"Si el gobierno no interviene va a ocurrir más derramamiento de sangre", advirtió a un canal de televisión Rivera, uno de los principales dirigentes del partido indígena Yatama (madre tierra, en lengua miskita) de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) de Nicaragua.
Los roces comenzaron en marzo pasado cuando hacendados hondureños desalojaron supuestamente a la fuerza a un grupo de miskitos nicaragüenses que llegó a poblar un islote del río Coco, que los indígenas consideran parte de su territorio.
Según Rivera, "el Ejército hondureño protege a esos hacendados", lo que ha provocado "una situación de crisis" en la zona del río Coco, en cuyos arroyos se asientan numerosas comunidades miskitas que antes se movían y trabajaban libremente la tierra en ambos lados de la frontera.
Uno de los dirigentes indígenas de la zona, Osorno Coleman, denunció el 5 de noviembre que al menos cuatro indígenas nicaragüenses fueron asesinados del lado hondureño a causa de este conflicto de tierras.
En represalia, varios miskitos nicaragüenses que viven a orillas del río Coco cruzaron hacia el lado hondureño y quemaron la casa de la persona que supuestamente ordenó la matanza.
"El gobierno debería intervenir (tanto) en Honduras como en Nicaragua para (resolver) esa situación", demandó Rivera, quien ostenta un escaño en el parlamento nicaragüense como diputado aliado al partido de gobierno sandinista.
Se estima que en ambos lados de la frontera viven más de 200.000 indígenas originarios en su mayoría de la etnia miskita, que subsisten principalmente de la pesca y el cultivo de tierras.
