<h1>EL SABOR DE NICARAGUA, REINVENTADO</h1>Javier no se conform&oacute; con las viejas recetas y empez&oacute; a buscar crear su marca, con un estilo provocativo y moderno.<strong> Sus clientes en Nueva York se deleitan con explosiones de sabores &uacute;nicos, que solo es posible conseguir con ingredientes de su natal Nicaragua.</strong> &quot;Me estoy enfocando en crear y recrear mis propias versiones de Nacatamal, Indio Viejo, Güirila, Pescado a la Tipitapa y Rond&oacute;n&quot;, cuenta. Tambi&eacute;n ha inventado nuevos cocteles &quot;y sigo experimentando con quesillo y rosquillas&quot;.<br />&aacute;lvarez se define adem&aacute;s como un mix&oacute;logo. <strong>&quot;Me encanta experimentar con cocteles; uno de mis favoritos contiene ron local, flores frescas de manzanilla y miel de jicote;</strong> tengo otro con ron local, s&aacute;bila, jugo de lim&oacute;n y sirope de menta&quot;, detalla. Prefiere usar melaza, az&uacute;car negra o dulce de ca&ntilde;a, la cual describe como &quot;gloriosa, olorosa a tierra y a trabajo duro&quot; y est&aacute; &quot;enamorado&quot; del quesillo en bolsa pl&aacute;stica, muy popular en Nicaragua. Para Javier, el baho es la comida m&aacute;s interesante de su pa&iacute;s.En 2017, el chef est&aacute; agregando m&aacute;s ingredientes a su exitosa receta, se encuentra amasando su nuevo proyecto RADICEM en su ciudad natal, Estel&iacute;, que promover&aacute; el consumo de productos locales.<strong>Otro proyecto en el horno es la publicaci&oacute;n de un libro que dedicar&aacute; a los nicaragüenses en el extranjero y sienten nostalgia por su comida;</strong> demostrar&aacute; que con ingredientes locales y una dosis de creatividad, se puede alcanzar un alto nivel culinario. Ya empez&oacute; a escribir las primeras l&iacute;neas de su libro de recetas y ha empezado a so&ntilde;ar con la apertura de su primer restaurante en Nicaragua.Uno de los nuevos proyectos que tiene m&aacute;s entusiasmado al chef nicaragüense lo llevar&aacute; de vuelta a su tierra natal, Estel&iacute;. &quot;Empezar&aacute; con una cena clandestina (pop up dinner), junto a mi amigo Carlos Zelaya, quien est&aacute; dise&ntilde;ando la estrategia de negocios y marketing. La cena ser&aacute; el 26 de agosto en el restaurante Vuela Vuela, del hotel Los Arcos. Usar&eacute; 70 ingredientes locales para los cinco platillos de la noche&quot;, anunci&oacute;. Durante el evento, habr&aacute; una hora de cocteles y bocadillos, exposici&oacute;n de arte y m&uacute;sica local.<strong>El men&uacute; es una sorpresa, pero Javier adelant&oacute; que va a satisfacer uno de sus &quot;caprichos&quot; y usar&aacute; chilincocos (parecidos a los ar&aacute;ndanos), una fruta silvestre no comercializada,</strong> muy popular en el norte de Nicaragua que le trae recuerdos de su infancia en la casa de la abuela. Tambi&eacute;n usar&aacute; ma&iacute;z, ayote, icacos, jengibre, tomates, comino, semilla de cilantro, melaza, tamarindo y mango, y capacitar&aacute; durante dos d&iacute;as a 25 personas que participar&aacute;n en la elaboraci&oacute;n de la cena. &quot;Quiero demostrar que en el mercado local existen los ingredientes necesarios para disfrutar de una cocina de alta calidad&quot;, concluye</div>