Claves del día

Cómo el túnel de El Chapo puede enterrar al rival que lo encarceló

La fuga del líder del Cártel de Sinaloa es un cambio impresionante en la lucha de poder entre dos hombres en México.

2015-07-18

Por The Washington Post

Su espesa cabellera oscura fue alisada. Su figura esbelta, enfundada en un elegante traje y corbata. El hermoso rostro que se ganó a los mexicanos -38% de ellos, por lo menos- 18 meses atrás, brillaba en el centro de la cámara de televisión, justo entre una bandera tricolor y un libro titulado simplemente: México. Por cómo Peña Nieto respondió a las preguntas al aire, sin embargo, pronto quedó claro que el joven y desenfadado presidente de México no sólo se veía bien. También se sentía bien.

¿Y por qué no? él sólo había atrapado al criminal más buscado del mundo.

Sin embargo, el periodista León Krauze no lo veía tan fácil. Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, estaba tras las rejas, pero ya antes había escapado.

-Para casi 70% de los mexicanos existe la posibilidad de que Joaquín Guzmán vuelva a escapar -dijo Krauze-. ¿Promete que eso no va a pasar?

-Eso sería más que lamentable. Sería verdaderamente imperdonable -dijo Peña Nieto con severidad, cortando el aire delante de él para dar énfasis-. El gobierno tomará las medidas para asegurar que lo que pasó hace años no se repita.

Eso fue en febrero del 2014, pocas horas después de que El Chapo fue aprehendido en un condominio frente al mar. Avancemos ahora hasta el domingo 12 de julio del 2015, cuando los guardias de la prisión de máxima seguridad del Altiplano abrieron la celda de Guzmán y encontraron que el líder del Cártel de Sinaloa se había ido.

Durante más de un año, los secuaces de El Chapo habían construido laboriosamente la salida de su líder de la cárcel. Tallaron un túnel sofisticado, con luces, ventilación y una motocicleta. La ruta de escape se extendía por más de un kilómetro, de la ducha de Guzmán a una casa cercana situada entre campos de maíz. Y a partir de ahí, a la libertad.

Ya sea que los secuaces lo supieran o no, con cada palada de tierra, no sólo estaban liberando a su jefe. También estaban enterrando al presidente.
La promesa de Peña Nieto para mantener a El Chapo bajo llave vuelve ahora para perseguirlo. Lo que fue el mejor momento de su carrera política ahora podría terminar socavando toda su Presidencia. El arresto que prestó seriedad al líder infantilmente guapo ahora amenaza con hacer que se vea inmaduro.

La fuga de El Chapo es un cambio impresionante en la lucha de poder entre los dos hombres, que pueden parecen ser polos opuestos, pero comparten en sus perfiles biográficos una ambición insaciable. Para un hombre, el túnel sería un camino a la libertad. Para el otro, una posible tumba política.

El rostro modernizador

A pesar de meteduras de pata durante su campaña, incluyendo una entrevista en la que no podía nombrar tres libros que le habían influido, Peña Nieto superó todos los obstáculos y conquistó la Presidencia de México en el 2012. Vendiéndose a sí mismo como el rostro de un PRI modernizado, trató de restar importancia a la guerra contra las drogas y concentrarse en las reformas estructurales (energía, telecomunicaciones, fiscal).

"él no quería que la seguridad fuera el tema principal de su administración, como la guerra contra el narco fue para Felipe Calderón", dijo Jeremy McDermott, cofundador de InSight Crime, una fundación dedicada a estudiar la delincuencia organizada en América, refiriéndose al presidente de México del 2006 al 2012.

Desafiando el temor de que su administración sería más complaciente hacia el crimen organizado -como el PRI había sido en décadas pasadas-, el gobierno de Peña Nieto se mostró hábil para capturar o matar a líderes de los cárteles.

"Ha tenido éxito al continuar la política de decapitación de Calderón", dijo McDermott a The Washington Post.

Ninguno de estos éxitos, sin embargo, preparó al país para el anuncio de Peña Nieto el 22 de febrero del 2014, cuando infantes de la Marina capturaron a El Chapo sin enfrentamientos.

Para el joven presidente, fue el pico de su popularidad. Para México, era casi un momento del tipo "Osama Bin Laden está muerto": un momento en el que los mexicanos se atrevieron a soñar con un país sin cárteles.

Foto: Estrategia y Negocios



Hoy se enfrentan a una promesa rota, una vergüenza nacional y una Presidencia tambaleante.

Cuando la noticia de la fuga "imperdonable" se dio a conocer el domingo, los críticos no tardaron en amontonar un desprecio implacable hacia Peña Nieto.

"La fuga de El Chapo, la mayor vergüenza para Peña Nieto", decía el titular de un periódico mexicano. "La fuga de El Chapo humilla al presidente: el Estado se ve putrefacto", escribió The Guardian.

Para muchos, el problema va más allá de la promesa rota del presidente sobre la que enfocó su administración. "Las acusaciones de ineptitud, que realmente lo afectan, socavan su narrativa", dijo el experto en seguridad Alejandro Hope al New York Times. "Un subtexto de esto es que la delincuencia y la violencia fueron el resultado de la ineptitud de los gobiernos anteriores.

"Ahora que los chicos inteligentes estaban a cargo, las cosas no volverían a suceder", dijo. "Vaya".

Muchas de las críticas provienen de la decisión de Peña Nieto de no extraditar a El Chapo a Estados Unidos, una medida que los estadounidenses habían apoyado desde que proporcionaron ayuda para la detención del capo.

Muchos mexicanos respondieron a la noticia mediante la circulación de memes de Internet que retratan a Peña Nieto y su administración como idiotas y torpes.

Pero como McDermott de InSight Crime dijo, el escape de la cárcel es sólo el último de una serie de problemas de alto perfil para Peña Nieto."Ha tenido algunos reveses muy graves", dijo. "El asesinato de 43 estudiantes. Acusaciones de abusos a los derechos humanos por parte de militares. Y ahora la fuga de El Chapo. Se añade a la lista el escándalo político en el que la primera dama compró una lujosa casa a crédito a un desarrollador que recibió contratos gubernamentales lucrativos".

La matanza de estudiantes en Iguala -presuntamente por narcos en connivencia con políticos locales corruptos- agitó la ira generalizada y Peña Nieto fue criticado por actuar con demasiada lentitud y de manera desapasionada.

El domingo 12 de julio se enfrentó a algunas de las mismas acusaciones, después de negarse a interrumpir un viaje a Francia para volver a México y liderar la caza de Guzmán.

Esta serie de reveses amenaza con estropear la segunda mitad del periodo presidencial. La fuga podría conducir a más derramamiento de sangre.

"Si El Chapo decide volver a tomar el mando -y empuja al Cártel de Sinaloa de nuevo al Noreste del país, donde Los Zetas siguen controlando el territorio- probablemente veremos más violencia del tipo que vimos cuando El Chapo y el Cártel de Sinaloa tenían dominación nacional, en la década de los 2000", dijo Malcolm Beith, autor de The Last Narco: Inside the Hunt for El Chapo, the World’s Most Wanted Drug Lord.

"Si hay un aumento de la violencia, no creo que vaya a ser iniciada por El Chapo", dijo. "Creo que será probablemente porque las fuerzas de seguridad van a empezar a meter presión en Sinaloa, en su búsqueda, y podrían ser contraatacadas por el brazo armado del Chapo".

De cualquier manera, las promesas de Peña Nieto de un Chapo encarcelado y un México más seguro parecen caerse en pedazos.

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE