Centroamérica & Mundo

Lecciones de heterogeneidad y el efecto Pearl Jam

Ser heterogéneo nunca ha sido mejor visto -y valorado- porque es de cajón pensar que para ser diferente no se puede ser igual.

2019-01-17

Por óscar Morillo Rojas*

Valentía

Nos pregonan de todos lados que seamos diferentes. Que para ser distintos debemos ser iguales porque tenemos que seguir los patrones de éxito de otros, cocinar recetas ya hechas. Crecí en los 90s de la era grunge y tanto yo como todos los de esa época ya éramos conscientes de ese principio de unicidad, fue una época musical y generacionalmente contestataria y poco conforme y además las guitarras sonaban a guitarras de verdad y las letras eran genuinas, relataban pasajes de nuestra vida e incluso eran vectoriales porque tenían dirección, longitud y sentido -sobre todo viendo lo que hay hoy-.

Rememoro la época que me formó como persona y modeló mis gustos musicales y mi actitud ante la vida para trazar una línea imaginaria entre eso que antes sabíamos (que la clave estaba en ser originales) y en lo que ahora nos machacan desde el colegio pasando vía satélite por la universidad hasta llegar en vivo y directo a nuestro puesto de trabajo en cualquier organización: que ser únicos e innovadores es la clave para, por ejemplo, conseguir la escurridiza propuesta de valor que lleve al éxito, para el diseño de la estrategia global, para el culmen del UX… pero que para serlo debemos ser como algún otro L que haya andado una senda parecida. Un oxímoron filosófico, repetitivo y cansino. Romper esa barrera requiere precisamente valentía, y eso no se enseña en ningún lado.

Desde Seattle con amor actitud

El grunge puede ser considerado algo completamente disruptivo y avanzadísimo para su época. Wikipedia sitúa la música de este movimiento dentro del punk, el hardcore punk, el noise rock, el heavy metal y con estructuras cercanas al rock clásico y en su acta de nacimiento figura Seattle como lugar de alumbramiento. El 21 de septiembre de 1991 un grupo con un guitarrista zurdo, rubio y tímido con una guitarra Fender Mustang el hombro y llena de distorsiones pegó el primer martillazo generacional que rompió -o intentó hacerlo- con todo lo que había. Nirvana vía Kurt Cobain y su disco Nevermind fue la bomba térmica lanzada ese día y Smell like teen spirit el detonador. Detrás de ellos los otros arquitectos, tan eclécticos como reconocibles y tótems en si mismos de todo un movimiento: Soundgarden y su música pesada y síncopa; la densidad sonora de Alice in Chains, y el espíritu libertario de Pearl Jam (mis preferidos sin duda alguna). Habían más pero estos eran las cabezas visibles. De estos últimos les quiero contar algo que no he visto en ninguna otra banda o artista hasta el día de hoy y que le da razón a esta columna.

El efecto Pearl Jam

Desde el lanzamiento del iPod y del iTunes, la industria de la música no volvió a ser la misma. En Apple, conscientes o no, habían dado con un modelo de negocios que aplastó con el tiránico pulso de las disqueras de siempre (de la estirpe de los dinosaurios de los que ya hablé en una de mis columnas) y que no ha hecho sino (r)evolucionar constantemente desde el ya lejano martes 23 de octubre del 2001 que se presentó el iPod en que ya nada fue igual hasta el día de hoy de la mano de las RRSS (con ese marketing viral que encumbra artistas de un día para otro); servicios en streaming; la formula featuring para unir dos o mas artistas en una misma canción; y el lanzamiento de singles tras singles y no discos (o como se llamen ahora) hasta estar seguro de tener un buen material en un ejercicio de pretotipado perfecto.

Esta situación terminó por llevar a los artistas de gira para poder promocionar y vender discos y canciones y no al revés. Del mismo modo que surgieron otros que a las posibilidades de todas las herramientas digitales de generación y producción musical de fácil acceso lograron desde su habitación hacer música y subirla a canales como YouTube o SoundCloud (en su momento eran tipo MySpace) donde esperan ser descubiertos o desde allí ejercen su dominio digital y multiplicador. Este dinamismo trajo consigo inclusive el hecho de marginar casi por completo a su propio agitador, como si el sector de la música fuera un Saturno que se devora a sus propios hijos: el mismísimo iPod ya es casi cosa del pasado, pero así es la evolución ¿no?

¿Qué tiene que ver un grupo de grunge noventero en todo esto? Mucho. Dentro de ese nuevo ecosistema, que estaba antes del 2001 infestado de piratería este grupo consiguió un nicho por valentía y originalidad aunque lo de ellos sea escribir canciones que se hacen himnos en los conciertos y no generar Business Model Canvas ni Strategic design. Un grupo de rock en cualquiera de sus variantes lo que quiere es carretera y tocar en directo lo más alto y con el mayor distortion posible en las guitarras para dislocar los cuellos de los asistentes que van hacia delante y hacia atrás rítmicamente en dos horas de puro rock sin cuarteles ni concesiones. Y claramente Pearl Jam no es la excepción.

En este contexto, ellos dieron con una formula tremenda, mezclando una vez mas las cosas, como en sus inicios para hacer algo completamente único: siendo unos animales de conciertos, nunca repiten las canciones ni el orden, no importa si tocan 7 veces seguidas… jamás repiten. Nosotros los fanáticos -la piedra angular de la lógica de este side business- nos desvivimos por el detalle de la banda de querer hacernos sentir únicos y brindarnos un concierto como ningún otro variando siempre su setlist. Por ejemplo, una de mis canciones predilectas se llama Rats del disco Vs y en los cuatro conciertos que he ido jamás la han tocado.

Conscientes de ello mercadean la experiencia nada más salir del concierto e ingresando en el site de la banda donde se puede comprar por un precio realmente módico la grabación en altísima fidelidad del concierto donde nosotros fuimos y nos desgañitamos… o cualquiera que queramos o que tenga, como en mi caso, por ejemplo la canción Rats en directo o la versión que hacen de Another brick on the wall de Pink Floyd o el estreno de algún tema en especifico de una gira determinada o en una ciudad especifica.

Un fan que se respeta no solo quiere ir al concierto y guardarlo en sus recuerdos, lo quiere también el memoria de su teléfono móvil o en su computadora, mas aun sabiéndolo único. The Pearl Jam Bootlegs series es el lugar que le da sentido a su pensamiento libertario grunge y que crece conforme se realizan conciertos, estando disponibles todos desde el 2000 a la fecha y se han vendido mas o menos 3,5 millones de copias en formatos que van desde el CD (hay algunas ediciones inclusive en los nostálgicos y fieles vinilos) hasta ALAC-HD, MP3 y FLAC. Eso es ser originales (cada concierto un setlist diferente) y valientes (con eso eliminan a la piratería y controlan su propia música lejos de los dinosaurios dictadores). Eso es el espíritu de los 90s donde crecí y crecimos mucho de los que me leen y que deben estar asintiendo en este momento lo que les quiero decir.

Me cuesta mucho encontrar, sin animo de discordia en lo mas mínimo, cual música de toda la que se produce a día de hoy -tan pareja e igual, tan densamente monótona- pueda generar alguna diferencia y desligarse para brillar de las demás por distinta y valiente en su propuesta y en su sentido.

¿Sabe lo que es gegenpressing? ¿Sabe por qué Lima es el destino culinario del año? ¿Aun no ha oído a Rosalía?

Los equipos de Klopp solo saben jugar de una manera, a toda pastilla y sin riendas. Dejo claro esto: No existe en mi cabeza ni en mi corazón otro equipo que no sea el Real Madrid si hablamos de futbol. Nunca. Pero si hubiera un universo paralelo quizá seria del Liverpool de Klopp. O en realidad seria de los equipos de Klopp.

El gegenpressing másque un esquema de juegoes una visión extrapolable a todo que me admira por su planteamiento: presiona con todos los que puede de manera inteligente y ordenada y midiendo sus recursos, detectando donde y cuando pegar y cuando roba el balón o lo gana por derecho propio solo tiene una cosa en la mente: el arco rival, y por allí todos entran.

No es una invasión vikinga, es mas bien el planteamiento de las Termopilas. Un futbol-vértigo, abrasivo y rockero, a todo volumen. Es una delicia verlo y un triatlón jugar los partidos del Liverpool. El barroco y cuasi-perfecto Guardiola no le ha encontrado la vuelta aún. Con eso se pueden imaginar que puede ser.

Klopp que vive, ríe y respira trasgresión tiene 50 años.

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La cocina peruana con epicentro en Lima es quizá en esencia la más mestiza de todas las cocinas de alto vuelo en el mundo. No hay un chef con notoriedad que no haya ido al Mistura, la feria de comida peruana por ejemplo. No hay ceviche en el mundo que no sea comparado con el peruano ni cruce imposible que los intrépidos cocineros de allí no se atrevan a mezclar. Daré solo dos ejemplos: La comida chifa es el cruce laborioso del Perú y China y su historia; en la comida nikkei encontramos el más perfecto, pulido y obsesivo acabado japonés en constante resistencia y armonía con el travieso Perú de las mezclas del océano, la cordillera y la selva en un plato. Ferrán Adrià, el mago de la cocina moderna y el chef y mentor más influyente del mundo cayó rendido a los fogones de estas cocinas (no es solo una pero si tiene una misma bandera) y así como él, cualquiera que entienda de cocina y que le guste comer verá una sola cosa: la clave para ser quizá hoy la mejor de las cocinas a disfrutar del mundo es la fusión de todo, lo que vendría a equivaler a heterogeneidad y valentía de respetar lo que son -que son de muchos lados- como lo dice Jorge Drexler en su magnifico TED sobre la diversidad e interconexiones de los mundos.

La cocina peruana lleva más de 100 años cocinándose a fuego lento para deleitarnos a todos a golpe de creatividad y sabor de su tierra (y mar).

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Rosalía Vila Tobella, Rosalía sin más, tuvo la osadía de ser original, y vuelvo a la música, su placa es el más adulto de los discos conceptuales de este año, y en lo personal de muchos años que yo haya oído, y no lo digo yo que no soy nadie en esto, los dicen los Grammy y lo dicen cuanta lista de compilación de discos del año se precie, y críticos especializados… en realidad lo dice todo el mundo. Es de un flamenco jondo, de raíz y aun así respetuosopero disruptivo y por ello, como todo en la vida, motivo para desquiciar a los puristas. Flamenco con subgéneros urbanos muy finamente introducidos y sin ningún atisbo de miedo y flamenco sin guitarras y mucho sampleo de palmas -como el flamenco primigenio-. Cuando deje de leer esto búsquela y óigala, aun si es una persona no iniciada en el flamenco, dese la oportunidad de oír algo francamente bueno.

Rosalía no es gitana, es catalana, pero entiende como nadie los palos flamencos. Tiene 25 años.

Todo junto

Pearl Jam introdujo una nueva ecuación a considerar para generar innovación y sustentabilidad de una propuesta de valor, la llenó de valentía (la que no se enseña) desafiando a un sector que se mantenía igual desde más o menos el cretácico inferior; y originalidad (la que se busca) para dar lo que realmente queremos sus fans que crecen en el tiempo y traspasan generaciones (sus canciones no tienen, como todos los clásicos, fecha de caducidad y suenan igual de bien desde el año 1992). Quizá ellos crearon el Lean UX musical sin saberlo.

Klopp va primero en la Premier League (al momento de escribir esto), acaba de echar a Morinho del Manchester United después de ganarle 3 a 1 y jugar a su manera, bebiendo de todos lados para configurar su gegenpressing a la british.

Rosalía no creo que haya estudiado estrategias comerciales, pero aun así le pegó de pleno a su disco-concepto por osado, valiente y original. ¿No es eso lo que nos dicen que debemos ser para ser diferente? Fue genuina y fue diversa a la vez.

Por todo lo anterior, ser heterogéneo nunca ha sido mejor visto -y valorado- porque es de cajón pensar que para ser diferente no se puede ser igual. La cocina peruana se esta convirtiendo en una razón intangible y casi patrimonio de turismo y atracción de personas y un factor de economía domestica para el Perú por su sorprendente mestizaje. Todo por una cocina abierta a los cambios, entusiasta y única en su diversidad. Como Klopp, como Rosalía y como Peal Jam, que no nos dicen cómo hacer las cosas sino que nos invitan a inventar y pensar a lo grunge qué poder hacer desde nosotros mismos.

Siempre es un placer enorme escribirles. Feliz 2019.

* El autor es consultor y conferencista internacional. Director de RedDart boutique consulting. Especialista en generar valor en las empresas a través de la gestión de innovación, planteamiento estratégico, diseño de modelos de negocios y cambio evolutivo. Ingeniero mecánico con maestrías de administración de negocios (MBA) y gestión de proyectos (MPM); y con Robótica y Automática Industrial a nivel de doctorado.

Está casado con una chapina y tiene un hijo chileno.

Pueden comunicarse con Oscar para comentar esta o cualquiera de sus columnas a su correo electrónico oscarrojasmorillo@gmail.com

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