Análisis: América Latina y su bimestre de fuego

&quot;La corrupci&oacute;n implica que el acceso a contratos p&uacute;blicos no deriva de la competitividad de las empresas sino de la convivencia con la pol&iacute;tica; las democracias latinoamericanas son de baja calidad institucional; no hay mecanismos de control, de transparencia&quot;.El exembajador de la Argentina ante la Organizaci&oacute;n de Naciones Unidas (ONU), Emilio C&aacute;rdenas, advierte que ning&uacute;n pa&iacute;s de la regi&oacute;n est&aacute; exento de conflictos sociales; aunque como otros expertos entiende que el com&uacute;n denominador es el descontento social incluso porque las mediciones tradicionales del bienestar est&aacute;n &quot;cuestionadas&quot;. &quot;No se puede dejar de advertir que existe otra instituci&oacute;n que cambia de rol vertiginosamente, es el papel de la calle y las plazas que se transformaron en canales abiertos de bronca y protesta en diversos lugares del mundo. Mismos problemas con realidades muy distintas generan intolerancia que se convierte en intemperancia. Lo complejo es que esos movimientos sociales, con alguna cuota de violencia, act&uacute;an sin l&iacute;deres fuertes, sin mensajes del todo claro&quot;.Alicia B&aacute;rcena, presidenta de Cepal, subray&oacute; en la presentaci&oacute;n del informe anual: &quot;Es importante entender la oportunidad del descontento social para poder resolverlo estructuralmente, con medidas de mediano plazo como las que menciono: cambio en la estructura productiva y el cambio constitucional, pero tambi&eacute;n abordarlo con un paquete de medidas a corto plazo.¿Por qu&eacute; hay desencanto en la regi&oacute;n? No hay un solo factor. Hay un punto de quiebre en la continuidad de un modelo, un modelo que se asocia a d&eacute;cadas de concentraci&oacute;n del ingreso, de la riqueza, de la tecnolog&iacute;a&quot;.La desigualdad de ingresos medida por el coeficiente de Gini -cero representa ausencia de desigualdad y uno, desigualdad m&aacute;xima-, desaceler&oacute; su reducci&oacute;n en 2015. Mientras que entre 2002 y 2014 se redujo uno por ciento anual, entre ese a&ntilde;o y 2018 pas&oacute; a 0,6 % anual. Las protestas en Chile tomaron como un concepto clave &quot;no son 30 pesos, son 30 a&ntilde;os&quot; en referencia a que no ten&iacute;an que ver son la suba del transporte p&uacute;blico, sino con algo m&aacute;s profundo, como es la desigualdad.Latinoam&eacute;rica es la regi&oacute;n con mayor inequidad del mundo, no solo medida en t&eacute;rminos de ingresos sino de acceso a derechos. El 15% de la gente que logr&oacute; salir de la pobreza vive apenas por encima del umbral m&iacute;nimo y con el riesgo permanente de volver a desbarrancar. La d&eacute;cima parte m&aacute;s rica ya concentra hasta 50% de los ingresos nacionales.El analista Daniel Zovatto no duda en se&ntilde;alar que se cierra &quot;un bimestre caliente&quot;, un cierre de d&eacute;cada caracterizado por un crecimiento regional &quot;decepcionante, crispaci&oacute;n social, malestar con la pol&iacute;tica, crisis de gobernabilidad y fatiga democr&aacute;tica&quot;. La zona andina es la que registra la mayor crisis, con diferentes naturalezas.Repasa el mapa: A la grav&iacute;sima crisis venezolana se sum&oacute; el choque de poderes en Per&uacute;, los estallidos sociales en Ecuador, Chile, Colombia y la crisis pol&iacute;tica electoral en Bolivia -describe-. Meses antes en Paraguay, el presidente Aldo Ben&iacute;tez logr&oacute; superar gracias al apoyo de su rival aliado (de su mismo partido pol&iacute;tico) Cartesun juicio pol&iacute;tico por la firma irregular de un tratado con Brasil; Argentina y Uruguay est&aacute;n transitando cambios ideol&oacute;gicos.Adem&aacute;s, la crisis nicaragüense no encuentra una salida y el gobierno autoritario de (Daniel) Ortega mantiene la represi&oacute;n; en Guatemala concluye en enero el p&eacute;simo gobierno de Jimmy Morales e inicia el de Alejandro Giammatei; en M&eacute;xico el balance es mixto, el presidente Andr&eacute;s Manuel L&oacute;pez Obrador mantiene un importante apoyo ciudadano y hay avances en la lucha contra la corrupci&oacute;n, pero no en la econom&iacute;a y en la seguridad. En Hait&iacute; la crisis es m&uacute;ltiple&quot;. NO PROFUNDIZAR LA INEQUIDAD El a&ntilde;o pasado el 70% de los chilenos cre&iacute;a que el pa&iacute;s se gobierna para el beneficio de unos pocos grupos poderosos; el 17% y el 14%, respectivamente, afirmaban tener confianza en el Parlamento y en los partidos pol&iacute;ticos.Andr&eacute;s Velasco, excandidato a la presidencia y exministro de Hacienda chileno, opina que hay un enojo contra las elites, algo relativamente nuevo en el pa&iacute;s. La alta estima en que se tuvo a los pol&iacute;ticos civiles durante la transici&oacute;n a la democracia hace casi treinta a&ntilde;os, dio paso a una creciente percepci&oacute;n de lejan&iacute;a, y luego a una ola de esc&aacute;ndalos en el financiamiento de la pol&iacute;tica.En un texto para medios chilenos plante&oacute; que quiz&aacute;s fueron las esperanzas &quot;truncadas&quot; las que hicieron hervir &quot;las muchas tensiones y contradicciones subyacentes en Chile&quot;. &quot;En esta coyuntura el pa&iacute;s tiene una oportunidad &uacute;nica para reescribir el contrato social y enfrentar de manera decisiva las fuentes de la ira ciudadana.Pero los riesgos son muchos. Uno es que los votantes concluyan que los logros de Chile han sido m&aacute;s ilusorios que reales y, por lo tanto, decidan deshacer lo logrado. Otro es que el actual clima de temor y divisi&oacute;n lleve al poder a un populista, como ha sucedido en M&eacute;xico, Brasil y ahora Argentina&quot;.Berensztein insiste en que Chile qued&oacute; a mitad de camino en la construcci&oacute;n de una &quot;modernidad inclusiva&quot; y, en ese sentido, lo compara con Ecuador. &quot;El prisma chileno nos aporta una nueva mirada para entender la importancia de disponer de este conjunto de pol&iacute;ticas que amortigüen conflictos sociales.Los hechos recientes, tanto en Chile como en el resto de la regi&oacute;n, nos permiten ponderar, sin bajar el tono cr&iacute;tico, estas herramientas imperfectas, al punto que nos invitan a definir mecanismos para mejorarlas y preservarlas, pensando en el inter&eacute;s general&quot;.Con una proyecci&oacute;n de precios internacionales de materias primas que no repuntar&aacute;n a mediano plazo, las estimaciones econ&oacute;micas para la regi&oacute;n no son optimistas.Kahhat plantea que los gobiernos deber&aacute;n atender, para no ampliar el efecto recesivo que vendr&aacute; del exterior:&quot;La atenci&oacute;n de los frentes fiscales es necesaria, pero atendiendo a crecer con efecto distributivo. Nunca vamos a ser como Suecia o Noruega, pero Uruguay es un caso a seguir. Puede decirse que tiene como ventaja su homogeneidad cultural que parece ser una condici&oacute;n social para que los programas de transferencias sean aceptados, pero no es as&iacute;. Canad&aacute; lo logr&oacute; con multiculturalismo; no es natural que la gente sea menos proclive a aceptarlos por la diversidad pero hay pol&iacute;ticos que aprovechan eso para su propia agenda&quot;. Recuerda que la primera administraci&oacute;n de Lula da Silva en Brasil logr&oacute; que el ajuste no recayera sobre los sectores de bajos ingresos.De cara a la nueva etapa, Zovatto recuerda que la regi&oacute;n emerge de un &quot;s&uacute;per ciclo electoral&quot; (15 elecciones presidenciales en 18 pa&iacute;ses entre 2017 y 2019) con m&aacute;s heterogeneidad y sin una tendencia pol&iacute;tica dominante.Sin contar a Bolivia, en 11 de las 14 s&oacute;lo dos mandatarios fueron reelectos en procesos &quot;muy irregulares&quot; y uno, Sebasti&aacute;n Pi&ntilde;era, regres&oacute; al poder v&iacute;a reelecci&oacute;n alterna. La mayor&iacute;a de los nuevos no cuentan con mayor&iacute;a propia en los congresos lo que agrava los desaf&iacute;os de gobernabilidad y &quot;aumenta el peligroso uso de las Fuerzas Armadas para suplir esa situaci&oacute;n&quot;. Para el analista, los gobernantes deben concentrarse en &quot;recuperar la confianza de los ciudadanos, aprender a o&iacute;rlos y a manejarse en un contexto de alta incertidumbre y volatilidad&quot;.

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