Claves del día

Ayotzinapa, datos desconocidos de una masacre previsible

Los normalistas de Ayotzinapa fueron víctimas de un poder institucional vinculado con el negocio clandestino de los cultivos de amapola.

2014-11-09

Por: Dardo Justino Rodríguez - estrategiaynegocios.net

El ya virtualmente comprobado asesinato de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, estado de Guerrero, México, el pasado mes de septiembre, tiene varias aristas que pocos medios han divulgado, ya sea por desconocimiento o porque el poder de algunos grupos criminales, coligados con funcionarios públicos, es tan grande, que es mejor guardar prudente silencio ante algunas cuestiones.

La masacre de Ayotzinapa tiene dos orígenes: por un lado, una decisión del ahora ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, y de su esposa, María de los ángeles Pineda, y por otro, una situación vivida hace algunos meses.

El día del desastre, un grupo de normalistas salieron de Ayotzinapa en un camión (ómnibus), con dirección a Iguala, con la intención de "tomar prestados" un par de autobuses para poder concurrir masivamente a una manifestación que se haría días después en el Distrito Federal.

Ese mismo día, María de los ángeles Pineda, tenía programado un acto político en el cual lanzaría su candidatura a un cargo de elección popular. Al enterarse que llegaría a la ciudad un nutrido grupo estudiantil, ella y su esposo pensaron que la intención de los visitantes era boicotear el evento.

Ante ello, el presidente municipal comisionó a la policía local para que impidiera la llegada de los supuestos revoltosos. Según fuentes extraoficiales de ese municipio, le habría dicho al jefe del grupo policial: "hagan lo que sea necesario, pero que no lleguen a la ciudad".

Cuando los policías detuvieron el ómnibus con los estudiantes, comenzaron una dura discusión, pues estaban decididos a impedir el paso de éstos. En ese momento, llegó al lugar otro camión colmado de hinchas de un club de fútbol que regresaban de un partido. Asustados ante una situación que podía sobrepasarlos, los agentes comenzaron a disparar sobre los recién llegados, matando a un jovencito de 15 años e hiriendo a varios más.

La situación se complicó, pero cuando los uniformados advirtieron que el nuevo vehículo no tenía nada que ver con los estudiantes, los despacharon con la amenaza de callar o ser buscados y muertos.

Quedaron entonces con los normalistas, a quienes lograron reducir a fuerza de amenazas con sus armas de fuego. Fue entonces cuando el oficial a cargo llamó al jefe del grupo criminal Guerreros Unidos para que se hiciera cargo de la situación y los librara de una "solución final".

El otro origen de la masacre subsiguiente, tiene su inicio hace algunos meses, cuando un grupo de normalistas, no necesariamente los mismos del día trágico, cortaron en protesta la autopista a Acapulco, impidiendo el paso de los vehículos.

En un momento dado, un señor pidió que le abrieran la ruta porque, adujo, llevaba a su padre enfermo que necesitaba atención médica urgente. Le negaron el paso.

Pero el señor en cuestión era el jefe del grupo criminal Guerreros Unidos, algo que los estudiantes ignoraban por completo. Quizás el hombre llevaba realmente un enfermo, o tenía un cargamento de droga para entregar; eso, probablemente, nunca se sabrá.

La llamada policial de la trágica jornada fue, para el jefe criminal, una oportunidad para vengar esa afrenta, y, por lo que se sabe, lo hizo a la manera de los narcotraficantes: cruelmente, sin piedad alguna y con mucha eficiencia.

El negocio clandestino de Iguala

El estado de Guerrero produce el 98% de la amapola de todo México. El gobierno mexicano sabe que la goma de opio cosechada en sitios como Teloloapan, Arcelia, Totolapan, Coyuca de Catalán, Pungarabato y Cuetzala, entre otras comarcas, es acumulada en Iguala, municipio desde el cual parte, apropiadamente embalada, hacia la distante frontera con los Estados Unidos.

En los últimos años, el Departamento de Estado, en Washington, reportó que aproximadamente el 50% de la heroína incautada en el país, era asegurada en la frontera con México.

Desde inicios de esta década, el cultivo de amapola se disparó de modo espectacular al sur del río Bravo: la heroína negra, por ejemplo, un producto más barato y menos refinado que la heroína blanca, aunque más potente, se hizo muy popular en el mercado estadounidense. Hasta el año 2007, el cultivo ilegal más extendido en México era el de la marihuana.

Ese año, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) detectó plantíos de cannabis en unas 23.000 hectáreas. La amapola, en cambio, sólo fue detectada en unas 11.000. La cifra de cannabis doblaba a la del área con cultivos de adormidera.

Sin embargo, los porcentajes cambiaron aceleradamente, a la luz del mayor beneficio que producía la amapola. Así, tan sólo un año después, en 2008, la superficie cultivada con marihuana sólo era un 28% mayor al labrado con amapola. En 2009, la diferencia se redujo aún más, a tan sólo un 8%, y en 2011, el Ejército descubrió que la adormidera se había impuesto como droga favorita entre los narcotraficantes locales, detectándose un 19% más de hectáreas dedicadas a su siembra, que al de la desplazada marihuana.

Finalmente, en 2012, SEDENA encontró que los plantíos de amapola superaban en un 40% a los de cannabis. En tan sólo cinco años, hubo un cambio rotundo en las preferencias de los narcos mexicanos. Actualmente, el Departamento de Estado señala a México como segundo mayor productor mundial de adormidera.

Aunque los cárteles mexicanos siguen traficando marihuana y cocaína, su consumo en los Estados Unidos ha decrecido. Según fuentes consultadas de SEDENA, "una de las razones de este cambio, obedece a la nueva política de salud pública promovida por Estados Unidos: para combatir la resistencia de los enfermos a agentes infecciosos que provocan el 85% de los fallecimientos en el mundo, Washington adoptó la resolución WHA51.17 de la Organización Mundial de la Salud, que propone reducir y limitar al máximo el consumo de antibióticos. Esto habría aumentado la demanda de analgésicos, muchos de los cuales son preparados a base de opiáceos. Por lo tanto, la heroína mexicana habría encontrado un segundo mercado".

Los alrededores de Iguala son ideales para el cultivo de la adormidera: lugares desérticos y secos. Fuentes de SEDENA aseguran que, en esa región, los labriegos obtienen dos cosechas por año.

Aunque, debido a su condición de clandestinidad, no existen estadísticas sobre la producción, así como tampoco sobre el precio de la goma de opio en origen, los agentes antinarcóticos mexicanos indican que, al comenzar su camino, el valor de la heroína negra es de 300 dólares por kilogramo. Asimismo, de acuerdo con una estimación del gobierno estadounidense, en el año 2009 la cosecha total de los productores mexicanos tuvo "un valor potencial" de unos 17 mil millones de dólares.

Por todo lo expuesto, queda claro que los normalistas de Ayotzinapa fueron víctimas no sólo de un poder municipal y policial acostumbrado a hacer las cosas a su antojo, sino de un negocio clandestino que mueve montañas con su poderío.



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