Centroamérica & Mundo

¿Pueden aprender las máquinas a ser empáticas?  

La Empatía Artificial es definida como la habilidad de modelos no-humanos para predecir el estado emocional de las personas a partir de expresiones faciales, voz o gestos

2022-01-25

Por Enrique Parborell / Estratega

Según el diccionario de Cambridge empatía es la habilidad para compartir los sentimientos o experiencias de otra persona. Es entender y sentir imaginando cómo sería estar en la situación de esa otra persona.

Pero me pregunto si las máquinas, que no sienten emoción alguna, pueden capturar señales de su interlocutor e inferir con precisión lo que siente para decidir preguntar, recomendar o accionar en consecuencia, logrando una empatía percibida por la otra parte. ¿A cuánto estamos de que la tecnología emule nuestra habilidad intrínsecamente humana de empatizar?

El concepto ya fue acuñado y se llama Empatía Artificial (o AE en inglés). Este puede ser definido como la habilidad de modelos no-humanos para predecir el estado emocional de las personas a partir de expresiones faciales, voz o gestos, vía estímulos generados artificialmente.

Minter Dial, autor del libro Heartificial Empathy, describe la Empatía Artificial como la codificación de la empatía en las máquinas.

Soluciones basadas en el reconocimiento facial y de la voz pueden identificar las emociones de un cliente llamando al call center o el nivel del operador para vender su producto o servicio, las cuales ya existen y asignan una carita feliz o triste al final de cada uno de los millones de contactos por día. También son una realidad los robots dedicados al cuidado de la salud.

Los casos existentes

Hay casos actuales de tecnologías y robots que son pioneros en la búsqueda de empatía artificial, entre estos:

Emoshape es una compañía de Nueva York que se dedica a proveer un servicio de "síntesis de emociones" basado en Inteligencia Artificial desde 2017, como un servicio de nube y vía un chip para ser usado por todas las organizaciones que hacen robots y deben integrar esta "habilidad artificial" de empatizar.

Pepper es otro caso. Este un robot que hace contacto visual, baila, cuenta chistes, detectando emociones humanas. El mismo da la bienvenida en más de 140 locales de Softbank en Japón desde 2016. En 2018 se sumaron varios hospitales en Bélgica que implementaron estos robots en la recepción.

Paro es un robot con forma de mascota, que acompaña a niños internados en hospitales que precisamente no son "pet-friendly", brindando diversión y estimulación.

Otro caso es AV1, un robot de una compañía noruega que ayuda con las tareas en línea de los colegios a más de 8 millones de chicos que no pueden asistir a clases por enfermedades con tratamientos largos en Suecia, Dinamarca, Países Bajos e Inglaterra.

Y ni hablar de SAM, un robot en residencias para acompañar y asistir hasta a 25 adultos mayores que recuerda horarios para tomar píldoras a cada uno y puede hablar con médicos proveyendo telemedicina a partir de situaciones que detecta anormales.

¿Queremos esto?

Creo que debemos apoyar proyectos de innovación tecnológica con propósito, para ayudar al bienestar de las personas y, proteger la naturaleza de la alta huella de carbono.

En lo que debemos trabajar es en un acuerdo global de ética digital que involucre a todos los expertos en Inteligencia Artificial y Robots para que la empatía artificial no sea "un medio para bajar costos de las interacciones con humanos" o para, simplemente, reemplazar un abrazo o una pregunta desde nuestros corazones.

Todos, seamos líderes políticos o de organizaciones, empleados de las mismas, entrepeneurs o usuarios, deberíamos apoyar las tecnologías éticas con fines nobles para evitar las distopías futuras que tanto nos asustan.

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