<br /><br />Pag&eacute;s plantea que todav&iacute;a el peso de la robotizaci&oacute;n del empleo en el crecimiento de la productividad es bajo, porque alcanza a una &quot;parte peque&ntilde;a de las econom&iacute;as&quot;. &quot;Qu&eacute; tan r&aacute;pido ocurra el cambio a futuro determinar&aacute; la capacidad de las sociedades de ir ajust&aacute;ndose a estos procesos&quot;. De todos modos, los expertos coinciden en que las especializaciones en sectores que involucran capitales importantes son las que m&aacute;s r&aacute;pido se &quot;robotizar&aacute;n&quot;.El economista experto en innovaci&oacute;n Agust&iacute;n Campero sugiere que, en materia laboral, el mayor desaf&iacute;o que enfrentan los pa&iacute;ses es la aplicaci&oacute;n del conocimiento en nuevos productos, procesos de fabricaci&oacute;n y formas de organizaci&oacute;n. Por caso, en 2004, exist&iacute;a la &quot;certeza&quot; de que fabricar un veh&iacute;culo que circule en forma aut&oacute;noma era imposible. Google lo puso en marcha abriendo, cuando se masifique, el interrogante sobre ¿qu&eacute; pasar&aacute; con los empleos ligados al transporte?Para el economista Eduardo Levy Yetati, la robotizaci&oacute;n reintroduce el viejo dilema del liberalismo comercial, el del planteo &quot;productividad versus empleo&quot;. Explica que en las naciones desarrolladas el proceso de desplazamiento de trabajadores de calificaci&oacute;n media de sus empleos ocurre hace tiempo por dos factores: la incorporaci&oacute;n de las m&aacute;quinas y las empresas que se mudan a los emergentes. A su entender, la globalizaci&oacute;n laboral es solo una escala en el viaje a la automatizaci&oacute;n. &quot;Que el camino sea lento no implica que no ocurra&quot;, a&ntilde;ade.Un reporte de la consultora Deloitte tiene una mirada no apocal&iacute;ptica del fen&oacute;meno. Con base en informaci&oacute;n de 140 a&ntilde;os de estad&iacute;sticas laborales de distintos pa&iacute;ses, concluye que tomando per&iacute;odos largos, la tecnolog&iacute;a cre&oacute; m&aacute;s puestos de trabajo que los que destruy&oacute;. &quot;Las m&aacute;quinas reemplazan a los humanos en las tareas m&aacute;s peligrosas, aburridas y repetitivas, pero no parecen ni de cerca contribuir a la destrucci&oacute;n agregada de empleo a gran escala en la evidencia de los &uacute;ltimos 140 a&ntilde;os&quot;, dice.<br /><br /><strong>&quot;IMPARABLE&quot;</strong>Calum Chance, experto en inteligencia artificial, define como &quot;imparable&quot; la robotizaci&oacute;n de empleos. Sostiene que tres factores son los decisivos en el avance exponencial de las m&aacute;quinas inteligentes: computadoras mucho m&aacute;s potentes, el Big Data (capacidad de an&aacute;lisis en tiempo real de millones de datos) y la irrupci&oacute;n del llamado deep learning (aprendizaje profundo).Este &uacute;ltimo modelo est&aacute; basado en redes neuronales artificiales y permite a las m&aacute;quinas mejorar sus funcionalidades por si mismas a partir de la experiencia, mediante complejos algoritmos. Es esc&eacute;ptico sobre la posibilidad de que las nuevas tecnolog&iacute;as vayan a demandar tantos empleos como para contrarrestar la enorme cantidad de puestos de trabajo que se perder&aacute;n.&quot;Las anteriores revoluciones aportaron a la civilizaci&oacute;n fuerza o destrezas f&iacute;sicas, mientras que ahora las capacidades van mucho m&aacute;s all&aacute; porque son cog-nitivas. Millones de personas podr&iacute;an dejar de ser empleables&quot;, agrega y recomienda a los pa&iacute;ses plan-tearse &quot;desde ya&quot; los posibles efectos sociales y no solo tecnol&oacute;gicos que supone el empleo robotizado.<br /><br /><strong>EMPLEOS REEMPLAZABLES</strong><br />El trabajo de los economistas Carl Frey y Michael Osborne de la Universidad de Oxford incluye las 702 ocupaciones que son &quot;robotizables&quot;. Entre las primeras aparecen los puestos de tele-marketers, los vendedores de seguros, los trabajado-res textiles, los t&eacute;cnicos matem&aacute;ticos y los reparadores de maquinarias b&aacute;sicas.En una escala del cero al uno, esas ocupaciones reciben valores de 0,98-0,99.Para &quot;contadores y auditores&quot; la proyecci&oacute;n no es mucho m&aacute;s optimista; tienen 0,94. Con un 0,43, los economistas figuran en la posici&oacute;n 282, m&aacute;s en riesgo que los &quot;actores&quot;, que se ubican en el puesto 259. Los periodistas aparecen un poco menos reemplazables en el lugar 177. La actividad m&aacute;s dif&iacute;cil de realizar por robots, de las 702 relevadas, es la de &quot;terapistas recreativos&quot;.Una ventaja de los robots es que no son permeables a errores cognitivos en actividades que dependen de una buena capacidad de decisi&oacute;n. La econom&iacute;a del comportamiento se&ntilde;ala que esos sesgos, acumulados, representan costos altos</div>