Tecnología & Cultura Digital

Nintendo Labo, o cómo atraer a la generación Z

La más reciente innovación de Nintendo ha despertado críticas por su aparente sencillez, pero es una gran estrategia para atraer una nueva audiencia.

2018-01-29

Por Expansión

El próximo 20 de abril, iniciará la venta de Nintendo Labo, una de las innovaciones más esperadas, pero también criticadas, de la firma japonesa de videojuegos.

El ‘laboratorio’ de Nintendo consta de dos kits llenos de planas de cartón, instrucciones y un software para echarlos a andar con ayuda de la consola Switch, lanzada en marzo de 2017. Con los kits se pueden armar objetos como una caña de pescar, un piano, un carro y una mochila que permite controlar a un robot.
El tagline: Make. Play. Discover, deja claro el tipo de público al que se dirigen: uno creativo, imaginativo, con deseo de marcar su propio camino. ¿A qué generación recuerda esta descripción? Los nacidos después del año 2000, conocidos como Generación Z o la última generación.

Estos adolescentes y niños, nacidos en un mundo totalmente digitalizado (contrario a los millennials, quienes vivieron en la infancia la transición a un mundo interconectado), buscan conocer los productos más a fondo, tienen mente de creadores. "Labo es diferente a cualquier cosa que hayamos hecho antes", dijo Reggie Fils-Aimé, presidente de Nintendo América en reunión con prensa. "Este es un producto para niños, y los niños de corazón. Eventualmente queremos hacer productos para un espectro de edad más amplio".

Foto: Estrategia y Negocios

MáS QUE CARTóN

Una de las críticas más fuertes a Labo es que Nintendo está vendiendo solo cartón. Incluso, ha habido ya usuarios de redes sociales que crearon sus propios inventos que usan el Nintendo Switch. Sin embargo, Nintendo Labo ofrece, más que cartón, software, que permite hacer uso de los múltiples juegos incluidos en los kits, y provee de las instrucciones. Pero no solo eso, el software permite que los niños aprendan cuestiones básicas de matemáticas, física, e ingeniería. "No es una herramienta de aprendizaje, pero definitivamente es un punto de partida para impulsar la curiosidad de los pequeños", dijo Fils-Aimé.

12 ejemplares al año por $75

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