Esta planta reciclará el agua que se utiliza para lavar la caña y las cenizas de las calderas durante el tiempo de cosecha, así como otras aguas residuales del proceso productivo. Anteriormente se utilizaban tres pozos accionados por motores eléctricos.
La inversión ha ascendido a más de 11 millones de quetzales (cerca de US$1,5 millones).
La nueva planta cuenta una capacidad para procesar y limpiar cerca de 1.200 metros cúbicos de agua por hora, equivalente a 5.300 galones por minuto; y permite hacer una utilización más eficiente de todos los recursos, reciclando hasta un 80% del agua utilizada.
A diferencia de las plantas tradicionales, en ella se eliminan las lagunas de sedimentación y maquinaria para mantenimiento de las mismas, por lo que se necesita muy poco terreno para su instalación y es de bajo costo de mantenimiento.
Las sedimentaciones y residuos se van manejando y reutilizando en tiempo real, regresándolos al campo ya que en su mayoría es tierra que llegó al ingenio junto con la caña.