<br /><br />Los turistas en Colombia pueden ver la tumba de Escobar y el abandonado edificio de apartamentos donde viv&iacute;a su familia. Tambi&eacute;n pueden pagar cientos de d&oacute;lares para visitar a familiares y allegados que prometen una mirada al interior de la vida del capo.<br /><br />Seg&uacute;n la agencia de investigaci&oacute;n belga especializada en turismo TCI Research, <strong>uno de cada diez visitantes internacionales que van a Colombia lo hacen atra&iacute;dos por programas o pel&iacute;culas que hablan del pa&iacute;s.</strong><br /><br />A muchos colombianos que padecieron dos brutales d&eacute;cadas de atentados, asesinatos, secuestros y corrupci&oacute;n fomentada por las drogas les ofende ver c&oacute;mo un asesino es encumbrado a la categor&iacute;a de celebridad. &quot;Para nosotros, como sociedad, todav&iacute;a era muy pronto. No est&aacute;bamos listos&quot;, dice Adriana Valderrama, quien dirige el Museo Casa de la Memoria. <strong>&quot;Es un pasado doloroso y es relativamente reciente&quot;</strong>, dice.<br /><br />El a&ntilde;o pasado, el alcalde de Medell&iacute;n, Federico Guti&eacute;rrez, rega&ntilde;&oacute; al reguetonero puertorrique&ntilde;o J. &aacute;lvarez por presentarse en un evento p&uacute;blico luciendo una camiseta con las letras &quot;El C&aacute;rtel&quot; en la parte delantera y el nombre de Escobar en la espalda. Tambi&eacute;n reprendi&oacute; a Wiz Khalifa en marzo despu&eacute;s de que el rapero publicara una foto suya en Instagram junto a la tumba del narcotraficante. En una entrevista con medios locales, Guti&eacute;rrez lo llam&oacute; &quot;sinvergüenza&quot; y exigi&oacute; una disculpa a la ciudad.<br /><br />Medell&iacute;n, desde luego, no ser&iacute;a la primera ciudad en sacar provecho y capitalizar la notoriedad de sus criminales locales. Pero <strong>en Colombia, donde m&aacute;s de 200 mil personas han muerto a manos de la violencia en el &uacute;ltimo medio siglo, las heridas a&uacute;n est&aacute;n bastante abiertas.</strong><br /><br />Adem&aacute;s, el auge del narcoturismo se produce en un momento en que el pa&iacute;s intenta rehacer por completo su imagen. Seg&uacute;n los &uacute;ltimos datos del Banco Mundial, la tasa de homicidios de Colombia en 2015 fue menos de la mitad que en 1995. La firma de un acuerdo de paz el a&ntilde;o pasado que requiri&oacute; el desarme de las FARC, el mayor grupo guerrillero de izquierda, tambi&eacute;n mejor&oacute; la situaci&oacute;n de seguridad en un pa&iacute;s que ha combatido por d&eacute;cadas.<br /><br />Las zonas del interior de Colombia ahora son accesibles a los amantes de la naturaleza, incluidos los observadores de aves que con gusto desembolsan hasta US$4.600 por recorridos de una semana por la jungla para ver tucanes, guacamayas y otras aves ex&oacute;ticas. &quot;Colombia es un para&iacute;so que el mundo quiere conocer&quot;, tuite&oacute; el presidente Juan Manuel Santos en respuesta a un reciente art&iacute;culo favorable publicado por una revista estadounidense de viajes. Parece que el mensaje se est&aacute; difundiendo: el pa&iacute;s recibi&oacute; dos millones 900 mil visitantes extranjeros el a&ntilde;o pasado, un aumento del 57% con respecto a 2012.