Por: AFP
El desaliento y el coraje de los padres de los jóvenes, que viven desde hace semanas en la humilde escuela rural de magisterio donde estudiaban sus hijos, se intensifica cada día que pasa sin noticias de los chicos.
'Tenemos dolor, desesperación y rabia. Este dolor nos está matando', confesó a la AFP Mario César González, padre de uno de los estudiantes desaparecidos de 21 años.
Pero cuando este mexicano flaco y ataviado con rosarios habla de las hasta ahora estériles investigaciones del gobierno, su cara cambia: 'Ahora ya es exigir, ya antes suplicamos, rogamos, hoy se cumple un mes y (...) queremos exigir que nos los desvuelvan'.
La trágica noche del 26 de septiembre, en que estudiantes del centro que estaban recaudando fondos en la ciudad de Iguala desaparecieron tras ser atacados por la policía municipal y miembros del cártel Guerreros Unidos, se trastocó la vida de 43 familias pero también de la combativa escuela de Ayotzinapa, conocida por sus preceptos socialistas.
Junto a los muros estampados con el rostro del Che Guevara o Lenin ahora hay también un altar en el patio central con velas y flores para pedir que los 43 chicos aparezcan milagrosamente con vida.
Activistas de ONG duermen improvisadamente en el suelo de la escuela y decenas de personas llegan a diario para solidarizarse y llevar comida a los ya muy desgastados padres, mientras los estudiantes exorcizan su dolor planificando acciones de protesta, que no han cesado en las últimas semanas.
'Seguimos, el movimiento continua (y también) la exigencia al gobierno federal para que haga lo que corresponde', espeta Luis, un estudiante de Ayotzinapa, mientras participa este domingo en el bloqueo con una decena de camiones de la turística Carretera del Sol junto a otros 500 universitarios del país.
Un crimen 'de lesa humanidad'
Seis personas murieron en el ataque de Iguala el 26 de septiembre, tres de ellas estudiantes.
Y esta tarde los alumnos les rendirán homenaje en un acto que servirá también de altavoz para volver a reclamar con vida a sus compañeros desparecidos que, por testimonios de detenidos, las autoridades presumen que fueron asesinados y enterrados en fosas clandestinas.
Una cincuentena de personas han sido detenidas por este caso -entre funcionarios, policías y narcotraficantes- y la fiscalía general acusa al ahora revocado y prófugo alcalde de Iguala, José Luis Abarca, de haber ordenado el ataque por temor a que los estudiantes boicotearan un acto oficial de su esposa, María de los ángeles Pineda, señalada como principal operadora de Guerreros Unidos en la ciudad.
Desde que asumió las investigaciones del caso aproximadamente una semana después del ataque, la procuraduría ha hallado varias fosas clandestinas cercanas a Iguala con al menos 38 cadáveres, pero descartó que 28 de los primeros cuerpos encontrados correspondan a los chicos.
Su línea de investigación apunta a que el detenido líder de los Guerreros Unidos, Sidonio Casarrubias, habría decidido desaparecer a los jóvenes al creerlos erróneamente integrantes de un cártel rival.
Rechazando que se les vincule con el crimen organizado, el comité de estudiantes de Ayotzinapa mandó este domingo un comunicado en el que asegura que no permitirá que 'este crimen de lesa humanidad quede en la impunidad'.
Nuevo gobernador sensible a la causa
La crisis política que se desató en Guerrero tras la renuncia el jueves del gobernador ángel Aguirre, presionado por la desaparición de los chicos, quedó resuelta este domingo con el nombramiento del académico Rogelio Martínez Ortega como gobernador interino hasta junio de 2015, límite del mandato de su predecesor.
Actual secretario general de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG, pública), este doctor en ciencias políticas y sociología de 59 años es considerado un académico comprometido con las causas sociales, de talante conciliador y fue postulado por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el que gobernó Aguirre.
En sus tiempos de militancia radical, Martínez Ortega escribió algunos libros sobre las guerrillas mexicanas y fue miembro de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, fundada por el fallecido líder guerrillero Genaro Vázquez, exalumno de Ayotzinapa.
El desaliento y el coraje de los padres de los jóvenes, que viven desde hace semanas en la humilde escuela rural de magisterio donde estudiaban sus hijos, se intensifica cada día que pasa sin noticias de los chicos.
'Tenemos dolor, desesperación y rabia. Este dolor nos está matando', confesó a la AFP Mario César González, padre de uno de los estudiantes desaparecidos de 21 años.
Pero cuando este mexicano flaco y ataviado con rosarios habla de las hasta ahora estériles investigaciones del gobierno, su cara cambia: 'Ahora ya es exigir, ya antes suplicamos, rogamos, hoy se cumple un mes y (...) queremos exigir que nos los desvuelvan'.
La trágica noche del 26 de septiembre, en que estudiantes del centro que estaban recaudando fondos en la ciudad de Iguala desaparecieron tras ser atacados por la policía municipal y miembros del cártel Guerreros Unidos, se trastocó la vida de 43 familias pero también de la combativa escuela de Ayotzinapa, conocida por sus preceptos socialistas.
Junto a los muros estampados con el rostro del Che Guevara o Lenin ahora hay también un altar en el patio central con velas y flores para pedir que los 43 chicos aparezcan milagrosamente con vida.
Activistas de ONG duermen improvisadamente en el suelo de la escuela y decenas de personas llegan a diario para solidarizarse y llevar comida a los ya muy desgastados padres, mientras los estudiantes exorcizan su dolor planificando acciones de protesta, que no han cesado en las últimas semanas.
'Seguimos, el movimiento continua (y también) la exigencia al gobierno federal para que haga lo que corresponde', espeta Luis, un estudiante de Ayotzinapa, mientras participa este domingo en el bloqueo con una decena de camiones de la turística Carretera del Sol junto a otros 500 universitarios del país.
Un crimen 'de lesa humanidad'
Seis personas murieron en el ataque de Iguala el 26 de septiembre, tres de ellas estudiantes.
Y esta tarde los alumnos les rendirán homenaje en un acto que servirá también de altavoz para volver a reclamar con vida a sus compañeros desparecidos que, por testimonios de detenidos, las autoridades presumen que fueron asesinados y enterrados en fosas clandestinas.
Una cincuentena de personas han sido detenidas por este caso -entre funcionarios, policías y narcotraficantes- y la fiscalía general acusa al ahora revocado y prófugo alcalde de Iguala, José Luis Abarca, de haber ordenado el ataque por temor a que los estudiantes boicotearan un acto oficial de su esposa, María de los ángeles Pineda, señalada como principal operadora de Guerreros Unidos en la ciudad.
Desde que asumió las investigaciones del caso aproximadamente una semana después del ataque, la procuraduría ha hallado varias fosas clandestinas cercanas a Iguala con al menos 38 cadáveres, pero descartó que 28 de los primeros cuerpos encontrados correspondan a los chicos.
Su línea de investigación apunta a que el detenido líder de los Guerreros Unidos, Sidonio Casarrubias, habría decidido desaparecer a los jóvenes al creerlos erróneamente integrantes de un cártel rival.
Rechazando que se les vincule con el crimen organizado, el comité de estudiantes de Ayotzinapa mandó este domingo un comunicado en el que asegura que no permitirá que 'este crimen de lesa humanidad quede en la impunidad'.
Nuevo gobernador sensible a la causa
La crisis política que se desató en Guerrero tras la renuncia el jueves del gobernador ángel Aguirre, presionado por la desaparición de los chicos, quedó resuelta este domingo con el nombramiento del académico Rogelio Martínez Ortega como gobernador interino hasta junio de 2015, límite del mandato de su predecesor.
Actual secretario general de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG, pública), este doctor en ciencias políticas y sociología de 59 años es considerado un académico comprometido con las causas sociales, de talante conciliador y fue postulado por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el que gobernó Aguirre.
En sus tiempos de militancia radical, Martínez Ortega escribió algunos libros sobre las guerrillas mexicanas y fue miembro de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, fundada por el fallecido líder guerrillero Genaro Vázquez, exalumno de Ayotzinapa.
'Como gobernador de Guerrero, mi principal prioridad será intensificar la búsqueda de los estudiantes de Ayotzinapa', prometió al ser investido en el Congreso estatal de Chilpancingo.
En su discurso, Martínez Ortega pidió 'todo el apoyo' del presidente Enrique Peña Nieto, que en un mensaje en Twitter deseó 'todo el éxito en esta elevada responsabilidad' al académico.
