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Mezzanine: alternativa innovadora de financiamiento

El financiamiento mezzanine es una estructura de deudas subordinadas, sin garantía real y con amplios períodos de gracia, esto les permite a las empresas conservar efectivo y utilizarlo para crecimientos agresivos.

2013-12-31

En los últimos dos años participamos en el financiamiento de empresas por alrededor de US$50 millones de los cuales al menos un tercio de este dinero se hizo utilizando el vehículo de mezzanine Finance. No es una opción fácil, a veces percibida como cara; pero ha demostrado ser una alternativa real y útil para las empresas que necesitan recursos para crecer o bien que requiere de transitorios mientras se formaliza una alternativa para largo plazo que pueden ser los mismos flujos de la operación, aportes adicionales de capital o un deuda bancaria a largo plazo que sea más tradicional

Tener acceso al financiamiento es un proceso crucial en la vida de las empresas, la generación de efectivo, ya sea por el proceso obvio de vender y cobrar o bien por el proceso de obtención de capital es la gasolina que mueve el motor del crecimiento. La consecución de recursos de deuda o capital es una actividad estratégica al mismo nivel que las actividades de ventas, mercadeo u operaciones. La función financiera del negocio debe ser más completa la cual no es conveniente supeditarla solamente a un rol de control contable, reporte fiscal, auditoría y tesorería.

La destreza financiera de una empresa debe ser parte del plan de negocios y de la planificación estratégica periódica necesaria del negocio. El reto que enfrentan los empresarios es grande porque también requiere cambios culturales de los dueños de empresas, las aperturas del capital implica fundamentalmente el acceso de un tercero a las finanzas de la compañía y las consecuencias son de alto impacto en el manejo y liderazgo. El efecto más importante es el impacto en la transparencia, regulación, cuestionamiento de las decisiones y la rendición de cuentas.

El acceso por fuentes tradicionales, préstamos bancarios, se ha ido complicando en el tiempo por varios factores, entre ellos los procesos de supervisión y regulación que tienen que cumplir los bancos del sistema nacional que hacen de la solicitud un proceso largo y ciertamente burocrático que pocas empresas están en capacidad de cumplir. En especial porque las empresas pequeñas y medianas no siempre cuentan con las suficientes garantías para lograr que un banco les preste dinero.

Lamentablemente tanto las empresas como las fuentes de recursos (los bancos) en la región siguen utilizando una estrategia de origen agrícola, es decir, si el negocio tiene tierras y el dueño tiene recursos o bienes raíces que ofrecer como garantía al banco entonces la probabilidad de conseguir un préstamo es mayor.

En nuestra experiencia, hemos visto que existe suficiente liquidez para otorgar financiamientos en casi todos los países de la región de Centroamérica, y escuchamos a diario que se otorgan préstamos a tasas de interés muy competitivas; pero al mismo tiempo escuchamos la misma cantidad de empresas que no consiguen financiar su potencial de crecimiento por ser empresas de servicio que por definición no son intensivas en tierras o activos fijos.

Paradójicamente las economías de la región se están transformando en economías de servicio donde justamente no son intensivas en bienes inmuebles, y por lo tanto, hay una mayor cantidad de empresas a las que les cuesta conseguir un préstamo. Es por esta misma razón que constantemente escuchamos las quejas de los empresarios respecto a que no tienen acceso a una variedad de capital que les permita hacer crecer su negocio. Y es allí donde nos hemos especializado y donde existe innovación en la búsqueda de fuentes de recursos, ya que además de la típica solicitud de crédito al banco, existen algunos vehículos que pueden y deben ser explorados con más detenimiento por los empresarios: renting, leasing, factoreo, capital privado y el financiamiento mezzanine. Las alternativas para adquirir fondos en Centroamérica son cada vez más amplias y variadas, lo novedoso de estas alternativas está en saber cómo aprovecharlas.

Existen alrededor de 70 instituciones que operan en Centroamérica de las cuales 40 no son los bancos tradicionales y en los dos últimos años han movilizado más de US$50 MM utilizando formas de financiamiento diferentes a la deuda tradicional.

Hay que salir a buscar financiamiento en diferentes lugares al sistema bancario local, se puede pensar en Bancos Regionales, Bancos Internacionales, Instituciones de Desarrollo de Gobiernos o Instituciones Multilaterales, Fondos de Capital Privado, Fondos de Capital de Riesgo, Patrimonios Privados, Financieras, Agencias Aduanales, Cooperativas, etc.

Esto no solamente requiere preparación interna de las empresas (aprender a utilizar fiscal y legalmente estrategias e instrumentos financieros sofisticados) sino también cambios en la forma de administrar la estructura de capital de una empresa (combinación de deuda y capital con estructuras a corto, mediano y largo plazo). En estas alternativas se destaca el financiamiento mezzanine que recientemente ha tomado relevancia por ser un instrumento de financiación intermedio entre la deuda tradicional y la inversión de capital de socios.

El financiamiento mezzanine es una estructura de deudas subordinadas, sin garantía real y con amplios períodos de gracia, esto les permite a las empresas conservar efectivo y utilizarlo para crecimientos agresivos. Al ser un instrumento muy flexible se puede adaptar a las necesidades de los negocios, como por ejemplo diferir el pago de intereses, o lograr intereses bajos pero más un porcentaje de las utilidades (es decir, si no hay utilidades entonces el pago es menor). Su principal característica es la flexibilidad, cuando se utiliza en combinación con deuda tradicional, reduce la necesidad de mayor inversión de los accionistas y mejora significativamente su retorno. Debido a su naturaleza híbrida y a la condición de inversión a largo plazo, este vehículo ofrece una buena protección en tiempos de falta de liquidez.

Las características de convertibilidad permiten que los retornos a los inversionistas estén alineados con el crecimiento del valor de la empresa; a diferencia de una deuda tradicional que cobra principal e intereses independiente de la creación de valor del patrimonio de los socios.

Al ser también una deuda, permite la recepción de recursos sin tener un efecto en la dilución en el patrimonio de los socios, especialmente cuando al inicio la valuación de la empresa es relativamente baja.

En una empresa de alto crecimiento se puede plantear una estructura de financiamiento donde los socios aportan el 20% de la necesidad, se utiliza una cuasi-deuda o deuda-subordinada (conocida como mezzanine) en el 20% del requerimiento y el 60% restante se cubre con deuda tradicional.

Esta estructura también requiere ciertas garantías. Hemos participado en estructuraciones en las cuales se utilizó como garantías las acciones de la empresa. En otros casos fueron garantías de segundo grado o prendas sobre ciertos bienes inmobiliarios y también hemos logrado hacer una estructuración sin ninguna garantía por un monto de hasta US$5 MM, en la que la expectativa de retorno de los inversionistas del mezzanine fue entre 13% y 18% anual, un número más alto que el costo de una deuda tradicional de alrededor del 6% y menor que el retorno esperado del 20% anual de una acción común.

Por ejemplo otro financiamiento que negociamos recientemente a 10 años, con dos años de gracia en el pago del principal y con garantías de nada más que las acciones de la empresa, el costo ha sido una tasa de interés piso del 6% anual más el 5% de la utilidad operativa de la empresa. Con esta estructura la expectativa de retorno de los socios originales de la empresa pasó de 12% a un 40% anual y el financista espera ganarse entre un 18% y 19% anual.

Por la naturaleza del instrumento, el dinero que ingresa en la empresa se puede registrar como una deuda lo que implica en algunos casos una retención del impuesto de la renta sobre los intereses a ser pagados; en otros casos si el recurso es vía acciones preferentes aplicará el impuesto correspondiente a los dividendos. Legalmente dado que se utilizan recursos privados y no se hace ninguna emisión pública de ninguna índole, es que estas transacciones son de carácter privado y dependen de los acuerdos y contratos entre las partes; usualmente con estructuras legales off-shore que se sujetan a las leyes de por ejemplo, Nueva York u otra jurisdicción de amplia aceptación; en general evitando los paraísos fiscales o aquellos que estén listados como no cooperantes en la listas de la Organización Mundial del Comercio.

Dado que usualmente las empresas medianas no logran el tiempo suficiente para construir una base amplia de garantías, recomendamos la evaluación y utilización de estos instrumentos sofisticados, los cuales pueden ir desde aportes de capital de socios hasta deudas subordinadas y convertibles. Comúnmente a los inversionistas que conocemos les interesa invertir por cada negocio entre US$2MM a unos US$6MM. En su mayoría no consideran interesante involucrarse en proyectos, es decir, en aquellas ideas que aún no se han concretado; excepto en el caso de bienes raíces. A ellos les interesa participar en negocios que estén en marcha, empresas reales con demostrada capacidad de generar flujos de efectivo y que presenten grandes oportunidades de expansión y crecimiento. Las transacciones típicas son para un plazo de 7 a 10 años, al final de este plazo la empresa deberá ser capaz de repagar la inversión inicial a través de una capitalización o con una nueva deuda o conversión de la misma.

El mezzanine finance no es un préstamo tradicional, tampoco un aporte de capital, es algo intermedio entre la deuda y el patrimonio; la clave es que es una alternativa que a primera vista parece una deuda cara, pero que en realidad es un instrumento que permite incrementar sustancialmente el retorno de la inversión y el retorno financiero de los socios originales o patrocinadores de la empresa que lo adopta. Dado que este financiamiento es muy parecido al aporte de socios, las empresas deben estar listas para aceptar un inversionista que tiene algunas características de socio. A los negocios se les exige siempre un alto grado de formalidad respecto a sus estados financieros, el manejo estricto de su junta directiva y el cumplimiento de estándares sociales y ambientales.

Estimamos que en Centroamérica hay acceso a por lo menos US$500 MM de recursos utilizando este vehículo, recursos provenientes de más de 30 instituciones como fondos de capital privado, fondos patrimoniales familiares, instituciones financieras multilaterales y bancos oficiales de países desarrollados. Varios empresarios ya han aprovechado la idea, sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento de esta alternativa de financiamiento.

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