Los ricos vuelven a los centros de las ciudades latinoamericanas

Los trabajos en el centro tienden a ser de mayor calidad y mejor remunerados. M&aacute;s a&uacute;n, la calidad de los trabajos tiende muchas veces a ser mejor en las zonas c&eacute;ntricas tradicionales que en los barrios 'nuevos' de las afueras, indica la investigaci&oacute;n.Los centros hist&oacute;ricos est&aacute;n atrayendo cada vez m&aacute;s mano de obra calificada y bien paga, en &aacute;reas como las finanzas o la tecnolog&iacute;a.Mientras que en las zonas suburbanas el empleo tiende a crecer en actividades menos remuneradas como la construcci&oacute;n y las ventas.Un estudio del acad&eacute;mico Enrico Moretti, de la Universidad de Berkeley, encuentra la justificaci&oacute;n econ&oacute;mica para este comportamiento.En el centro, con una mayor densidad poblacional, las empresas esperan encontrar m&aacute;s candidatos bien calificados para sus empleos, mientras que los trabajadores encuentran una mayor diversidad de potenciales empleadores.Igualmente, en muchas de estas actividades profesionales, existen beneficios importantes de estar en contacto cercano con personas que trabajan en empresas similares.As&iacute;, por ejemplo, los banqueros que trabajan y viven en el centro de una ciudad y tienden a frecuentar los mismos restaurantes pueden enterarse, entre colegas y rivales, de informaci&oacute;n comercialmente valiosa o de nuevas oportunidades de negocios.Lo que explica que la tendencia reciente a que algunos ejecutivos exitosos se pasen a vivir cerca de sus lugares de trabajo en distritos c&eacute;ntricos como Puerto Madero en Buenos Aires, o La Candelaria en Bogot&aacute;, puede ser m&aacute;s que una moda o una decisi&oacute;n de estilo de vida.Tambi&eacute;n puede tener sentido desde el punto de vista comercial. Pobreza desplazada La otra cara de la moneda est&aacute; reflejada en lo que le pasa a los habitantes pobres de los centros de estas ciudades que empiezan a verse desplazados por los nuevos desarrollos.En los centros de las ciudades de Am&eacute;rica Latina siguen habiendo fuertes presiones sociales.Un fen&oacute;meno conocido en ingl&eacute;s como 'gentrification', y que en Am&eacute;rica Latina est&aacute; empezando a darse con m&aacute;s fuerza.Para los pobres en cualquier ciudad, tener que moverse hacia las afueras, muchas veces sin dinero para tener un autom&oacute;vil privado, significa que estar&aacute;n cada vez m&aacute;s apartados de las mejores oportunidades culturales y educativas de la ciudad.Y adem&aacute;s corren el riesgo de quedar desconectados de los sitios donde est&aacute;n apareciendo los mejores empleos, en las zonas c&eacute;ntricas.Lo que reforzar&iacute;a su pobreza en el futuro. 'Una cosa asustadora' Adem&aacute;s, advierten otros, la llegada de dinero nuevo al centro de las ciudades latinoamericanas no siempre se ve acompa&ntilde;ada de la construcci&oacute;n de comunidades residenciales estables y saludables.Las zonas c&eacute;ntricas fueron por mucho tiempo refugio para las poblaciones m&aacute;s pobres.'Yo creo que en el centro de Bogot&aacute; a&uacute;n no sabemos qu&eacute; est&aacute; pasando. Lo que se dice es que se est&aacute;n comprando muchos edificios para hacer grandes inversiones', asegura a BBC Mundo Paula Qui&ntilde;onez, coordinadora del programa de gesti&oacute;n y desarrollo urbano en la Universidad del Rosario, en la capital colombiana.Ella no est&aacute; segura que estos inversores est&eacute;n realmente interesados en convertir esas zonas en su hogar.'A los bogotanos de estratos altos el centro todav&iacute;a les parece una cosa asustadora, espantosa', advierte.Para la acad&eacute;mica, muchos de los que compran en los nuevos edificios del centro no quieren vivir ah&iacute; sino ofrecer las residencias en alquiler, como negocio.'Los arrendatarios muchas veces no tienen sentido de pertenencia y apropiaci&oacute;n que necesitan las ciudades de sus residentes', se&ntilde;ala Qui&ntilde;onez.Las dudas que genera la recuperaci&oacute;n del centro de la capital colombiana se repiten a lo largo de muchas ciudades de la regi&oacute;n.Si bien es esperanzador que esos distritos y sus joyas arquitect&oacute;nicas hayan dejado atr&aacute;s muchas veces la miseria que los caracteriz&oacute; en otra &eacute;poca, no est&aacute; claro a&uacute;n si lo que viene en camino presentar&aacute; nuevos problemas de exclusi&oacute;n, segregaci&oacute;n social y especulaci&oacute;n financiera, distintos a los que hab&iacute;an antes, pero igualmente preocupantes.

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