¿Qué hay tras tus datos cuando haces clic?

Las consecuencias m&aacute;s obvias son por supuesto una vulneraci&oacute;n de los derechos a la privacidad de los ciudadanos, que son un derecho inalienable por mucho que la legislaci&oacute;n (todav&iacute;a) no sea todo lo profusa que un tema as&iacute; de complejo requiere. Adem&aacute;s, se demuestra totalmente cierto aquel escenario que les dibujamos hace ya bastantes a&ntilde;os de que, aparte del 'Big Brother' de 1984 que nos vigila a todos, hay que tener sumo cuidado tambi&eacute;n con los m&uacute;ltiples 'Little Brothers', que saben sobre usted muchas (much&iacute;simas) m&aacute;s cosas de las que usted siquiera imagina. Esos peque&ntilde;os hermanos tambi&eacute;n quieren saberlo todo sobre usted, y adem&aacute;s mayormente son empresas en la sombra, pr&aacute;cticamente desconocidas, y que se mueven en un mercado opaco por naturaleza (al menos ante los inconscientes ojos del usuario final). La &uacute;nica escapatoria ante la proliferaci&oacute;n de estas empresas es tratar de diversificar al m&aacute;ximo posible d&oacute;nde entregan ustedes uno u otro dato. Aunque esto no es la panacea, puesto que los arquitectos de estas soluciones han pensado en todo y tratan denodadamente por seguir todo rastro online que dejamos, e interrelacionarlo para enriquecer su informaci&oacute;n. Pero al menos no se lo pongamos ramplonamente f&aacute;cil, y algo (algo) de privacidad s&iacute; que salvamos con esta suerte de t&eacute;cnicas personales de 'scrambling' de datos. Pero no se crean que esto s&oacute;lo tiene las implicaciones m&aacute;s directas de nuestro perfilado, segmentaci&oacute;n, conocimiento, y venta de anuncios. No, las consecuencias de todo esto son mucho m&aacute;s profundas, y entran de lleno en el campo de la socioeconom&iacute;a en toda su extensi&oacute;n, tal y como ya les analizamos hace seis a&ntilde;os en el art&iacute;culo 'El In-Store Surveillance y la brecha social o El marketing como nuevo sistema de castas a la occidental'. Entonces ya les anticipamos sobre c&oacute;mo estos 'Little Brothers' acabar&iacute;an por dar a luz al Gran Hermano del marketing, que lo puede ser potencialmente de muchas otras cosas por la polivalencia de la informaci&oacute;n que manejar&aacute; y de las herramientas que actualmente ya maneja. Entre estas implicaciones &uacute;ltimas del nuevo sistema de castas en el que las sociedades occidentales se pueden convertir gracias al 'extreme-marketing', est&aacute; por ejemplo c&oacute;mo en un futuro que ya est&aacute; aqu&iacute; los dependientes de las tiendas de deshar&aacute;n con su trato m&aacute;s esmerado a los clientes m&aacute;s pudientes, e ignorar&aacute;n a los menos. Esto supondr&aacute; cortar de ra&iacute;z la democratizaci&oacute;n del trato al cliente, con sus inevitables efectos sobre el aumento de la conciencia de clase, la marginaci&oacute;n sistem&aacute;tica de los menos pudientes en buena parte de los negocios, y el consiguiente aumento de la conflictividad entre estamentos socioecon&oacute;micos. Este &uacute;ltimo punto no es de extra&ntilde;ar en absoluto, puesto que esa conflicitivdad se rebaja si cada cual no se siente tan atado al lugar que ocupa en la sociedad, y ve m&aacute;s cercana la posibilidad de progresar econ&oacute;micamente si es que &eacute;sa es una de sus metas en esta vida (o de que lo hagan sus hijos). El no vernos encasillados en una suerte de casta infranqueable es algo que, en mayor o menor medida, nos ayuda a todos a sentirnos m&aacute;s iguales (incluso aunque no lo seamos), o al menos a tener la esperanza de poder cambiar de status si es lo que deseamos. Y esto puede acrecentar la brecha social en unas sociedades desarrolladas que cada vez est&aacute;n m&aacute;s polarizadas entre los que pueden comprar y los que apenas pueden hacerlo. Los m&aacute;s pudientes van a seguir siendo tratados con trato preferente como siempre, s&oacute;lo que ahora los menos favorecidos ser&aacute;n tratados de otra forma, y los &uacute;nicos que pueden ganar algo son los dependientes que dedicar&aacute;n su tiempo, amabilidad y esfuerzos principalmente s&oacute;lo a los que se los van a devolver en Euros. El mundo va a estar cada vez m&aacute;s polarizado, tanto en el mundo laboral, como en el consiguiente mundo comercial, y al final... en el mundo socioecon&oacute;mico m&aacute;s general. Algunos creen que el dinero lo es todo, as&iacute; que si nos cuelgan una &uacute;nica y definitoria etiqueta en base a &eacute;l, no duden de que esos algunos nos acabar&aacute;n valorando &uacute;nicamente por nuestra capacidad econ&oacute;mica. Y no tengan miedo de pensarlo, porque es un abismo que debemos avistar cuanto antes: seremos menos personas, y todav&iacute;a m&aacute;s compradores. Bueno, de hecho, ya lo somos a d&iacute;a de hoy, y algunos no dudan en afirmar resueltos un segmentado 'Por sus euros los conocer&eacute;is'.

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