5.000 a 1: todos contra el zorro o cómo preparar una pizza vencedora

Ernest y Claudio. Vi una entrevista al art&iacute;fice de todo esto, del milagro fox de la working class y cr&eacute;anme que por un instante o&iacute; a Ernest Shackleton, un hecho por dem&aacute;s imposible sabiendo que el pobre muri&oacute; en las rec&oacute;nditas Islas Georgias del Sur en 1922. Encontr&eacute; las mismas reglas al menos en esencia que guio al mayor perdedor del mundo (nunca logr&oacute; los objetivos que se traz&oacute;) pero al mejor motivador y gu&iacute;a de un equipo que jam&aacute;s existi&oacute;. No lo puedo asegurar pero fue sin saberlo el inventor del hoy llamado liderazgo lateral y un magnifico solucionador de problemas. La prueba est&aacute; cuando en el considerado mejor libro de aventuras del mundo por la National Geografic Adventure: el ultra &aacute;spero y crudo The worst journey in the world de 1922 sobre la expedici&oacute;n Terra Nova, el autor Apsley Cherry-Garrard (sobreviviente de dicha misi&oacute;n que dicho sea de paso termin&oacute; en tragedia) nombra a Shackleton o m&aacute;s bien lo eleva al altar de los s&uacute;per lideres al decir: &quot; Para una organizaci&oacute;n cient&iacute;fica y geogr&aacute;fica conjunta dame a Scott, para un viaje invernal, Wilson, para una carrera al Polo y nada m&aacute;s, Amundsen, y si estoy en un maldito agujero y quiero salir, dame todo el rato a Shackleton&quot;. Oyendo a Ranieri enumerar una especie de dec&aacute;logo que dibuja perfectamente lo que Shackleton gener&oacute; en el equipo resalto lo siguiente: una confianza interna inquebrantable como equipo (sean quienes sean, somos los que somos y estamos los que estamos y de estas salimos todos o ninguno... pensamientos emparentados con los famosos clich&eacute;s del mundo del futbol que a mi esposa la matan de la risa del tipo: la pelota es redonda (para recordar que tenemos todos las mismas opciones); somos once contra once y gana el que anote m&aacute;s para justificar el esfuerzo grupal y el logro de metas); instaur&oacute; el orgullo y el compromiso entre todos (ninguno superestrella, ninguna divisi&oacute;n de clases) y quiz&aacute; de los puntos que m&aacute;s me llam&oacute; la atenci&oacute;n, con mucho ah&iacute;nco Ranieri dec&iacute;a que jugar mal equival&iacute;a a traicionar a sus compa&ntilde;eros. Traici&oacute;n en un camerino de futbol comandado por un italiano es casi lo mismo que robarle la novia a tu amigo que resulta que es el capo del barrio. No es que no se pueda perder, porque muchas veces perder se asocia con jugar (o hacer algo) mal. Es proceder o perder con desidia y desd&eacute;n, como dice mi mam&aacute;, eso es lo injustificable.Lo otro que expuso y que es un calco a Shackleton una vez m&aacute;s, es que aun en sus d&iacute;as m&aacute;s oscuros en sus expediciones dentro del gigante blanco del polo sur, perdido y exhausto no dejaba pasar una oportunidad de celebrar un cumplea&ntilde;os, hacer un chiste o jugar al futbol con su tripulaci&oacute;n. Ranieri cuando ve esfuerzo, premia con alegr&iacute;a en forma de pizza. Los b&uacute;falos. Siempre he dicho que la fuerza y la velocidad sin sentido no sirven de nada. Un equipo de trabajo que se llame equipo es indetenible, porque un equipo sabe su fuerza, su velocidad y hacia d&oacute;nde van (y miden y saben que peleas luchar y sus posibilidades en funci&oacute;n a sus capacidades, de hecho all&iacute; radica su real fortaleza: en su conocimiento). Los factores para lograrlos son muchos. Hace poco el Real Madrid pas&oacute; una vez m&aacute;s a la final del torneo que m&aacute;s le gusta: la Champions League, pero al igual que los zorros del Leicester, en escalas diferentes, hace 5 meses nadie hubiera apostado por este equipo. Hay un efecto Zidane, quiz&aacute; porque fue un jugador exquisito con una alta propensi&oacute;n a pasarse al lado oscuro de la fuerza (un tipo y l&iacute;der humano y cercano, imperfecto). ZZ pacific&oacute; un equipo que es un partido pol&iacute;tico a ratos y una gigantesca m&aacute;quina de lobby a otros. Una corporaci&oacute;n. ¿Por qu&eacute; Ben&iacute;tez no pudo hacer lo que est&aacute; logrando Zizou? Tengo algunas sospechas, las enumero: Por el enfoque. Por el compromiso de &eacute;l de primero de sacar el barco a flote. Por la cercan&iacute;a. Por la buena onda. Por la franqueza. Por la libertad y por dejar divertirse a los chicos (o la falta en cualquiera de los puntos que nombro). Mezcle un jefe o director tirano, lejano, poco sensible, r&iacute;gido o cuadrado, o la combinaci&oacute;n de cualquiera de estos factores a su equipo y tendr&aacute; solo un grupo, por mucho que se haya gastado dinerales en headhunting, contratando al mejor puntero izquierdo que entra a pierna cambiada a la zona de gol o al mejor gerente de proyectos (usted ponga la situaci&oacute;n). Y posiblemente termine con resultados buenos (el talento no se oculta) pero no extraordinarios. Quiz&aacute; hasta conseguir&aacute; que el equipo se convierta en mercenarios por eso tan nocivo que puede resultar aquello de &quot;estar orientado al logro&quot; ¿Maquiavelo en su organizaci&oacute;n? ¿El fin justifica los medios? (aunque espero que sepa que &eacute;l jam&aacute;s dijo eso en su libro m&aacute;s celebre…), ¿realmente eso es todo? ¿Y cuando no se logran los objetivos que sucede? ¿Nos tiramos todos por la borda? Contrate resultados y tendr&aacute; resultados pero no estrategia ni sostenibilidad, ni una bandas de b&uacute;falos tirando todos hacia el mismo lado. La experiencia es un grado, mis canas en la barba me lo muestran, ya no me sulfuro tanto y encajo mejor los goles en contra, y adem&aacute;s no pierdo la meta: salir campe&oacute;n en todo lo que haga con el talento que tengo y la manera en que los amalgame. La receta de la pizza de Ranieri . Los factores y los ingredientes para que la pizza de Ranieri salga buena pueden ser muchos, pero de seguro una de ella, que es la que vengo predicando y vuelvo a hacer predicciones de futuro, por aquello de mi nueva buena costumbre es la siguiente: compartir el liderazgo y dar libertad de hacer con confianza a las personas. No hablo de delegar, hablo de algo m&aacute;s all&aacute;: dejar hacer a los que saben las cosas que saben hacer. Cu&eacute;nteme que tal va su equipo, aplique esto y por favor me dice c&oacute;mo le va o fue. Quiz&aacute; no gane la Champions (ya saben a qui&eacute;n voy) pero de seguro comenzara a sentirse un ganador. No diga que no se lo dije ni que lo pens&eacute; antes.*Venezolano, director de ALTO NIVEL escuela de negocios en Guatemala. Ingeniero mec&aacute;nico de profesi&oacute;n, cocinero por pasi&oacute;n, es ingeniero mec&aacute;nico con estudios en maestr&iacute;as de administraci&oacute;n de negocios (MBA); y gesti&oacute;n de proyectos (MPM) y con Rob&oacute;tica y Autom&aacute;tica Industrial a nivel de doctorado. Agitador tecnol&oacute;gico y admirador del talento humano y de los procesos creativos, cree en la innovaci&oacute;n como llave de cambio. Est&aacute; casado con una chapina y tiene un hijo chileno.Pueden comunicarse con Oscar a su correo electr&oacute;nico odrojas@upana.edu.gt o visitando altonivel.upa.edu.gt

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