Por estrategiaynegocios.net
En el entorno laboral, tanto las empresas como los empleados, están propensos a caer en sesgos cognitivos que pueden influir en sus percepciones y comportamientos.
Un sesgo cognitivo es una distorsión mental en la forma en que procesamos la información y tomamos decisiones, basada en patrones de pensamiento preexistentes. Se da generalmente en automático.
Como cada persona tiene sus propias ‘carreteras’ mentales a partir de su historia de vida, experiencias, creencias y paradigmas, estas distorsiones de percepciones afectan el desempeño de líderes y de equipos.
Hay cientos de sesgos cognitivos que son estudiados por la psicología cognitiva; a modo de ejemplo, en las empresas y trabajos se suele observar algunos muy obvios como los siguientes:
- Efecto de confirmación: Este sesgo se presenta cuando las personas buscan información que confirma sus creencias preexistentes y descartan o pasan por alto datos que contradicen esas creencias.
En una empresa, esto puede llevar a la toma de decisiones erróneas debido a la falta de consideración de perspectivas alternativas a las propias.
- Sesgo de atribución: Ocurre cuando tendemos a atribuir nuestros éxitos a nuestras habilidades y esfuerzo, mientras que atribuimos nuestros fracasos a factores externos.
Esto puede afectar la evaluación del desempeño del personal, e incluso atribuirse éxitos ajenos, cosa que se da frecuentemente en estructuras de jefes y del propio personal que quiere sobresalir sin ver al equipo alrededor.
- Sesgo de grupo: Este sesgo se manifiesta cuando las personas tienden a favorecer a quienes son similares a ellos en términos de conveniencia a sus intereses personales, origen étnico, género o antecedentes.
En cualquier empresa esto puede llevar a la discriminación inconsciente en la contratación y promoción, lo que limita la diversidad y el potencial creativo de la organización.
Con información de Infobae