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Cementos Progreso pone a prueba el potencial de la construcción con impresora 3D

El equipo de desarrollo e innovación de la empresa desarrolla el primer prototipo de vivienda construida con impresión 3D, pero experimenta con mobiliario, paradas de buses y otros artículos.

2022-11-30

Por Gabriela Melara – estrategiaynegocios.net

Cementos Progreso es la primera cementera en Centroamérica en poner a prueba los beneficios del desarrollo de inmuebles usando una impresora 3D.

José Raúl González, CEO de Progreso, explicó a Estrategia & Negocios que la empresa había comenzado a experimentar con esta tecnología desde hace varios años y, de hecho, el centro de investigación y desarrollo de la compañía ya había experimentado con impresoras pequeñas, pero que en 2022 dieron el paso de traer “una de verdad”.

Como parte del proceso de aprendizaje han hecho muebles, paradas de buses y otros artículos. El trabajo ya es reconocido, esta semana su modelo de parada de autobuses ganó el reconocimiento de Diseño en la categoría “Diseño y Ciudad” de la Bienal Iberoamericana de Diseño, desarrollada en Madrid, España.

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“El prototipo que hemos conocido, como la parada de buses que publicamos en nuestras redes es, literalmente, un juguete que se les ocurrió a ellos hacerlo, pero más que todo para aprender (...) Eso (la impresión en 3D) tiene un valor y un potencial comercial, pero yo les decía a ellos: ‘chicos y si esto es un fracaso ¿qué ganamos?: ‘que aprendimos mucho’, me dijeron, entonces con eso me terminaron de vender el proyecto y trabajamos para traer la impresora 3D grande a nuestra planta”.

Cementos Progreso pone a prueba el potencial de la construcción con impresora 3D

El objetivo: construir una casa resistente y de bajo costo

“La impresora de verdad”, como la llama González, es una máquina de unos 10 metros de altura por 15 metros de ancho y tiene como objetivo la investigación para el desarrollo de soluciones de vivienda asequible.

El CEO de Progreso agregó que el secreto de la tecnología está en “la tinta” y define a la impresora como “un dosificador inteligente de concreto” donde se tiene el reto de hacer la mezcla del concreto correcta, que tenga la fluidez adecuada para poder pasar por ese inyector y que tenga a la vez la viscosidad suficiente para poder mantener su forma y no se deforme cuando el dosificador coloque las siguientes capas. “Ese es el secreto y eso es lo que el centro de investigación y desarrollo ha estado trabajando y ha hecho muchísimas pruebas”, comentó en una entrevista en la ciudad de San Salvador.

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La compañía dejó la etapa de pruebas y ya construye una casa de 40 metros cuadrados. El primer prototipo tiene como objetivo documentar las ventajas del proceso, viabilidad económica y resistencia sísmica adecuada.

“Queremos romper ese paradigma, de que si estas viviendas en serie no se han comenzado a construir en Guatemala se hagan realidad para devolver la dignidad a los ciudadanos, que rompamos el miedo, que nosotros aprendamos a desarrollar la tinta y cuando tengamos la tinta adecuada, para que sea el costo adecuado y para que sea la solución adecuada, podamos abrirlo como un software Open Source (código abierto) y entonces permitir que cualquier constructor, que como parte de su visión empresarial compre su impresora, trabaje con nosotros y le vendamos la tinta y que haya una casa 3D en Guatemala que se pueda construir”, aseveró el ejecutivo.

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Soluciones para la vivienda

González explicó que conforme vayan aprendiendo se tendrá el potencial para desarrollar diferentes tintas, diferentes mezclas de concreto.

Actualmente Progreso está usando una especificación muy alta (5.000 libras por pulgada cuadrada de resistencia), que en palabras del CEO de la compañía permite que “esa casa no se caiga con nada”, pero que esa especificación también resulta en un inmueble más cara.

La idea es aplicar agregados más livianos que permitan que, de acuerdo con las especificaciones de soporte sísmico, se puedan hacer casas más livianas más baratas y que ayuden a brindar una solución de vivienda a las personas que no tienen una en la actualidad.

Además de esta apuesta, actualmente trabajan en nuevos productos sostenibles a través de investigaciones destinadas a optimizar los elementos de concreto para lograr mayor capacidad estructural, con menos uso de material en la construcción de viviendas y edificaciones.

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Según González, esta solución sería disruptiva como cuando presentaron los llamados MUVIS, Módulos Urbanos de Vivienda Sostenible “que era una industria que no existía en Guatemala porque nadie se atrevía a hacer un tipo de edificios sostenibles”.

Los MUVIS son usualmente de seis niveles, con parqueos para motocicletas y unidades de dos o tres habitaciones, que van desde los 35 a 56 metros cuadrados.

Estos módulos son viviendas accesibles en términos de cuota, ya que estas rondan entre 270.000 y 350.000 quetzales, pero que cumplen con las características de seguridad y calidad necesarias para mejorar el estilo de vida de los usuarios. Este tipo de proyectos deberían estar localizados dentro de áreas urbanas.

Amplían sus mercados

Además de invertir en la innovación y sustentabilidad, Progreso ha ingresado recientemente a dos mercados centroamericanos: El Salvador y Costa Rica, que se adhirieron luego de completarse el acuerdo de compra de las operaciones de Cemex por US$335 millones, una inversión estratégica anunciada a finales del año pasado y que ocurre cuando la inflación y los altos costos son una realidad.

“Una compañía como Progreso, que tiene tanto tiempo de estar en el mercado, no puede dar un timonazo por un año en el que la inflación o los costos se hayan disparado. Progreso siempre planifica para la siguiente generación y no para el próximo trimestre”, apuntó González.

Los siete países en los que opera son: Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras (donde trabajan a través de la junta directiva de Cementos del Norte), Costa Rica, Panamá y el norte de Colombia.

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