<em>A lo largo de la historia, los cambios han generado las mismas dudas, y las mismas preguntas en una sociedad que siempre se ve amenazada ante la incertidumbre. </em>'Ahora es tiempo de consumo, de puro entretenimiento, y eso tiene problemas para crear identidad a largo plazo'. La anomia, que &eacute;mile Durkheim introdujo en <a href='https://es.wikipedia.org/wiki/La_divisi%C3%B3n_del_trabajo_social' target='_blank'>La divisi&oacute;n del trabajo social</a> (1893), es la palabra que Dur&aacute;n elige para este futuro hipot&eacute;tico. 'Aunque ya se da hoy en d&iacute;a. Es ese estado en el que hay una incapacidad para encajar la sociedad con el individuo y este no siente inter&eacute;s por hacer nada, no est&aacute; motivado, ni para s&iacute; mismo ni para los dem&aacute;s'. Seg&uacute;n el profesor, hoy <a href='https://elpais.com/tag/consumismo/a' target='_blank'>las motivaciones vienen principalmente del &aacute;mbito del consumo</a>, lo que hace que tengan que generarse nuevas de forma continua: 'No hay un proceso vital de largo recorrido, todo es nuevo y pasa r&aacute;pido. Eso crea un estado an&oacute;mico que repercute en una crisis de identidad'.La vacuidad a la que alude Dur&aacute;n puede derivar, a veces, en supuestos negativos. Gabriela Vargas-Cetina alude a las situaciones de 'reconocimiento interno y exclusi&oacute;n' que pueden darse alrededor de esa creaci&oacute;n de identidad: 'Muchas veces quedan en el borde del totalitarismo'. En un mundo como el actual, <a href='https://elpais.com/tag/partidos_ultraderecha/a' target='_blank'>con repuntes de los movimientos ultraderechistas</a>, ese tiempo libre podr&iacute;a acabar us&aacute;ndose, seg&uacute;n Vargas-Cetina, en expresar ese resentimiento. 'Nos estamos enfrentando a una crisis identitaria en el sentido de un reforzamiento de las identidades grupales como formas totalitarias de identidad'.<strong><em>Todos los que que renunciaron a sus sue&ntilde;os porque pensaban que ten&iacute;an que ganarse la vida, podr&iacute;an lanzarse a cumplirlos</em></strong><strong><em>- Rutger Bregman</em></strong>De forma constante, la sociedad se remite a movimientos pasados para preveer los futuros; en muchos casos con una carga mesi&aacute;nica importante. 'Y es un modelo totalmente desajustado. Sabemos que el cambio vendr&aacute;, y lo har&aacute; poco a poco y calando profundamente, y cuando llegue, el ser humano se dar&aacute; cuenta de que nunca antes hab&iacute;a tenido tiempo para reflexionar y se dar&aacute; cuenta de las lagunas inmensas que tiene', arguye el catedr&aacute;tico Antonio Rodr&iacute;guez de las Heras. Habla de nuevos malestares previos a un cambio social muy profundo del que no saldr&aacute; un l&iacute;der, sino un movimiento m&aacute;s atomizado y global que, seg&uacute;n Bregman, debe pasar no solo por prepararse para una nueva identidad, sino superar la verdadera crisis de esta, que se est&aacute; dando ahora.Apunta el historiador holand&eacute;s a que cerca de un tercio de la mano de obra moderna est&aacute; actualmente atrapada en un trabajo que encuentra in&uacute;til. Y asegura que no habla de agricultores, enfermeras o profesores, sino de abogados, banqueros y consultores: 'Todos los que que renunciaron a sus sue&ntilde;os porque pensaban que ten&iacute;an que ganarse la vida. Es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo: estamos desperdiciando una cantidad incre&iacute;ble de energ&iacute;a, ambici&oacute;n e inteligencia con todas esas personas inteligentes que trabajan en algo que no aporta nada de valor. O incluso peor (en el caso del sector financiero) que lo destruyen'. Para Bregman no es una coincidencia que los que trabajan en este &aacute;rea, a menudo, <span style='text-decoration: underline;'>terminen con agotamiento o depresi&oacute;n</span>: 'La verdadera crisis de identidad de nuestros tiempos'.<strong>Adi&oacute;s, educaci&oacute;n actual </strong>Para que ese cambio de paradigma tenga lugar, todos coinciden en un punto clave: la educaci&oacute;n, ahora enrocada en el af&aacute;n por alienar y adoctrinar en los valores de la productividad, la rentabilidad y el futuro econ&oacute;mico sostenible bajo los criterios de la jerarqu&iacute;a de la oferta y la demanda. Para la antrop&oacute;loga Vargas-Cetina, desde las estructuras hegem&oacute;nicas de poder y el status quo, los cambios nos est&aacute;n llevando de una educaci&oacute;n m&aacute;s cr&iacute;tica a una m&aacute;s t&eacute;cnica, donde <a href='https://politica.elpais.com/politica/2015/10/02/actualidad/1443800282_346551.html' target='_blank'>las ciencias sociales, las artes y las humanidades son relegadas</a>. 'Visto desde un futuro mejor para todos, deber&iacute;amos tener m&aacute;s arte, m&aacute;s cr&iacute;tica, m&aacute;s ciencias sociales y m&aacute;s herramientas que nos ayuden a entender por qu&eacute; la t&eacute;cnica nunca es 'solamente' una aplicaci&oacute;n de las cosas, sino la implementaci&oacute;n de una cierta filosof&iacute;a'.<strong><em>Hacerse con el control de la educaci&oacute;n es formar el mundo que t&uacute; quieres</em></strong><strong><em>- Antonio Rodr&iacute;guez de las Heras</em></strong>En 2015, la reforma educativa espa&ntilde;ola (LOMCE) <span style='text-decoration: underline;'>redujo la asignatura de Filosof&iacute;a en las aulas</span> de manera significativa; en aquel momento, profesores y expertos se levantaron y arguyeron que la materia llevaba a&ntilde;os siendo maltratada. Aquel fue solo un ejemplo m&aacute;s del escaso inter&eacute;s que la pol&iacute;tica -al fin y al cabo quien tiene en su mano la palanca de mando- tiene por inculcar el amor a la sabidur&iacute;a. 'Los grandes poderes, tanto nacionales como supranacionales, fomentan una educaci&oacute;n vinculada directamente al trabajo; y la otra forma que han entendido hasta ahora ha estado <span style='text-decoration: underline;'>vinculada al tema de la ciudadan&iacute;a</span>, pero eso s&iacute;, con valores superfluos y d&eacute;biles', subraya Dur&aacute;n.Rodr&iacute;guez de las Heras tambi&eacute;n se encamina hacia ah&iacute;: 'La educaci&oacute;n siempre es revolucionaria o contrarrevolucionaria, por eso se disputa continuamente. Todos queremos en nuestra mano el mando para mover o contener el mundo y <a href='https://elpais.com/diario/1978/02/25/sociedad/257209220_850215.html'>hacerse con la educaci&oacute;n es formar el mundo que t&uacute; quieres</a>'. El catedr&aacute;tico coloca la educaci&oacute;n como la protagonista &uacute;nica de un cambio que habr&aacute; de darse en cada individuo y que lo prepare frente a la indefensi&oacute;n y la vulnerabilidad que supondr&iacute;a este futurible. 'Disponer de tiempo, al principio, nos deja indefensos frente a la invasi&oacute;n que supone el entretenimiento, una especie de sonajero sin trasfondo'.<strong><em>Los grandes poderes, tanto nacionales como supranacionales, fomentan una educaci&oacute;n vinculada directamente al trabajo </em></strong><strong><em>- Jos&eacute; Francisco Dur&aacute;n</em></strong>Preparar a las personas para ser cultos, aprender a observar el mundo, discernir lo que sucede tras lo que es contado, alejar el trabajo como &uacute;nica realizaci&oacute;n personal, <a href='https://elpais.com/elpais/2016/11/15/buenavida/1479210663_012299.html'>bajarle los humos al &eacute;xito profesional como indicador de felicidad</a>... Un indicador que, probablemente, dejar&iacute;a m&aacute;s en pa&ntilde;ales que al resto a aquellos saturados de t&iacute;tulos, cargos y honores laborales. Rodr&iacute;guez apunta a quienes tienen un nivel sociocultural m&aacute;s alto como los m&aacute;s afectados: 'Su proceso educativo ha sido extraordinariamente transformador, una horma muy fuerte para que ser una pieza de relojer&iacute;a en la maquina social, por tanto, ah&iacute; puede producirse un derrumbamiento'. Aunque asegura que el da&ntilde;o y las perturbaciones pueden ser muy dispares. 'Los efectos de ese posible escenario va a darnos sorpresas, no son nada predecibles'.Nùria Codina suma una arista m&aacute;s a las hip&oacute;tesis que podr&iacute;an darse: no solo un cambio educativo es 'esencial', sino que habr&iacute;a que <a href='https://elpais.com/elpais/2015/07/24/eps/1437735084_996703.html'>introducir expertos en gesti&oacute;n del tiempo y el ocio</a>. 'No se trata solo de ocupar el tiempo, lo &oacute;ptimo es invertirlo en aquello que realmente aporte el desarrollo psicosocial de la persona. Y aqu&iacute; es importante destacar que algunas escuelas desarrollan experiencias piloto en las que el contenido acad&eacute;mico se imparte a partir del ocio; unas experiencias que aportan innovaci&oacute;n y nos preparan para otro modelo de ense&ntilde;anza'.<strong>Poderoso caballero es Don dinero </strong>Para asegurar un cambio positivo en lo que podr&iacute;an ser las escuelas del futuro, Bregman, autor de <a href='https://www.rutgerbregman.com/'>Utop&iacute;a para realistas</a>, apunta hacia la renta b&aacute;sica garantizada como puntal para que las nuevas generaciones se dediquen m&aacute;s a seguir lo que desean y no lo que deben: 'Los padres a menudo dicen a sus hijos 'aseguraos de estudiar algo que tenga un buen sueldo'. El resultado es que muchos j&oacute;venes no estudian artes, m&uacute;sica, danza, historia o filosof&iacute;a, porque tienen miedo de no ganar suficiente'. Si supieran que esa parte est&aacute; cubierta, las decisiones de millones de personas, seg&uacute;n el historiador, empezar&iacute;an a ser otras.<strong><em>Con una renta b&aacute;sica garantizada, por primera vez en la historia, todos ser&iacute;an verdaderamente libres</em></strong><strong><em>- Rutger Bregman</em></strong>Por eso cree en la absoluta necesidad de adquirir ese nuevo derecho: 'Es crucial que demos a todos la libertad de decidir por s&iacute; mismos qu&eacute; quieren hacer con su vida. Ser&iacute;a el mayor logro del capitalismo y de la socialdemocracia'. Por primera vez en la historia, todos y no solo los ricos, podr&iacute;an decir 'no' a un trabajo que no quieren hacer. 'Por primera vez en la historia, todos ser&iacute;an verdaderamente libres'.<strong>Bienvenida de nuevo, cultura </strong>Dentro de esa educaci&oacute;n renovada, sin duda para los expertos, la cultura se posicionar&iacute;a en cabeza. 'La educaci&oacute;n y la cultura se desmembraron la una de la otra hace tiempo y eso cre&oacute; una anomal&iacute;a en el cociente educativo y cultural', anota Rodr&iacute;guez de las Heras, aludiendo a una divergencia que ha generado carencias inmensas en el desarrollo de las personas. 'Si vuelven a integrarse, <a href='https://elpais.com/sociedad/2013/11/26/actualidad/1385491452_200770.html'>aquellas cosas que ahora pueden incluso molestar, como la pintura o la escritura creativa</a>, se recuperar&aacute;n'. El catedr&aacute;tico est&aacute; convencido de que este tipo de habilidades, ahora pertenecientes al mundo del tiempo libre de cada uno, tendr&aacute;n un renacimiento: 'Ese ocio llevar&aacute; a aquello que te han robado porque no cab&iacute;a durante el tiempo laboral impuesto'.Aunque, como en el resto de sectores, la cultura deber&aacute; atravesar un proceso de cambio que ofrezca respuestas y satisfaga las necesidades (que se antojan m&aacute;s profundas) del nuevo p&uacute;blico. Unos espectadores que, en su mayor&iacute;a y por el momento, 'consumen cultura'. El profesor Dur&aacute;n explica que, aunque ahora existe un af&aacute;n cultural enorme, es solo un especie de espejismo del <a href='https://economia.elpais.com/economia/2015/11/18/actualidad/1447845195_560173.html'>af&aacute;n por el entretenimiento</a> 'enfocado a recuperar fuerzas para volver a trabajar'. Sin embargo, afirma, deber&iacute;a ser algo que permitiese ser mejor moralmente, tener m&aacute;s capacidad y mejores herramientas para comprender el mundo: 'El entretenimiento convierte a las personas en la masa, mientras que la cultura pasa por apreciar lo que se experimenta, por cultivarlo. Solo entonces se es m&aacute;s libre'.