Elecciones Colombia: El triunfo de Duque, entre la polarización y la democracia

El primer desaf&iacute;o es garantizar una exitosa implementaci&oacute;n de los acuerdos de paz. &quot;Esta paz que a&ntilde;oramos reclama correcciones&quot; dijo Duque, quien ha prometido que si bien no va a hacer &quot;trizas&quot; los acuerdos s&iacute; les va a introducir modificaciones importantes que, de concretarse, van a generar fuertes tensiones , sobre todo con la antigua guerrilla. Con seguridad veremos propuestas de modificaciones, entre otros temas, en el &aacute;mbito de la Jurisdicci&oacute;n Especial para la Paz -uno de los engranajes centrales de la paz- y en una nueva tipificaci&oacute;n penal del delito del narcotr&aacute;fico. El segundo reto radica en asegurar la gobernabilidad pol&iacute;tica. Si bien Duque cuenta con una bancada s&oacute;lida, habr&aacute; que ver c&oacute;mo se desarrolla la relaci&oacute;n pol&iacute;tica con su mentor, quien desde su banca de senador, buscar&aacute; influir en la marcha del Gobierno. La conformaci&oacute;n del gabinete ser&aacute; un primer test para que Duque deje en claro que es &eacute;l el que est&aacute; a cargo. Tambi&eacute;n va a estar a prueba su capacidad para luchar contra la corrupci&oacute;n y los vicios de la vieja pol&iacute;tica. El tercer desaf&iacute;o guarda relaci&oacute;n con su propuesta reformista (la llamada econom&iacute;a naranja) que busca modernizar la econom&iacute;a colombiana haci&eacute;ndola m&aacute;s competitiva, pro empresariado, con impuestos m&aacute;s bajos y con menos informalidad.Un proyecto que enfrentar&aacute; serios retos debido a la compleja herencia que el presidente Santos -con bajos niveles de popularidad- deja en lo econ&oacute;mico (sin perjuicio de las perspectivas macroecon&oacute;micas medianamente positivas con un crecimiento proyectado de 2,7% para 2018 y de 3,3% para 2019 seg&uacute;n el FMI) y en lo social, en especial la elevada desigualdad (un ni&ntilde;o de bajos recursos necesita de 11 generaciones para alcanzar un nivel medio de ingreso). El reciente ingreso del pa&iacute;s a la OCDE constituye un desaf&iacute;o adicional para el nuevo Gobierno. El cuarto reto pasa por la compleja relaci&oacute;n que su gobierno mantendr&aacute; con el r&eacute;gimen autoritario de Nicol&aacute;s Maduro -a quien Duque ha calificado de &quot;ileg&iacute;timo&quot;-; relaci&oacute;n estrechamente vinculada a la evoluci&oacute;n de la crisis pol&iacute;tica que vive ese pa&iacute;s, y a la espera de ver c&oacute;mo la grave situaci&oacute;n socio-econ&oacute;mica y el creciente flujo de personas que abandonan Venezuela termine impactando en Colombia.Resumiendo: las primeras elecciones presidenciales del posconflicto con las FARC fueron las m&aacute;s pac&iacute;ficas en la historia del pa&iacute;s, confirmaron que Colombia sigue siendo un pa&iacute;s de centro-derecha, se caracterizaron por un alto nivel de participaci&oacute;n electoral (52%), las grandes maquinarias clientelistas regionales salieron derrotadas, y por primera vez, una mujer, Marta Luc&iacute;a Ram&iacute;rez, ocupar&aacute; la Vicepresidencia de la Rep&uacute;blica. El balotaje colombiano vino a ahondar el de por s&iacute; muy alto nivel de polarizaci&oacute;n de la sociedad colombiana y estuvo centrado en una guerra de miedos: si ganaba Petro que Colombia se convirtiese en otra Venezuela; si ganaba Duque que Uribe fuese el verdadero poder detr&aacute;s de la presidencia. Al final, una clara mayor&iacute;a opt&oacute; por el &quot;mal menor’ y dio su voto a Duque.Precisamente por ello, este ha sido un proceso que, como bien se&ntilde;ala Ariel &aacute;vila, se caracteriza por una paradoja: lo pac&iacute;fico del proceso electoral es consecuencia directa de la pol&iacute;tica de paz del presidente Santos, pero result&oacute; vencedor (y en ello radica la paradoja) la fuerza pol&iacute;tica que con mayor tenacidad se opuso a esa pol&iacute;tica de paz. Por &uacute;ltimo, y a nivel regional, el triunfo de Duque refuerza el predominio que las fuerzas pol&iacute;ticas de centroderecha vienen obteniendo en Am&eacute;rica del Sur tras las victorias de Mauricio Macri en 2015, Pedro Pablo Kuczynski en 2016, Sebasti&aacute;n Pi&ntilde;era en 2017 y Mario Abdo Ben&iacute;tez en 2018 , lo que no implica que Am&eacute;rica Latina est&eacute; experimentando un &quot;giro completo a la derecha&quot; ya que en Ecuador gan&oacute; Len&iacute;n Moreno de centro-izquierda (2017), en Costa Rica fue electo el socialdem&oacute;crata Carlos Alvarado (2018), en las ileg&iacute;timas elecciones venezolanas de abril pasado fue reelecto Nicol&aacute;s Maduro y en M&eacute;xico todo pareciera indicar que la victoria de Andr&eacute;s Manuel L&oacute;pez Obrador -de discurso anti-neoliberal y posicionado en el centro-izquierda- es altamente probable en las elecciones del pr&oacute;ximo 1 de julio. (*) El autor es Director Regional de IDEA Internacional para Am&eacute;rica Latina y el Caribe.

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