Claves del día

Argentina: ¿Puede Macri revertir el resultado en segunda vuelta?

El balotaje (o segunda vuelta) está de moda en América Latina, y Argentina —que hasta ahora había estado fuera de esta tendencia— no es la excepción. El próximo 22 de noviembre el país sudamericano celebrará un histórico e inédito balotaje para elegir a su próximo Presidente. ¿Cuáles son los escenarios posibles?

2015-11-09

Por: Daniel Zovatto, Director Regional para América Latina y el Caribe, IDEA Internacional

El balotaje está ganando una importancia creciente en la región para elegir al Presidente. Las dos elecciones presidenciales de este año (Argentina y Guatemala) se definen en una segunda vuelta. De las siete que tuvieron lugar durante 2014, en cinco casos (Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador y Uruguay) también hubo necesidad de ir al balotaje. O sea, siete de las nueve elecciones presidenciales (77%) que tuvieron lugar durante el periodo 2014-2015 necesitaron ir a una segunda vuelta.

Modalidades

Durante las últimas décadas, la tendencia regional predominante para la elección del titular del Poder Ejecutivo ha sido sustituir el sistema de mayoría relativa con el balotaje o segunda vuelta.

Como consecuencia de estas reformas, en la actualidad y bajo diversas modalidades, 12 de los 18 países contemplan el balotaje. En ocho de ellos -Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, Perú, República Dominicana y Uruguay- la mayoría que se exige es de 50% más uno de los votos.

Costa Rica, en el otro extremo, exige un porcentaje significativamente inferior (40% de los votos); Ecuador y Bolivia (50% más uno, o bien 40% con una diferencia de más de 10 puntos), y Argentina, 45%, o bien 40% con una diferencia de más de 10 puntos). Sólo un tercio de los países no ha incorporado al balotaje a sus sistemas electorales: Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Venezuela. En todos ellos, y a diferencia del modelo original francés, el balotaje se limita a la elección presidencial.

Virtudes y debilidades

Los defensores del balotaje argumentan que el sistema tiene dos objetivos principales: 1) garantizar una alta legitimidad de origen del Presidente electo, y 2) fortalecer la gobernabilidad democrática al promover la formación de alianzas electorales entre la primera y la segunda vuelta, las cuales podrían transformarse más adelante en coaliciones de gobierno.

Para sus detractores, en cambio, el balotaje cumple difícilmente con estas supuestas virtudes. Señalan que la elevada legitimidad de origen del Presidente puede ser artificial e inestable. Argumentan que genera menores incentivos para el voto estratégico en la primera vuelta, lo cual favorece el incremento del número de partidos.

Advierten, asimismo, sobre la posibilidad de que, indirectamente, promueva problemas de gobernabilidad en lugar de resolverlos, ya que las elecciones legislativas y presidenciales son técnicamente simultáneas; las primeras se definen en la primera ronda, lo que genera el riesgo de que el Presidente electo en la segunda vuelta carezca de la mayoría del respaldo legislativo.

Un claro ejemplo de este problema es la configuración del Congreso a partir del próximo 10 de diciembre, ya que Mauricio Macri, de ganar el balotaje, al no contar con mayoría propia en ninguna de las dos Cámaras del Congreso, tendrá que buscar hacer alianzas puntuales o, mejor aun, una coalición de gobierno que le garanticen la gobernabilidad.

Balotaje y reversión de resultado

La segunda vuelta es una elección distinta a la de la primera vuelta: es una nueva elección. El análisis comparado de las elecciones presidenciales latinoamericanas celebradas entre 1978 y 2015 demuestra que el balotaje no altera el resultado de la primera vuelta en aquellos casos en que el ganador es considerado por la mayoría de los votantes como "el mal menor", aunque no resulte el candidato favorito de todos.

Por el contrario, la reversión de resultado tiene lugar cuando una amplia mayoría del electorado comparte un "consenso negativo" en contra del candidato ganador en la primera vuelta y vota en la segunda a favor del candidato que, en la primera, se posicionó en segundo lugar.

En estos casos, el balotaje permite articular una nueva mayoría para impedir el ascenso a la Presidencia de un candidato no deseado que haya resultado triunfador en la primera vuelta.

¿Qué tan fácil es revertir los resultados en un balotaje?

De las más de 150 elecciones presidenciales celebradas en nuestra región entre 1978 y 2015, en 81 la norma electoral contemplaba la segunda vuelta. En 43 de estas últimas hubo necesidad de realizar un balotaje. Y en 33, de las 43, triunfó en segunda vuelta quien había ganado en la primera, o sea en 76% de los casos.

únicamente en 10 ocasiones de dichas 43 elecciones hubo una reversión de resultado. Como podemos observar, la reversión de resultado es poco probable pero no imposible; ha tenido lugar una vez en Guatemala (1991), República Dominicana (1996), y Uruguay (1999); dos veces en Perú (1990 y 2006) y en Colombia (1998 y 2014), y tres veces en Ecuador (1984, 1996 y 2006).

La otra tendencia regional es que la participación electoral tiende a disminuir durante la segunda vuelta, salvo en casos de elecciones muy competitivas. La participación ciudadana en la segunda vuelta es un elemento clave, ya que, de las 10 reversiones electorales mencionadas, en siete de ellas un mayor número de ciudadanos acudió a las urnas durante el balotaje que en la primera vuelta.

¿Qué factores la hacen más factible?

Además de las circunstancias concretas de cada elección hay tres factores que potencian una reversión de resultado en un balotaje: uno, cuando la diferencia entre el primero y segundo lugar en la primera vuelta es inferior a 10%; dos, cuando el porcentaje de votos que obtuvo quien logró el primer lugar quedó por debajo de 40%, y tres, cuando la participación electoral se incrementa en la segunda vuelta.

En Argentina, las características de la victoria de Scioli sobre Macri en la primera vuelta -una diferencia de apenas 2.5% y un caudal electoral por debajo de 40%- aumentan las probabilidades de que Macri (quien, de cara a la segunda vuelta, pese a haber sacado menos votos quedó mejor posicionado que Scioli según demuestran las últimas encuestas) logre revertir el resultado de la primera vuelta. Pero cuidado con pecar de exitismo anticipado. Nada es definitivo aún.

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE