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Opinión: La ‘nueva normalidad’: el desafío de vencer la incertidumbre

Aunque parece trivial, muchas veces nos olvidamos de revisar un poco hacia atrás qué fue lo que aprendimos o lo que podemos asociar hoy de las grandes pandemias pasadas y los cambios que estas tuvieron.

2020-12-21

Por SAP

Desde hace varios meses escucho frases como ‘esta situación sin precedentes que estamos atravesando’ o ‘este momento tan particular que estamos viviendo’. Sin duda, lo que hoy experimentamos no tiene precedentes desde una visión individual, ya que ninguno lo ha vivido antes. Pero como humanidad, sí hemos pasado por eventos similares y de todos hemos aprendido algo y nos hemos recuperado. Aunque parece trivial, muchas veces nos olvidamos de revisar un poco hacia atrás qué fue lo que aprendimos o lo que podemos asociar hoy de las grandes pandemias pasadas y los cambios que estas tuvieron.

Al mirar hacia atrás, la historia deja en evidencia que todas las grandes catástrofes, incluidas las pandemias, siempre impulsaron cambios en el comportamiento de los hombres; algunos resultaron positivos y favorables, otros no tanto. Sin embargo, la conclusión es que todos ellos en conjunto han contribuido al progreso. Esto nos lleva a algunos interrogantes. ¿Qué cambios son positivos y van a quedar como parte de la nueva normalidad? ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué desafíos tenemos por delante? ¿Qué oportunidades podemos aprovechar? ¿Qué tecnologías van a tener mayor impacto en nuestras vidas?

Es prematuro sacar cualquier conclusión. Ya surgen algunas voces que pronostican un mundo mucho más solidario, con menos contaminación y menos desigualdad, a la vez que otros advierten sobre la pérdida de libertades individuales y los peligros de un avance del populismo y del totalitarismo. También se ha dicho que la pandemia está resultando mucho menos severa que otras anteriores en términos de la salud, aunque su impacto económico no tiene precedentes en el pasado reciente.

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Al proyectar ese futuro desde el plano organizacional y tecnológico también surgen ciertas premisas que podremos confirmar solo en los años venideros. Ya varias veces el hombre ha hecho predicciones fallidas que el tiempo se ha encargado de comprobar. En 1981, el inventor Marty Cooper decía que los teléfonos móviles no sustituirían en absoluto a los sistemas de cableado locales. Por la misma época, el creador de Windows, Bill Gates, afirmaba que 640 kilobytes de memoria serían suficientes para cualquiera en un computador personal. Luego, en 2007, el presidente de Microsoft, Steve Ballmer, aseguró que no había posibilidad de que el iPhone fuera a tener una cuota de mercado significativa.

En la actualidad, la situación ha permitido revelar que lo que en algún momento se vio como posibilidad, hoy ya es una realidad. Hace algunos años hablábamos de la posible adopción masiva de dispositivos conectados a Internet, del Internet de las Cosas y el comercio electrónico a través de dispositivos móviles. Hoy la pandemia no solo nos ha acercado más a estos fenómenos, sino que los ha impulsado de manera dramática. Solo por mencionar uno de ellos, el comercio electrónico, ya las cifras dan cuenta de un crecimiento del 200% en la región entre abril y julio.

Hace un par de semanas se revelaron los resultados de la encuesta 2020 que hace Fortune a los presidentes de las empresas Fortune 500. No podríamos necesariamente llamar predicciones a los resultados, pero sí es interesante lo que se desprende de las respuestas. La primera hace referencia al aprendizaje más importante que ha dejado la actual situación. A esto, muchos respondieron que ‘el negocio no puede esperar por la transformación, ‘el liderazgo y los valores siempre importan’, y ‘trabajar desde casa funciona’.

Con respecto a este último punto, es importante aclarar que cada compañía tiene diferentes realidades y, dependiendo de ellas, hace que se facilite en mayor o menor medida la operación remota. Por ejemplo, un negocio de retail o agrobusiness en comparación con una organización con alta incidencia de trabajo intelectual como la tecnología, el diseño o la consultoría. Aun así, en múltiples empresas que presentan un alto contenido de trabajo intelectual no estaba bien visto o bien catalogado el home office. Con la coyuntura, un desafío que se preveía llegaría en el futuro tuvo que materializarse de manera rápida y efectiva.

Los presidentes de las Fortune 500 también respondieron sobre el efecto de la crisis en el ritmo de la transformación tecnológica, lo que nos permite vislumbrar qué esperan para los próximos años. La pandemia sacó a la luz muchas ineficiencias operacionales y la falta de adopción tecnológica en empresas de prácticamente todas las industrias. Por ejemplo, algo que a priori se ve tan sencillo como el home office resultó difícil de implementar en una gran cantidad de empresas. El teletrabajo requiere no solo la capacidad de establecer reuniones virtuales, o de tener acceso remoto al correo electrónico, sino también de la capacidad de tener procesos que permitan realizar y gestionar a una empresa sin estar físicamente presente. Entonces, la demanda de tecnología se impulsó por la coyuntura y hoy vemos negocios adelantando procesos que tenían planeados para el mediano o incluso el largo plazo.

Un punto adicional hace referencia al tiempo que se va a demorar la fuerza laboral en regresar al lugar usual de trabajo. El 26% de los encuestados por Fortune cree que nunca, lo cual no es un número menor. Esta respuesta está directamente asociada al hecho de que se ha probado que el trabajo remoto funciona.

Esto va a tener un impacto muy fuerte en industria como la de real state, pues muchas empresas reducirán significativamente sus espacios de oficina. Algunas ya lo han hecho, y muchos trabajadores ante la posibilidad de trabajar en forma remota seguramente opten por vivir fuera de la ciudad a un costo similar o menor, pero con mayor confort, el cual incluso es necesario para un trabajo remoto eficiente. Esta realidad disparará muchas otras aristas, como podrían ser las fuentes de disponibilidad de talento, que es factible que se expandan ampliamente.

Es difícil predecir cuándo y cómo volveremos a nuestra vida cotidiana normal, o mejor dicho a la llamada ‘nueva normalidad’. Lo vivido generará cambios profundos; algunos surgirán a partir de decisiones individuales, personales y sociales producto de reflexiones de nuestro propio comportamiento pre y post COVID, mientras otros serán como consecuencia de regulaciones gubernamentales y de políticas empresariales a partir de las experiencias vividas durante este período de cuarentena. Lo importante aquí es entender que cualquiera que sea el escenario, es preciso estar preparados para el cambio, la transformación y el riesgo que implica vivir en circunstancias que no controlamos del todo.

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