<div id='DTElementID-23412748' class='WebText'><a href='https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-beneficios-silencio-mejor-escuchar-hablar-202011040216_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F' target='_blank'><strong>Por Alberto &aacute;lvarez Calero es director de orquesta y compositor</strong></a><br /><br />Aunque eso que se dice de que «una imagen vale m&aacute;s de mil palabras» no es siempre cierto, s&iacute; lo es a veces. Lo mismo ocurre con los silencios: muchas veces en estos se concentra m&aacute;s significado que en cualquier cosa que uno pueda decir. Tambi&eacute;n, es la escucha, algo as&iacute; como trabajar el «silencio interior» para escuchar a los dem&aacute;s, de vital importancia. Y por ello Alberto &aacute;lvarez Calero, director de orquesta, compositor, y profesor de la Universidad de Sevilla, ha escrito<strong> «La importancia de la escucha y el silencio»</strong> (Amat editorial), un libro en el que tiene &uacute;nico objetivo, en sus propias palabras «contribuir a la revalorizaci&oacute;n de la escucha y el silencio como experiencias vitales».<br /><br />Para empezar,<strong> el autor habla sobre c&oacute;mo hablar y escuchar son acciones unidas,</strong> pero en la sociedad occidental «se le da much&iacute;simo m&aacute;s realce al acto de hablar que al de escuchar correctamente», y advierte que parece que, «por el hecho de estar callados, los mensajes llegan a nuestros odios». Nada m&aacute;s lejos de la realidad. Apunta que vivimos en un modelo de sociedad en el que tiene m&aacute;s tendencia a triunfar una persona muy habladora a una reservada, pero no tiene por qu&eacute; ser mejor virtud tener dones para la comunicaci&oacute;n hablada, pues escuchar es esencial, tanto que, citando a Daniel Goleman y su libro «Inteligencia social», asegura que «el arte de saber escuchar es una de las principales habilidades de las personas que tienen un alto grado de inteligencia emocional».<h2>Consejos para aprender a escuchar</h2>Se podr&iacute;a decir que todos sabemos o&iacute;r, pero no escuchar. Deja Alberto &aacute;lvarez Calero unas pautas para ser conscientes de los que nos cuentan, y poder prestarle atenci&oacute;n:<br /><br />- Evitar cualquier distracci&oacute;n (ruidos, interrupciones...) que nos impidas prestar la atenci&oacute;n necesaria.<br /><br />- Aparcar un momento nuestros sentimientos para poder escuchar al otro con objetividad.<br /><br />- Mientras escuchamos, debemos intentar dejar aparte nuestras ideas irracionales y prejuicios habituales, tanto conscientes como no.<br /><br />Habla tambi&eacute;n sobre c&oacute;mo debemos educarnos para poder escuchar, sobre todo en una sociedad como la actual en la que el ruido, en general (todo el bullicio de las redes sociales, los programas, los tel&eacute;fonos m&oacute;viles y los mensajes) no solo no nos permite escuchar bien, sino tampoco estar en silencio. Dice el autor que, para aprender a escuchar, hace falta pasar tres procesos: la fase de preescucha, en la que desde las edades m&aacute;s tempranas se debe incentivar esta; la fase de escucha, en la que se pone de manifiesto nuestra capacidad; y la fase posterior, en la que es importante autoevaluar qu&eacute; dificultades hemos tenido a la hora de escuchar. Todo esto requiere esfuerzo, claro; «escuchar a otra persona exige un tiempo. La comprensi&oacute;n es lenta, porque obliga no ya a entender las palabras, sino a descifrar el c&oacute;digo que acompa&ntilde;a a los gestos», explica en las p&aacute;ginas del libro.<br /><br /><strong>El significado del silencio</strong><br />«El silencio puede participar de manera activa y significativa en un hecho (...) callarse, es en realidad una aut&eacute;ntica acci&oacute;n. Ocurre cuando se debe recordar, y sin embargo se pretende olvidar; o cuando es necesario hablar o protestar y la persona se calla», introduce el autor la segunda parte del libro. Hace hincapi&eacute; en la idea de que el silencio no es un gesto pasivo, sino una demostraci&oacute;n activa de su uso y habla sobre como, al igual que las palabras no suele ser neutral, tampoco lo es el silencio.<br /><br />Menciona tres tipos: el silencio intencional, que se produce cuando la omisi&oacute;n de sonido tiene una intenci&oacute;n o sentimiento concreto; el silencio receptivo, producido cuando el receptor escucha atentamente al emisor; y el silencio casual, aquel que no es buscado, y no tiene intenci&oacute;n.<br /><br />«Muchas personas asocian el silencio con la quietud, pero como una inacci&oacute;n a veces tensa. Entienden el silencio como un hueco que hay que rellenar (...) enfrentarse a &eacute;l puede ser una experiencia inc&oacute;moda», dice Alberto &aacute;lvarez Calero. Pero, aunque nos abrume de esta manera el silencio, asegura que este es «el ant&iacute;doto a la mente tan dispersa a la que la vida actual nos conduce». Habla tambi&eacute;n del silencio interior, ese que muchas veces por todos los activadores externos que tenemos, no somos capaces de cultivar. «Vivir ante un exceso de datos hace que la mente se sature y que, por lo tanto, el silencio interior no exista», segura.<br /><br /><strong>Educar en el silencio</strong><br />Al igual que el autor explica que se debe educar la escucha, tambi&eacute;n opina lo mismo del silencio. Hace referencia directamente a las aulas, donde considera que el silencio «tiene que estar relacionado con el clima arm&oacute;nico que en ella exista, y no por el hecho de que por norma haya que estar callado por obediencia» y a&ntilde;ade que «se debe alejar lo m&aacute;s posible el concepto de silencio del de disciplina».<br /><br />Queda patente entonces, tanto la importancia del silencio como la de la escucha. «Con la escucha a veces una persona puede ser m&aacute;s influyente que intentando convencer a una audiencia con palabras (...) el silencio nos puede proporcionar sosiego en la mente frente a un mundo disperso», concluye el autor.<br /><br />Alberto &aacute;lvarez Calero es director de orquesta y compositor. Titulado en Direcci&oacute;n de Coro por el Conservatorio Superior de M&uacute;sica Manuel Castillo de Sevilla, tambi&eacute;n es licenciado en Geograf&iacute;a e Historia, doctor por la Universidad de Sevilla y profesor titular en el Departamento de Educaci&oacute;n Art&iacute;stica de esta Universidad. Ha publicado numerosos art&iacute;culos en revistas cient&iacute;ficas y varios libros sobre m&uacute;sica y educaci&oacute;n. Desde hace a&ntilde;os desarrolla, tanto en el &aacute;mbito educativo como en el art&iacute;stico, una importante labor relacionada con el silencio y la escucha.</div>