Al menos 70.000 jóvenes estarán en Honduras bajo el acecho de la reforma al artículo 332 del Código Penal, más conocida como "ley antimaras".
Esto significaría que cerca del 0,82% de la población hondureña forma parte de alguna mara o pandilla.
La cifra estimada de personas que integran pandillas fue dada a conocer por el reverendo Mario Fumero y la detalla en el libro "Un análisis del Proyecto Victoria sobre la realidad nacional de Honduras", presentado en febrero pasado.
En los estudios realizados por el Proyecto Victoria y otras organizaciones, se establece que el 35% de los integrantes de pandillas son menores de 18 años.
"Puede haber un criminal de 25 años que esté actuando con una mente de 13 años, pero puede haber un cipote de 15 años que esté actuando con una mente criminal de 25 a 30 años", afirmó anteriormente el representante del Proyecto Victoria al referirse a la edad punible.
Otro informe denominado "Situación de maras y pandillas en Honduras" que fue divulgado por el Programa Nacional de Prevención, Rehabilitación y Reinserción Social (PNPRRS) con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), estableció con cifras de 2012 que alrededor de 4.700 niñas, niños y jóvenes pertenecían a alguna mara o pandilla en Honduras.
Origen de las maras
La exclusión social y la falta de oportunidades eran algunos de los factores que los impulsaron a ingresar en estos grupos, que también logran un impacto negativo en la educación al provocar la deserción de estudiantes de las escuelas mediante extorsiones y amenazas.
Informes de la Secretaría de Seguridad, a través de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), establecen que las maras en Honduras se han debilitado.
La FNA estima que la Mara Salvatrucha que opera en Tegucigalpa, a raíz de las acciones policiales que se han desarrollado en los últimos meses, ha sido debilitada en un 30%. Mientras que la Mara 18 ha sido afectada en un 50%.
