que había puesto en jaque a Honduras.

"Por marzo el Gobierno nos llamó porque los casos subían y no había un hospital Covid, el de San Pedro Sula estaba colapsado ya sin pandemia", recuerda Fernando Valerio, quien ejerce en el hospital Cemesa, de San Pedro Sula.

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Catracho, nada más hondureño, es el acróstico de un ‘cóctel’ de medicinas y técnicas que comenzaron a utilizar este grupo de médicos en la lucha contra la Covid-19, con excelentes resultados: colchicina, antiinflamatorios, tocilizumab, ivermectina, anticoagulantes y la hidroxicloroquina; así como la administración de oxígeno a alto flujo y la pronación (acostar al paciente boca abajo).

En realidad, no hubo grandes cambios en el uso de los medicamentos, tan solo se adelantó su administración.

La hidroxicloroquina ha levantado polémica, pues la OMS suspendió temporalmente los ensayos clínicos, tras un informe que la relacionaba con un mayor riesgo de muerte y enfermedades cardíacas. Honduras continuó adelante con el tratamiento, pues sus resultados han sido positivos, aunque no ha estado exento de controversia.

Maíz es el acróstico de cuatro medicamentos que este equipo ha conjugado para luchar contra la pandemia: Microdacyn, Azitromicina, Ivermectina y Zinc.

Ahora muchos hospitales estadounidenses están utilizando el Math Plus, un protocolo muy similar a Maíz, y estudios en Canadá y Brasil están comprobando que el uso de la colchicina disminuye la mortalidad del virus.

La tasa de letalidad del virus en Honduras al inicio de la pandemia era de las más altas del mundo, con un 17 % de los ingresados en UCI, una cifra que a raíz de la aplicación de Catracho y Maíz consiguieron rebajar al 2,6 %. "Las predicciones que se daban eran apocalípticas.

Se hablaba de alcanzar los 40.000 pacientes ingresados en UCI", cuando la realidad es que apenas había un pequeño puñado de camas disponibles en Cuidados Intensivos.

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Comenzaron a ver que, si administraban los medicamentos de manera temprana, había más posibilidad de bajar la cantidad de enfermos. "Se propuso una estrategia única creo que a nivel mundial, un poco atrevida.

Pero sabíamos que los esteroides salvaban vidas. La semana que dimos colchicina empezamos a dar un montón de altas. Idealmente se necesitaba un estudio, pero al ver que dábamos altas, algo estábamos haciendo bien. Si nos quedamos esperando debajo del arco los 19 intensivistas, nos golean. Teníamos que ir a hacer medicina de guerrillas, ir a buscar a los enfermos a sus casas". La idea era que no tuvieran que llegar al hospital, sino salir a buscar a los enfermos, y darles ahí los tratamientos. Se calcula que consiguieron salvar alrededor de 4.500 vidas, de marzo a octubre de 2020.

En abril el grupo propuso Catracho al Gobierno, cuando apenas había evidencias del uso de estos medicamentos, por lo que surgieron las críticas. Y en mayo lanzaron la propuesta de Maíz.

"Hemos usado los tratamientos según nuestra experiencia clínica en primera línea de batalla", cuenta Valerio.

El tiempo ha terminado dándoles la razón de salir al contraataque, en lugar de esperar debajo del arco.

Un tratamiento de clase mundial

Catracho fue elegido entre más de 30.000 ensayos a nivel mundial para presentarlo en un congreso en Suiza, realizado en septiembre, y organizado por la Asociación Mundial de Infectología y Microbiología, y la Asociación Europea de Infectología, ECCMID.

El intensivista cree que el Gobierno, al ver el éxito de Maíz, dejó de lado el abastecimiento de los hospitales, así como la necesaria creación de nuevas camas. "Los hospitales, todos esos espacios, no se han creado al ritmo que debería, no ha habido una respuesta oportuna".

¿Qué le inspira de los centroamericanos?

Creo que yo hice mi carrera en México, pero mi internado en Costa Rica. Lo que me gusta del centroamericano y de la mayoria de Centroamérica es que somos serviciales, aguerridos, hacemos frente a la adversidad. La pandemia no ha sido la excepción. Hay grandes esfuerzos en El Salvador, nuevos hospitales de forma expedita, en Honduras hay un ejército de enfermeras y médicos. Tras ver el liderazgo que en cierto momento tuvimos se armó de valor todo el gremio médico. Creo que fue transmitido a otros países de Centroamérica.

Hay un estudio de una brasileña que se presentó en este Congreso, que se pone en tonos grises los países con mas muertos, y en blacos los de menos. En mayo junio en 2020, los cinco países de Centroamérica, son de los que menos muertos hay en el mundo por paciente infectado. Algo tienen que ver esa garra de los centroamericanos.

¿Y qué considera que puede usted inspirar a los centroamericanos?

Por un lado, el sentido de servicio. Esto es una guerra, es un deber como médico buscar soluciones y no solo esperar que aparezcan los artículos, especialmente en sistemas de salud colapsados por la corrupción. Hay que incentivar también a nuevas generaciones que con conocimientos adquiridos se pueda inspirar para que tratamientos, para que el sistemas de salud mejore, y ser parte de la solución y no del problema, no solo criticar'.

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