Diariamente dejamos que el cuerpo somatice nuestra infelicidad con mal humor o incluso episodios reiterados de ansiedad cada domingo antes de ir a trabajar el lunes, antes que afrontar la realidad y tratar de buscar una alternativa.
Esto es porque sí existe el miedo a cambiar de trabajo, ese sentimiento es aquel que no deja ver más allá o no te deja visualizarte en otro trabajo.
El miedo a cambiar de trabajo aplicado a la vida personal
Establezcamos un paralelismo entre las relaciones laborales y las personales: si descubres que tu pareja no era lo que esperabas, ¿vas a estar en esa relación a pesar de saber que no es lo que quieres?
Evidentemente, el pánico a las emociones desagradables o desconocidas, el miedo al error, a la soledad, son demasiado potentes y por eso es que decidimos seguir, en lugar de acabar.
Pero, en toda relación o trabajo debes responder a estas 4 preguntas:
- ¿Cuál es tu objetivo?
- ¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para conseguirlo?
- ¿Qué riesgos corres?
- ¿Valdrá la pena?
Si la respuesta a la última pregusta es que sí, adelante. Porque si esperas que alguien lo haga por ti, probablemente no suceda nunca.
Como en la pareja, cambiar de trabajo no significa que hayamos encontrado la solución. No, muchas veces se traduce sólo en que hayamos cambiado de problemas, pero el solo hecho del cambio es un gran paso para la superación personal.
Con información de www.hays.es