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Aliados incondicionales del progreso

Empresarios y Estado trabajando juntos para dar educación y progreso. Es posible, es efectivo y es imprescindible para construir sociedades más fuertes. En El Salvador lo demuestra la Fundación Empresarial para el Desarrollo Educativo (Fepade).

2014-02-21

Empresarios y Estado trabajando juntos para dar educación y progreso. Es posible, es efectivo y es imprescindible para construir sociedades más fuertes. En El Salvador lo demuestra la Fundación Empresarial para el Desarrollo Educativo (Fepade).

Por: Sergio Rodríguez ávila

En un país donde diálogo público-privado y los acuerdos entre diferentes sectores ideológicos nunca ha sido fácil, la experiencia y los resultados de la Fundación Empresarial para el Desarrollo Educativo (Fepade) demuestran que en El Salvador el consenso enfocado en el bienestar de la sociedad es posible, y no solo eso, sino que también es sostenible.

Fepade es un conglomerado educativo que trabaja diferentes líneas de acción, en calidad de aliado estratégico del Ministerio de Educación. 'Somos una conexión entre la empresa privada y el mundo público, y nuestra misión es ayudarle a la educación pública y al país a ser más productivo', definió el president de la Fundación, Ricardo Max Freund Waidergorn.

Fepade cumplió este año sus primeros 25 de existencia: más de dos décadas -ininterrumpidas- durante las cuales hizo realidad su misión.

La fundación comenzó con menos de 900 alumnos y en el 2010 sobrepasó los 6.000. 'Sin embargo, nuestra misión es trabajar con el ministerio para lograr invertir la pirámide. Esto significa que tenemos que lograr incrementar la proporción de estudiantes técnicos, de menos del 10% del total de estudiantes en El Salvador, actualmente, a más del 20% en pocos años', afirmó Freund.

Fepade es un proyecto 100% salvadoreño. Surgió a mediados de los ´80 por iniciativa de un grupo de empresarios liderado por Roberto Palomo. Entre las empresas fundadoras se inscriben TACA, Fundación Poma, H. de Sola, La Constancia, Molsa, Cementos de El Salvador, Productos de Café, ADOC y varias otras.

A lo largo de estos más de veinte años, los empresarios salvadoreños convirtieron a Fepade en una experiencia modelo que expone exitosamente lo que implica la sinergia público-privada en pro de políticas de Estado de largo plazo. Sobre ello dialogó Estrategia & Negocios con el presidente de Fepade, Ricardo Freund.

Mucho se habla respecto de la responsabilidad social empresarial (RSE) pero, ¿qué implica concretamente ser un 'empresario socialmente responsable'?

Creo que es bien sencillo. Nos rodea gente y nos rodea la tierra. Nosotros tenemos que hacer algo para la gente que nos rodea y para la tierra, para el planeta. Si nosotros enfocamos nuestras energías en esas dos grandes líneas de acción vamos a poder crear ese futuro cierto que todos quisiéramos ver. En Fepade nos concentramos en la gente, en la parte educativa. Muchos de los empresarios que estamos en Fepade somos voluntarios. Damos nuestro tiempo, no tenemos dieta, al contrario, tenemos que pagar ciertos programas, pagamos por trabajar.

Sin embargo, el tiempo es lo más valioso que nosotros tenemos, porque si usted da tiempo en una institución quiere decir que se lo quita a algo que iba a ser de beneficio para su empresa, familia, o usted mismo. Estar en Fepade no es para mí, es para mi entorno, para la gente que me rodea. Una de las características de los empresarios que están en Fepade es esa, trabajan para quienes los rodean. Casi todos los empresarios tienen proyectos de RSE en sus propias empresas pero, además, están aquí.

El presidente panameño Ricardo Martinelli, les dijo una vez a empresarios salvadoreños que ha llegado el momento que los empresarios de la región se involucren en la política partidaria. ¿Se puede hacer RSE a través de la política partidaria?

Eso es una decisión personal, y hay que respetar cuando alguien decide involucrarse en la política, tal como el caso de Ricardo Martinelli o el empresario salvadoreño Roberto Murray. Hay varios empresarios que lo han hecho.

Todos votamos, todos hacemos política, de una manera u otra. Por ejemplo, nosotros como Fepade estamos involucrados en el ITCA (Escuela Especializada en Ingeniería) a través de un Asocio Público Privado (APP) en el que estamos administrando todos los institutos tecnológicos de El Salvador, que son públicos y dependen del Ministerio de Educación. Para cumplir esta labor firmamos un contrato a 50 años y llevamos ya 20 de ellos. En la Junta Directiva tenemos a un alcalde, a un vice-ministro de Educación, al director nacional de Educación y Educación superior… vamos al despacho del ministro frecuentemente, el viene a Juntas Directivas con nosotros. Nosotros estamos constantemente en contacto con la cúpula política relacionada a educación.

¿En qué consiste el APP de Fepade?

Las tierras, los edificios, talleres, toda la educación del sistema tecnológico pertenece al gobierno. Fepade es un administrador. Hay una Junta Directiva para los ITCA, que lo preside Dany Cohen, que es miembro de la Junta Directiva de Fepade. Hasta este gobierno, la Junta Directiva de Fepade era100% nombrada por Fepade, pero nos pidieron que lo cambiáramos, y lo hicimos. Este gobierno nos pidió tener a cuatro de nueve directores en la Junta Directiva y nombraron a la cúpula del Ministerio para que participaran. Trabajamos muy bien, por supuesto que tenemos diferencias, pero esto no es un problema. Porque la educación no tiene color político. Todos estamos de acuerdo en qué tenemos que hacer para sacar a un buen técnico.

¿Por qué un APP y no otro modelo de auto sostenibilidad?

Hay universidades que son negocio, ese es otro modelo. Nuestra función no es hacer dinero, nuestra función es hacer técnicos para el país. La población que nosotros tenemos como meta es de escasos recursos en su mayoría. Nuestra meta es tener el 50% de los estudiantes becados, en estos momentos andamos por cerca del 30%. Mantener un tecnológico es caro. Cuando uno tiene que conseguir donaciones, ya sea de empresas o instituciones nacionales o internacionales, el modelo del APP es un magneto, porque el donante ve al empresario sentado junto al gobierno. Hay fondos de la empresa privada y del Estado. De este modo, demostramos al mundo que El Salvador está trabajando en un proyecto de común acuerdo, con un objetivo bien claro, específico y no hay discordia. La única agenda es la educación.

Y algo que es importante aclarar: conformamos un APP sin fines de lucro pero también sin ánimo de pérdida. Cuando hacemos un proyecto nos aseguramos que sea sostenible. Esa es de las otras grandes ventajas de un APP: la administración del ITCA está en manos privadas y nosotros no cambiamos como lo hace el gobierno cada cuatro o cinco años, por lo cual podemos mantener un seguimiento en los planes. Nuestras políticas logran trascender gobiernos, esa es una de nuestras metas más importantes. Vamos a trabajar con todos los gobiernos que vengan en el futuro así como lo hemos hecho en el pasado.

Esta experiencia de entendimiento que Fepade logró con la Administración Funes, no la consiguieron otras organizaciones del sector privado. ¿Por qué si ustedes lo lograron?

Fepade es un operador de programas, no somos un think tank, no le decimos al gobierno qué hacer. Nosotros nos consideramos aliados estratégicos del ministerio en turno, porque ya vivimos 25 años. Desde que estoy aquí he visto a tres diferentes gobiernos. Nosotros le preguntamos al gobierno cuáles son sus planes y nosotros les ayudamos a llevarlos a cabo.

Tenemos cuidado de respetar nuestros principios y metas, y evaluamos que aquello que nos pida el gobierno de turno sea algo que esté perfectamente alineado con nuestra filosofía y ética de trabajo.

Creo que el éxito de Fepade ha sido poder, de una manera u otra, generar los ambientes de trabajo para no perder las relaciones con el ministerio de Educación y ser un aliado estratégico que ayuda a trabajar en las escuelas con los directores, maestros y alumnos. Siempre y cuando nosotros nos mantengamos en esa línea y no queramos decir al gobierno qué hacer sino cómo lo ayudamos, Fepade va a seguir siendo exitoso.

¿Por qué participa en Fepade y no en otra institución?

El afán por ayudar a la educación es algo que creo que lo heredé, ya que mi familia, a través de la fundación Max Freund, ha estado activa en ayudar en la educación con becas, y activos en el cuidado del medio ambiente preservando el bosque de Montecristo y colaborando con la Fundación Amigos del Lago de Ilopango. Para mi familia siempre ha sido prioritario comprometernos con el país y la gente. Es parte de mí genética y es como estoy educando a mis hijos. La educación es darle oportunidad a la gente, hay algunos que lo aprovechan y otros que no. Lo único que necesita nuestra gente es tener una oportunidad.

¿Qué lo anima a continuar?

Cada vez que vemos a un becado graduarse, nos damos cuento que por lo menos le cambiamos la vida a una persona, a una familia, hicimos una diferencia. Nosotros tenemos que ver cómo hacemos la diferencia en más personas, en más familias, para que al final eso acabe cambiando el rumbo del país.

¿Cuál quiere que sea su legado?

Debemos llegar a hacer 10 veces más de lo que ya hemos hecho, tenemos que ayudarle a las personas a conseguir educación y trabajo. Eso es lo que quiero dejar de legado.

Programas de Fepade

·ITCA. Es un instituto tecnológico que ofrece ingenierías y tecnicaturas.

·Empresarios por la educación. Tiene el programa de EDUBECAS. Apadrina centros escolares públicos. Trabaja en 58 escuelas públicas y ha beneficiado a más de 25.000 docentes y 25.000 alumnos.

· Desarrollo empresarial. Es un programa para ampliar conocimiento y experiencias a ejecutivos y gerentes de empresas. Se han capacitado unos 250.000 ejecutivos.

·Investigación y desarrollo. Se hacen investigaciones educativas. Edita una revista que se llama ABC. Desarrolla anualmente una campaña nacional del libro para los colegios públicos.

· Micro incubadora de jóvenes emprendedores. Ayuda a los estudiantes a generar sus propios negocios.

·ISEADE. Es un programa de maestrías en administración de empresas y liderazgo gerencial educativo. Ha graduado cerca del 60% de los MBA de El Salvador.

12 ejemplares al año por $75

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