<h2>Tema espinoso</h2>Keystone XL fue durante mucho tiempo un tema espinoso entre Washington y Ottawa. Ferviente defensor de la industria petrolera, el exprimer ministro canadiense Stephen Harper, predecesor de Justin Trudeau, defendi&oacute; infructuosamente el proyecto ante el gobierno de Obama.<br /><br /><strong>Siete a&ntilde;os despu&eacute;s del primer pedido, Obama se rehus&oacute; en noviembre de 2015 a conceder a TransCanada el permiso presidencial necesario para iniciar los trabajos alegando que 'no es del inter&eacute;s nacional'.</strong><br /><br />TransCanada respondi&oacute; en enero de 2016 en los tribunales de Estados Unidos con una demanda de 15.000 millones de d&oacute;lares por da&ntilde;os y perjuicios.<br /><br /><strong>La firma apuesta a transportar el petr&oacute;leo canadiense hacia nuevos mercados. Los actuales ductos est&aacute;n saturados y los productores canadienses de hidrocarburos pretenden con este proyecto enviar petr&oacute;leo hasta las refiner&iacute;as del Golfo de M&eacute;xico</strong>, desde donde podr&aacute; ser luego exportado a otros pa&iacute;ses.</div>