Claves del día

Crece la frustración de EE.UU. por una China que no respeta sus reglas

EE.UU. acusó a China de espionaje sobre sus empresas. A su vez, Pekín acusó a Washington de hipocresía, después de que el exconsultor de la NSA Edward Snowden revelara cómo EE.UU. espía al mundo entero, incluida China.

2014-05-21

Por: AFP

La ofensiva desarrollada por EEUU contra China, a la que acusa de espionaje industrial, evidencia la creciente frustración del Gobierno de Barack Obama, que se empeña en convencer a Pekín de respetar las reglas internacionales, dictadas por la propia potencia norteamericana.

La Justicia estadounidense acusó el lunes a cinco oficiales del Ejército chino de 'piratería informática' y 'espionaje económico', una medida inédita que refleja la preocupación de Washington por el alcance del espionaje electrónico teleguiado desde Pekín.

China reaccionó de inmediato ante las 'absurdas' acusaciones estadounidenses, que 'ponen en peligro la cooperación y la confianza mutua' entre ambas potencias.

El presidente, Barack Obama, y sus predecesores repitieron durante largo tiempo que se congratulaban por el ascenso de China, mientras insistían en la necesidad de que Pekín respete las 'reglas del juego' y asuma su parte de responsabilidad en la gestión de los grandes asuntos mundiales.

'Creo que, en estos seis años, la administración Obama se ha visto frustrada por el hecho de que los chinos no jugaron el papel que ésta pretendía', señala Adam Segal, del centro de reflexión Council on Foreign Relations.

'Los chinos dicen básicamente: nosotros no hemos redactado ninguna de estas reglas y no estamos necesariamente de acuerdo con ellas, por lo cual no esperen de nosotros que las respetemos', consideró.

Pekín acusó a su vez a Washington de hipocresía, después de que el exconsultor de la NSA Edward Snowden revelara cómo EEUU espía al mundo entero, incluida China. EEUU replicó afirmando que respetaba las reglas del juego y que sus actividades de inteligencia apuntaban únicamente a defender la seguridad nacional y no a obtener beneficios comerciales.

Aunque los altos funcionarios estadounidenses aseguraron que las acusaciones contra los militares chinos estaban hace tiempo en preparación, éstas se producen en momentos en que China reedita unitaleralmente una serie de disputas territoriales con Japón, Filipinas y Vietnam, desoyendo los reiterados llamamientos de Washington a que se atenga a las leyes internacionales.

Pekín estima, a su vez, que goza de una soberanía inalienable sobre la casi totalidad del mar de China meridional.

Perder la línea

Douglas Paal, del Carnegie Endowment for International Peace, piensa que Washington deberá esforzarse mucho para intentar contener a China.

A su juicio, hasta ahora, los estadounidenses habían dicho a los chinos: 'cambiaremos las reglas a vuestro favor -por ejemplo, en el Fondo Monetario Internacional, aumentando vuestros derechos de voto-, pero deberán respetarlas y no intentar reescribir las leyes marítimas' internacionales.

Otro tema de fricción entre las dos mayores economías del planeta es el de la energía solar, un dominio en el que se acusan mutuamente de prácticas comerciales desleales. Douglas Paal se pregunta si, finalmente, la opción del enfrentamiento elegida por Washington era la más apta en el caso chino.

El analista observa que el gobierno de Obama comienza a parecerse al de los neoconservadores de la época de George W. Bush, que se exhibían 'buscando la confrontación' con Pekín, lo que alimentaba el sentimiento antiestadounidense en la juventud china.

'La mejor respuesta' de EEUU -sugiere- 'probablemente no debería haber sido hecha en público y habría consistido en lanzar una suerte de ciberataques a los bienes chinos, dejándoles un mensaje: '¿Quieren más aún? Bueno, sigan actuando como hasta ahora''.

Robert Daly, director del Instituto Kissinger en el Woodrow Wilson International Center for Scholars, considera que la táctica de señalar con el dedo a los oficiales chinos puede volverse contra los propios EEUU, al dejar a los asiáticos en evidencia, minando la cooperación militar entre ambas potencias en el Pacífico.

'China teme más que EEUU perder la línea y peleará por conservarla. Proceder a consultas bilaterales y multilaterales tendría mejores resultados', opinó.

James Lewis, del Center for Strategic and International Studies, recordó, sin embargo, que durante estos cuatro años de discusiones en privado, Pekín jamás se ha mostrado cooperativo en materia de piratería informática. 'Ahora, los chinos saben que se trata de un problema serio en las relaciones bilaterales que ya no podrán ignorar', concluyó.

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