Empresas & Management

Cómo ser el favorito del jefe

Los directivos los prefieren honestos, autosuficientes y que logren resultados. Detestan a los empleados que no les hablan claro.

2018-07-20

Por Expansion.com

En un colectivo siempre hay favoritos. Una verdad universal que acompaña al ser humano desde su más tierna infancia: ser el más valorado por el profesor en el colegio, el mejor amigo del grupo... así hasta llegar a las empresas donde, en algunos casos, la selección natural que describía Darwin entra por la puerta de la oficina arrollando al grito de 'yo quiero ser el favorito del jefe'.

A bote pronto, cualquiera querría ser el más valorado por su superior, pero ser el elegido es un arma de doble filo que tanto jefes como empleados deben saber manejar. 'Ser el favorito tiene dos significados. El primero, el de persona de confianza con un punto crítico. El segundo, ser aquel con el que el jefe siempre puede contar. El peligro de esta última acepción es que, en muchas ocasiones, se tiende a abusar de ese empleado y en lugar de premiarle, se le castiga con una carga excesiva de trabajo', explica Begoña Puente, profesora de Dirección y Organización de Personas en Esade.

'Los jefes prefieren colaboradores que aporten soluciones y no problemas, con cierta autosuficiencia -que no es lo mismo que independencia-, con iniciativa, proactividad y sobre todo, que ofrezcan resultados', sentencia Diego Vicente, profesor de Comportamiento Organizacional de IE Business School. Begoña Puente añade más aptitudes que seducen a los superiores: 'Los valores humanos de esa persona tienen que ser acordes con los del jefe porque eso aporta confianza, respeto y credibilidad'.

En cuanto a lo que detestan, ambos expertos coinciden: 'La dependencia y la falta de iniciativa'. Como asegura Vicente, 'hay empleados que sólo actúan cuando se les da la orden y, hoy en día, se prescinde de ese tipo de gente y se cuenta con los que aportan algo diferente'.

Un error frecuente de los directivos es buscar personas que se parezcan a ellos. 'Un grupo tiene que ser heterogéneo, aunque es innegable reconocer que la empatía es un factor de decisión', dice Puente. 'No hay que tener miedo a llevar la contraria al jefe y aportarle esa visión crítica que quizá no ha contemplado. Eso sí, siempre debe hacerse con buenos argumentos y, preferiblemente, en privado', apunta Vicente. 'La idea de que contradecir al jefe impide una proyección profesional, en la mayoría de ocasiones, es un mito', insiste.

Cuando el directivo tiene un claro favorito, ¿conviene manifestarlo al resto del equipo? La profesora de Esade da la respuesta: 'Si el jefe detecta que hay un miembro que tiene que asumir el mando, debe dar autoridad a esa persona e informar al resto de su decisión, pero nunca hacer creer que todos deberían ser como él'. El profesor del IE alerta: 'Cuidado con los reconocimientos porque pueden generar envidias en el equipo. En lugar de destacar a la persona, es mejor extraer la conducta de alguien en concreto'.

Si entendemos favorito como persona de confianza, el jefe también yerra y puede delegar la gestión en un mal candidato. Un posible antídoto es detectar a los pelotas como asegura Puente: 'Un buen profesional está enfocado al logro porque le motiva conseguir resultados; un pelota busca conseguir privilegios. Lo bueno es que con el tiempo, se ve cómo es cada persona'. Para Vicente, la clave para elegir a un buen favorito es decantarse por una persona que aún siendo la más valorada, lo lleve de un modo discreto: 'Alguien que actúe así porque es lo que debe hacer y no para buscar el premio'.

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