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Costa Rica encara la segunda ronda electoral presidencial con candidatos que no son populares

Los candidatos presidenciales Rodrigo Chaves y José María Figueres no cuentan con un respaldo contundente en la intención de voto de los costarricenses

2022-04-01

Por France 24

Los costarricenses eligen a su próximo presidente este domingo 3 de abril, en segunda vuelta electoral, y en medio de la incertidumbre: ninguno de los candidatos tiene un respaldo contundente.

Los ciudadanos optarán entre el economista Rodrigo Chaves, que ofrece un “cambio” en la élite política, y el expresidente José María Figueres, un centrista que apela a su experiencia para gobernar el país.

Gane quien gane en las elecciones presidenciales en Costa Rica este domingo 3 de abril llegará al Ejecutivo sin un alto respaldo ciudadano. Habrá que esperar cómo se tornará su favorabilidad en medio del mandato.

Los ciudadanos eligen en segunda vuelta entre el economista Rodrigo Chaves, del movimiento Progreso Social Democrático, y el expresidente del país José María Figueres, del Partido de Liberación Nacional (PLN), tras la primera ronda electoral del pasado 6 de febrero.

Según la más reciente encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, el 73% de los entrevistados no se identifica con ninguno de los dos candidatos.

Los costarricenses se muestran inconformes con las opciones y señalan escasas propuestas sobre los principales desafíos que afronta el país como la reactivación económica tras la pandemia del Covid-19 y el intento por acabar la desigualdad social, por lo que la incertidumbre se abre paso de cara al balotaje.

En medio de la apatía por las alternativas presidenciales, los analistas destacan que los votantes se debaten entre un exmandatario que promete continuidad y un economista considerado conflictivo, que podría empujar al país por un camino antisistema.

Chaves, el controvertido economista que ofrece un viraje

Rodrigo Chaves es un exfuncionario del Banco Mundial que ha tomado protagonismo en la escena política pese a su escasa experiencia en ese ámbito y a presentarse con un partido casi desconocido.

En 2020 regresó a su país después de tres décadas en el extranjero para convertirse en el ministro de Hacienda del presidente saliente Carlos Alvarado.

El candidato de 60 años habla de sacudir las filas de la élite política que ha gobernado Costa Rica durante las últimas cuatro décadas, aunque no ha planteado planes para implementar cambios radicales.

El economista, con un PhD de la Universidad de Ohio, construyó su campaña presidencial en torno a la limpieza de la corrupción, con la ayuda de su recién creado Partido del Progreso Socialdemócrata (PPSD), del que destaca no está manchado por escándalos pasados.

Chaves, que resalta provenir de una familia de ocho hijos, ha prometido bajar el costo de vida y reducir los privilegios de la clase política. Además, ha aprovechado sus años de experiencia en el Banco Mundial para presentarse como un líder provechoso para la economía de la nación.

Pero, el aspirante presidencial también ha recibido fuertes críticas por comportamientos con los que ha sacudido la contienda en uno de los países políticamente más estables de América Latina.

Tras quedar en segundo lugar en la primera vuelta, ha adoptado un enfoque de confrontación con los medios de comunicación al calificar a la prensa crítica como “sinvergüenzas”. Asimismo, ha prometido usar referendos y decretos para eludir a la oposición en la Asamblea Legislativa, donde su partido tendrá solo 10 de 57 escaños.

Chaves ha hecho comparaciones con otros líderes antisistema como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el brasileño, Jair Bolsonaro, y el salvadoreño Nayib Bukele.

De hecho, el candidato del movimiento progresista se ha postulado con un lema similar al de Trump: “Hagamos de Costa Rica el país más feliz del mundo de nuevo.

El aspirante por el PPSD también ha recibido acusaciones por presunto acoso sexual durante su mandato en el Banco Mundial, del que renunció en 2019. El político rechaza los señalamientos.

Sus críticos destacan que una victoria de Rodrigo Chaves podría marcar el fin de décadas de relativa moderación en la política costarricense, justo cuando el país ha pedido apoyo al Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer frente al aumento de la deuda.

Ante las críticas de que ha mostrado tendencias autoritarias y utilizado financiamiento electoral irregular, Chaves respondió que es perseguido por grupos poderosos. “Dicen que soy muy arrogante y muy dictatorial, pero creo que lo digo como es y a la gente no le gusta”, enfatizó.

Figueres, el expresidente que apela a la experiencia

José María Figueres, de 67 años, es un ingeniero industrial formado en la Academia Militar de West Point, Estados Unidos, que fue presidente del país entre 1994 y 1998.

Para aspirar a un posible nuevo periodo en el Ejecutivo, se presenta como modelo de experiencia y heredero modernizador del legado de su padre, José Figueres, pilar de la política costarricense en la segunda mitad del siglo XX.

Este candidato, considerado centrista, ha hecho campaña con el lema “Volvamos a tener un presidente”.

Figueres prometió utilizar sus contactos internacionales para impulsar el crecimiento económico posterior a la pandemia e impulsar las denominadas industrias verdes en Costa Rica, un país conocido por sus políticas a favor del medio ambiente.

El exmandatario fue director ejecutivo del Foro Económico Mundial hasta 2004, cuando renunció en medio de acusaciones en su nación de que había influido en contratos estatales con la empresa de telecomunicaciones Alcatel, un caso que nunca llegó a los tribunales.

A la fecha, ni Chaves ni Figueres son especialmente populares por lo que la balanza podría cambiar.

“Ambos solo ventilan los trapos sucios del otro y no los escuchas proponiendo cosas serias (...) Iba a votar por Chaves, pero creo que es muy arrogante”, dijo Yorleny Chacón, una trabajadora bancaria, en San José.

El hecho de que ningún partido tenga una mayoría significa en el Legislativo hace probable que el próximo presidente enfrente una ardua tarea para gobernar y sacar adelante las reformas negociadas con el FMI para acceder a un paquete financiero de US$1.780 millones.

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