Mujeres Desafiantes

Dani Muñoz: Primera artista plástica de NFT en Costa Rica

Economía Naranja 2022

Más de 30 coleccionistas de arte digital en el mundo han comprado sus obras. Comenzó a transformar su pintura en tokens y la gente la compró. Su obra se inspira en los árboles de Costa Rica.

2022-08-30

Entrevista por Claudia Contreras - Revista Estrategia & Negocios

Hablar del arte NFT (token no fungible) pasa por entender que las obras digitales pueden ser compradas y vendidas de forma no tangible. Dani Muñoz es una artista híbrida. Tiene más de 15 años de ser artista tradicional, su obra abarca cuadros hechos con acrílico, óleo, acuarela.

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¿Cómo inició en el mundo NFT? Encerrada en 2020 por la pandemia, escuchó de Clubhouse, una aplicación llena de salas de audio donde puso como tema central: criptomonedas. De ahí saltó a los NFTs. Apuntó la palabra NFT en una servilleta que tenía cerca, pese a no tener claro de qué trataba el blockchain o cómo funcionaban las criptomonedas. Hacia marzo de 2021, Dani ya tenía una billetera, sus artes digitales, tenía un marketplace donde vender su arte, pero no entendía su alcance. En abril de ese año hizo su primera venta.

“Para mí es una ventana más que se nos abre a los creativos, a los artistas; por ese medio puedo comenzar a enseñar mi trabajo, conectar con otros artistas para hacer colaboraciones”, sostiene. Más de 30 coleccionistas de arte digital en el mundo han comprado sus obras. Dani se mantuvo fiel a su estética. Comenzó a transformar su pintura en tokens y la gente la compró. Su obra se inspira en los árboles de Costa Rica. “Una tiene que encontrar un punto donde se sienta cómoda (...) cuando se entra en esto, puedes ver que se vende un muñeco pixeleado. Yo quiero que la gente vea una obra mía y diga: ese es un Dani Muñoz”.

¿Por qué los NFT son la gran revolución del arte? Dani lo explica así: “Los NFT no le quitan al arte, le suman al arte. Hay galerías que tienen el arte análogo, más una página de NFT. Tengo un coleccionista de Jamaica que compró mi obra hace tres años. A principio de año me escribió, me hizo cederle el NFT de su obra”. Gracias al blockchain, una obra digital no se puede editar. Mantiene data de quién es su creador y quién es su dueño. Si este lo revende, el artista vuelve a ganar comisión sobre esta venta tantas veces ocurra.

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“¡Qué bonito ver esta revolución en el arte! Cuando entrás con tu NFT, la plata entra a tu billetera y la obra sale de tu galería a la galería del comprador. Sobre ese activo digital siempre voy a tener una comisión por ventas secundarias”.

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