<br /><br />Si su empresa brinda servicios de recolocaci&oacute;n, luego diga: &quot;Como parte del respeto que le tenemos, hemos contratado a una empresa para ayudarle a conseguir algo y no se quede en el aire&quot;. Luego ceda la palabra al consultor o representante de recursos humanos para que explique los pr&oacute;ximos pasos. &quot;La reuni&oacute;n no tiene por qu&eacute; ser prolongada&quot;, dice Stybel. &quot;Diga lo que tenga que decir, y luego salga de la habitaci&oacute;n. La empresa de recolocaci&oacute;n se har&aacute; cargo&quot;.<br /><br /><strong>No se desv&iacute;e</strong><br />A medida que la persona que est&aacute; perdiendo su trabajo asimila lo que est&aacute; pasando, ella podr&iacute;a reaccionar emotivamente. Podr&iacute;a romper en llanto, explotar contra usted o tener muchas preguntas. Pero usted, el gerente, no debe responder. &quot;No querr&aacute; que la conversaci&oacute;n se convierta en un debate, discusi&oacute;n o argumento&quot;, dice Molinsky. No mencione el tema del bajo rendimiento del empleado o el hecho de que hab&iacute;a sido advertido/a. En cambio, Stybel sugiere decir: &quot;Si usted desea discutir la validez de esta decisi&oacute;n, con gusto podemos programar una reuni&oacute;n la pr&oacute;xima semana -este no es el momento&quot;, pero el experto agrega que nunca &quot;ha visto una situaci&oacute;n donde un empleado despedido haya pedido una segunda reuni&oacute;n&quot;.</div>