<div id='DTElementID-13188384' class='WebText'><strong>Por AFP</strong><strong>Gil Dezer estaciona varios de sus 29 autom&oacute;viles dentro de su apartamento en la torre Porsche en Miami</strong>, la primera en el mundo con un <strong>ascensor para coches</strong> que permite a los due&ntilde;os seguir luciendo su Porsche desde la sala de estar.Ya es muy plebeyo ofrecer solo saunas, restaurantes y gimnasios con grandes ventanales al mar. <strong>Los rascacielos de s&uacute;per lujo</strong> que surgen como hongos en las costas de Miami est&aacute;n apostando a servicios m&aacute;s exc&eacute;ntricos, como islas privadas y spas para mascotas.<strong>Por eso la Porsche Design Tower, de 60 pisos, es la que hace m&aacute;s ruido este a&ntilde;o en la ciudad floridana.</strong>¿Pero qu&eacute; pasa si no tienes un Porsche?'¿Y por qu&eacute; no tendr&iacute;as un Porsche?', dice Gil Dezer, quien se ocup&oacute; del proyecto a pedido de la firma alemana<strong>.</strong><strong>Si compraste un apartamento all&iacute; de entre US$5,5 millones y US$33 millones, tienes un Porsche, obviamente.</strong>Las unidades vienen con piscinas en los balcones que, al encenderse, emiten una corriente contra la cual es posible nadar, en medio de gloriosas vistas de la bah&iacute;a de Miami y suspendido sobre una playa de aguas turquesa.Pero su juguete m&aacute;s original son los <strong>tres ascensores de US$40 millones que llevan los coches a los apartamentos y los liberan en la sala de estar.</strong>'Si te encanta tu coche y lo ves como una pieza de arte funcional, m&oacute;vil, este es el lugar donde lo quieres traer', dice Dezer a la AFP.De 42 a&ntilde;os, lleva el pelo rubio largo y despeinado. Parece m&aacute;s una estrella de rock que un magnate inmobiliario.'En vez de colgar un cuadro en la pared, tienes tu arte aparcado justo detr&aacute;s del panel de vidrio en tu sala de estar', afirma.<strong>Dise&ntilde;ada por la firma Sieger Su&aacute;rez, la Porsche Design Tower fue inaugurada hace dos meses en Sunny Isles</strong>, frente a la costa de Miami. Y desde sus balcones se puede ver el edificio Priv&eacute;, de los mismos arquitectos.Priv&eacute; consiste en dos torres sobre su propio islote, conectadas a tierra a trav&eacute;s de un puente privado y con un exclusivo puerto deportivo. Los apartamentos con un costo de <strong>US$2 millones a US$8 millones se entregan en dos meses.</strong>O el Grove at Grand Bay, del dan&eacute;s Bjarke Ingels. Son dos torres que aumentan de di&aacute;metro a medida que crecen en altura en forma de espiral, como dos tornados de vidrio frente a las aguas de Coconut Grove.El conjunto tiene un spa de mascotas donde los Fluffys y las Daisys pueden hacerse la pedicura. <h2>No hay moraleja</h2>'Si vas a hacer algo salvaje y loco, Miami es el lugar ideal', dice Dezer. 'Para nosotros esto fue un banco de pruebas, y el mercado aqu&iacute; siempre est&aacute; abierto a las cosas nuevas'.Hay precedentes para todo esto.<strong>Florida comenz&oacute; a ganarse una reputaci&oacute;n por estas excentricidades a fines del 1800 y principios del 1900</strong>, cuando los desarrolladores seduc&iacute;an a los millonarios con propuestas ex&oacute;ticas para atraer inversiones a este pantano lleno de mosquitos.'Los primeros desarrollos fueron hechos por Henry Flagler y Henry Plant, que decidieron invertir en bienes ra&iacute;ces en Florida atrayendo a muchos millonarios', dijo a la AFP el escritor Craig Pittman, autor del libro 'Oh, Florida!' sobre la idiosincrasia local.Desde entonces, la ciudad se ha definido por su af&aacute;n de encandilar, dice Pittman. 'La gente que quiere ostentar, es la que se siente m&aacute;s atra&iacute;da' hacia Miami.<strong>El autor trae como ejemplo la pel&iacute;cula con Al Pacino 'Scarface'</strong>, uno de los &iacute;conos de la cultura pop que interpretan mejor la ciudad, al menos como era en los '80.<strong>La cinta 'habla de la ostentaci&oacute;n y el uso de la riqueza mal habida. Pero la gente no ve la moraleja.</strong> La gente ve algo que quiere emular', opina Pittman.El otro secreto (no tan secreto) de Miami es que es un puerto seguro para inversores del exterior. Y, a veces, para negocios sombr&iacute;os.A principios de mayo, la polic&iacute;a federal de Brasil lanz&oacute; la 'Operaci&oacute;n Conexi&oacute;n Miami' para desarticular una organizaci&oacute;n que lavaba dinero por medio de negocios inmobiliarios de lujo. <h2>Inversi&oacute;n segura</h2>El 54% de los compradores extranjeros provienen de Latinoam&eacute;rica, el 18% de Europa y el 13% de Canad&aacute;, seg&uacute;n la Asociaci&oacute;n Nacional de Bienes Ra&iacute;ces.Escarbando m&aacute;s, los que dominaron las compras de apartamentos de lujo de Miami en 2016 fueron los canadienses, los venezolanos y los brasile&ntilde;os, en ese orden.'El mercado del lujo se mueve de acuerdo a lo que sucede en los pa&iacute;ses que nos rodean', comenta a la AFP John Stuart, profesor de arquitectura en la Florida International University.'Cuando la gente quiere poner su dinero en una inversi&oacute;n segura, piensa en el mercado de los apartamentos de lujo en Miami'.La industria inmobiliaria local se desaceler&oacute; en 2016 debido a la campa&ntilde;a electoral, pero los expertos predicen una estabilizaci&oacute;n este a&ntilde;o.'Hay m&aacute;s productos y los precios se est&aacute;n ajustando para reflejar la mayor oferta disponible', dice Antoine Charvet, portavoz de la firma de an&aacute;lisis inmobiliario IRR.El valor de los apartamentos con vista al mar cay&oacute; 1% en el primer trimestre de 2017 respecto al mismo per&iacute;odo del a&ntilde;o anterior, a US$7.585,80 por metro cuadrado.Pero a Dezer <strong>esto no le preocupa. Seg&uacute;n &eacute;l, el mercado del s&uacute;per lujo (de m&aacute;s de US$2 millones) es inmune a tales vaivenes. 'Estamos en nuestro peque&ntilde;o cosmos', dice.</strong></div>