Eran las 6.39 de la tarde de este viernes 21, cuando la exvicepresidenta de Guatemala, Roxana Baldetti, ingresó al Cuartel Matamoros. La mujer más poderosa del feneciente gobierno de Otto Pérez Molina entró a bordo de una camioneta con vidrios polarizados, resguardada por policías antimotines, con el rostro cubierto por una manta.
Afuera, decenas de personas celebraban ondeando banderas, sonando bubusuelas, quemando cohetes. Otras sostenían carteles con sus manos en alto en donde la palabra recurrente era: corrupta.
Así concluyó una jornada intensa para la exvicepresidenta de Guatemala desde el 14 de enero del 2012 hasta el 8 de mayo de 2015. Y una jornada histórica para el país. Unas horas antes de que, por la mañana, la Fiscal General Thelma Aldana y el Comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, Iván Velásquez, confirmaran en conferencia de prensa que Baldetti encabezó, junto al presidente Otto Pérez Molina, la estructura de defraudación aduanera conocida como "La línea", la ex vicemandataria fue notificada al filo de las 9 de la mañana de su orden de captura por el juez Miguel ángel Gálvez, en la habitación 706 del Centro Médico, a donde había llegado a hospitalizarse el viernes pasado, por presuntas afecciones gastro-intestinales.
Al conocerse de la orden de captura, decenas de guatemaltecos empezaron a congregarse en las afueras del exclusivo hospital Centro Médico donde se encontraba recluída la exgobernante buscando evadir la cárcel. "Al San Juan de Dios" "Al Roosevelt" demandaban los manifestantes, pidiendo así que la funcionaria fuera recluida en los dos más grandes hospitales públicos del país que se encuentran en situación de emergencia, sin medicamentos ni equipo mínimo para atender a los enfermos.
"Sáquenla, ladrona", fue la consigna. En las redes sociales y en la radio, los ciudadanos empezaron a demandar que Baldetti fuera dada de alta para enfrentar su proceso.
Vinieron horas de desesperadas maniobras de su defensa para evitar el traslado, que incluyeron la interposición de un recurso de exhibición personal interpuesto por su abogado, argumentando que se violaba el derecho a la salud de la exfuncionaria, al haberle expedido el alta para que enfrente a la justicia. Finalmente ordenó el traslado a la cárcel militar del cuartel Matamoros, ubicado en el centro (zona 1) de la ciudad. La audiencia de primera declaración de Baldetti fue fijada para este lunes.
¿Y OTTO PéREZ?
El presidente guatemalteco, número 1, la cabeza en la red mafiosa de "La Línea" según Cicig y el Ministerio Público, fue abordado temprano por los medios, en el marco de una gira por el oriental departamento de Zacapa. Ahí respondió con evasivas a las acusaciones de la fiscalía guatemalteca y el organismo internacional, quienes solicitaron su desafuero. Dijo no haber sido notificado, no definió si renunciará y prometió que "seguiría dando la cara".
Cuando una periodista respondió si seguía poniendo las manos al fuego por Baldetti, respondió "eso no viene al caso ahorita". Luego desapareció. Al final de la tarde, versiones extraoficiales divulgadas por algunos medios señalaban que permanecía dentro del Cuartel Matamoros, en espera de que Baldetti ingresara a dicha cárcel militar.
Al final de la tarde, miles de guatemaltecos se congregaron en la Plaza Central de Guatemala, frente al palacio de gobierno coreando "Otto cobarde, te vas a ir al bote". Enarbolaban banderas, sonaban bubusuelas.
Otros más frente al Tribunal Supremo Electoral demandaron: "En estas condiciones, no queremos elecciones"; "No elecciones, con estos ladrones". La concentración sigue y se anuncian marchas masivas para este fin de semana.
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Este es el organigrama que presentó la CICIG hoy al mediodía para señalar a Pérez y a Baldetti como los líderes de 'La Línea':
