Empresas & Management

Pablo Rivas: La empresa no está pensando en el siguiente paso de su fuerza laboral

Es fundador y CEO de Global Alumni –la primera EdTech euroamericana–, y alerta sobre la vertiginosa velocidad del desarrollo tecnológico y del reto de los profesionales de no quedarse obsoletos.

2023-08-28

Por Gabriela Origlia - Revista Estrategia & Negocios

“La clave es saber hasta dónde tienes que desaprender. Y la respuesta es sencilla: hasta donde comience la tarea de reaprender. Y, más aún, es mejor que asumas —e incluso te entusiasmes—con la idea de que el proceso de aprendizaje ya no es algo que quedará intacto durante el resto de tu vida. Esa revisión y reeducación, en nuestro tiempo, es una necesidad de formación y actualización continua”. El concepto es parte del libro “Aprendiendo a desaprender” del español Pablo Rivas, que cerca de cumplirlos 40 años, ya es parte de listados como el de los 100 líderes económicos del futuro o de los 100 líderes más innovadores y creativos.

Rivas es fundador y CEO de Global Alumni, la primera EdTech euroamericana del mundo que trabaja con las principales universidades del planeta para acompañarlas en su proceso de digitalización. El objetivo de la empresa es “mejorar la empleabilidad de profesionales y directivos de todo el mundo”. “Empleabilidad” es una idea que Rivas repite porque entiende que, en la actualidad, es el motor del ascenso social; está persuadido de que el camino para cualquier profesional es el aprendizaje continuo, la reinvención constante.

En diálogo con E&N reconoce que no está “internalizada” la necesidad de “aprender a desaprender” e insiste en que hasta que no haya “concientización” la mayoría de la gente no intenta salir de su zona de confort. Define la empleabilidad como un concepto que se asienta en un trípode: “Libertad para elegir porque la propuesta de valor permite buscar y optar entre opciones; es felicidad porque la persona hace lo que le gusta y es riqueza, porque la capacidad para desempeñarse permite estar mejor en lo material”.

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Analiza lo que pueden realizar las empresas y las organizaciones que complementan la enseñanza de las universidades. Está persuadido de que hay que empezar a utilizar la tecnología para “mejorar las experiencias de aprendizaje y potenciar las habilidades; hacer que las personas sean capaces de hacer y ser mejores, pero sobre todo ser más empleables”.

El desarrollo tecnológico es cada vez más veloz por loque si los profesionales no aumentan sus capacidades el riesgo de quedar obsoletos es muy alto. “Ahora, de repente, entra la variable de una máquina que puede aprender por sí misma, puede reemplazar la variable trabajo, es una propuesta de capital exponencial. Cambia la teoría de la economía. Es la cuarta revolución industrial real, modifica el paradigma completo”, dice.

Rivas enfatiza que la actual es una época muy propicia para los emprendedores pero, a la vez, es un tiempo para la inteligencia“ colectiva”, para la asociación y las alianzas.

En foros, reuniones empresarias y diariamente se habla mucho de “aprender a desaprender”, como lo plantea en su libro. ¿Está internalizado? No, no lo está. Es un camino que se lleva por necesidad; nadie de forma proactiva entiende que la realidad económica es distinta a su propuesta de valor. No está nada internalizado como norma general.

¿Es porque las empresas, en general, piensan en el día a día, en el corto plazo? La empresa no está pensando en el siguiente paso de su fuerza laboral. En lo que se refiere a su capacidad productiva no lo hace porque la producción es a corto plazo; puede interiorizarlo, apoyarlo, pero no lo resolverá.

Otra cosa es el individuo, que tampoco lo tiene embebido, no lo hace hasta que las circunstancias lo obligan. El problema es que si una compañía publica un aviso para cubrir un puesto y no se cubre, hay un menos uno; si el que aplica no puede alcanzar esa posición, es otro menos uno; y el Estado que no puede cobrar sobre ese empleo, es un menos uno más, es decir, tenemos un menos tres para la economía real, un efecto absolutamente vicioso.

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Lo contrario sería virtuoso, sería un más cuatro, así que en el neto (agregando el costo de oportunidad perdido) es un menos siete. Esto debería de ser una prioridad para cualquier persona, Estado y compañía ,lo muestran los números.

Si la lógica, efectivamente, indica que es así ¿por qué no se hace?Hablo siempre de empleabilidad y ascenso social. Empleabilidad es libertad para elegir porque la propuesta de valor permite buscar y optar entre opciones; es felicidad porque la persona hace lo que le gusta y es riqueza, porque la capacidad para desempeñarse permite estar mejor en lo material. La empleabilidad es esa triple variable. Respecto a por qué no se internaliza esa necesidad es como que todo el mundo sabe quehacer deporte es bueno, aporta salud y longevidad, pero no todo los hacen. Salir del estado de confort y romper hábitos y costumbres requiere de energía; es más fácil el hábito que salir de la estática. Hay un proceso de concientización como lo hay en quienes dejan de fumar, comen sano o van al gimnasio.

La aceleración de la tecnología muestra que hay riesgos ciertos para muchos profesionales...Todavía estábamos tratando de digerir la tercera revolución industrial e irrumpió la IA (inteligencia artificial).

Internet se veía venir ya antes cuando llegó y ahora está este cambio exponencial y radical, con esta red la tecnología apoyaba los factores de capital y trabajo. Internet cambió los canales y afectó a la economía de los servicios. Ahora, de repente, con la IA, entra la variable de una máquina que puede aprender por sí misma, puede reemplazar la variable trabajo, es una propuesta de capital exponencial, cambia la teoría dela economía.

Es la cuarta revolución industrial real, modifica el paradigma completo cuando Internet lo hacía con el 20 % de la economía mundial que es lo que pesan los servicios. Habrá que ver cuando la IA se meta de lleno cómo cambia la economía.

Expertos en IA sostienen que quienes mejor piensen serán los que mejor quedarán parados, ¿coincide? Esto pasa siempre; está la pregunta quién gana la batalla. En los 90 fueron los que programan mejor...¿El tiempo es cada vez menos? Sí, sin dudas. Las tecnologías son exponenciales y acumulativas, construimos sobre las anteriores. Hoy tenemos electricidad, computación, internet e IA. Los procesos se acortan. Una vez que resolvamos IA y la energía barata, que son los factores limitantes en toda revolución industrial, iremos más rápido –estamos cerca de hacerlo– a la energía con la fisión. Entonces tendremos, otra vez, otro crecimiento exponencial como civilización. Pensemos que para los grandes saltos primero llevó 1.800 años, después 150, siguieron80 años, después 40 y ahora probablemente 25. Es una cuestión de lógica.

¿Este contexto es mejor, en comparación con los anteriores, para los emprendedores? Siempre hay espacio para aquel que quiere crear, innovar; para el que está dispuesto a dedicar tiempo y vida. Claro que nunca es óptimo. Si el éxito emprendedor se basa en una idea, en poder contar con financiación y en tecnología para desarrollar el proyecto diría que hoy es un tiempo muy óptimo. Es más óptimo que nunca.

Su empresa trabaja con universidades, ¿se adaptaron? Al menos en Latinoamérica la mayoría tiene un modelo del Siglo XIX...O del siglo 13. Las instituciones académicas están construidas a imagen y semejanza que la Iglesia Católica de cuando nacieron, preparadas para enseñar a una sociedad de estructuras rígidas, de sistemas jerárquicos.

La universidad como institución no está preparada para cambiar y tampoco en general sus directivos porque no los han traído para cambiar. Si su motivación no es cambiar y tampoco lo es su misión, no lo harán. Nada que no quiere cambiar puede hacerlo. Las universidades viven de lo que saben hacer y de lo que han vivido siempre, para lo que fueron creadas. No sele puede pedir que sean una súper universidad; su modelo nació para hacer letrados a los iletrados, alfabetos a los analfabetos y lo hace muy bien. Hemos llegado a niveles de desarrollo altísimos como civilización. No le quitamos crédito a lo que hacen las universidades.

Hay que usar la tecnología para mejorar las experiencias de aprendizaje y potenciar las habilidades; hacer que las personas sean capaces de hacer y ser mejores, pero sobre todo ser más empleables.

ERA DE LA COLABORACIÓN

¿Pueden sobrevivir así las universidades? La pregunta sería si es la universidad la que tiene que dar ese paso. Tal vez son otros agentes los que deben cumplir ese espectro social, académico y económico. ¿Cuáles? Fundaciones, empresas, organizaciones civiles. Todos menos el gobierno que seguro que no lo hace. Mi empresa nació para asociarnos con las universidades, con las mejores del mundo, para apoyarlas en la digitalización, para hormonarlas. No las queremos sustituir, nos aliamos para catalizarlas en un proceso de cambio que solas no lo pueden hacer.

Hablamos de emprendedores y de alianzas. ¿Es este un tiempo de asociaciones, de más colaboración? Claramente es una época de una inteligencia menos individual y más colectiva. Hace décadas era de(José) Ortega y Gasset, de (Leonardo) Da Vinci, Miguel Ángel, de (Pablo) Picasso.

Eran años de brillantez, de creadores individuales, pero las inteligencias son acumulativas. Cada vez es más difícil conocer todas las asignaturas, las problemáticas, se requiere de una dedicación de vida; la inteligencia colectiva es más necesaria.

Hay que asociarse, aprender a trabajar en equipo. La IA son redes neuronales de conocimiento o sea que lo podemos hacer los seres humanos.

El mundo va hacia la cooperación. Si la IA son redes como no lo vamos a ser nosotros que las creamos. Con los mecanismos macro adecuados los hispanohablantes seguramente crecerían y se desarrollarían más, porque en un sistema macro tan hóstil avanzamos, hay una capacidad de supervivencia mayor.

En uno mejor seguramente se desarrollarían esas capacidades.

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