Guatemala sentó precedentes regionales con el intenso y consistente movimiento cívico ('la Primavera Chapina 2015') que culminó con la caída del gobierno del binomio Pérez Molina-Baldetti. Desde este hecho, cambió drásticamente la dinámica de los procesos políticos en todo el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador).
Ahora, Guatemala podría volver a marcar un precedente en toda Latinoamérica por la vía de la estrategia de defensa que está intentando instalar el encarcelado ex presidente Pérez Molina, la cual trasciende las fronteras de su país y busca involucrar a organismos transnacionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Veamos paso a paso lo que está sucediendo para entender el alcance de un hecho conocido ayer y que, en el fondo, pretende transformar la lucha contra la corrupción en una cuestión de 'geopolítica' de Estados Unidos contra los países latinoamericanos abroquelados en un 'socialismo chavista en decadencia'.
1) Pérez Molina, a través de sus abogados, César Calderón y Moisés Galindo, hizo llegar una carta a la Embajada de Ecuador en Guatemala, dirigida al presidente ecuatoriano Rafael Correa, en su calidad de presidente pro tempore de la CELAC.
2) La carta de Pérez Molina solicita que la CELAC envié a Guatemala una misión que verifique "in situ" su situación legal y "la persecución política en su contra por parte de la Comisión Internacional Contra la impunidad en Guatemala (CICIG)".
El documento menciona que la CICIG es utilizada "como instrumento de injerencia del gobierno de los Estados Unidos en las instituciones de justicia de Guatemala".
3) Según el abogado de Pérez Molina, el ex presidente "plantea que la comunidad internacional sepa la situación que vive y, no solo eso, sino la violación a la soberanía de Guatemala por otros países". El abogado dijo que buscarán exponer cómo EE. UU. mediante la CICIG empezó una persecución en su contra, la cual se volvió mediática y no buscó a los responsable, sino que "se han dedicado a criminalizarlo".
4) Con esta estrategia, Pérez Molina busca instalar en la opinión pública que él fue víctima de la llamada política intervencionista de 'golpe blando', un concepto acuñado por la intelligentsia del Socialismo del Siglo XXI para generar confrontación con EE.UU. y crear 'espíritu de cuerpo' entre todos los gobiernos ideológicametne afines (Bolivia, Argentina, Ecuador, Venezuela, Nicaragua). Todos gobiernos con aspiraciones de perpetuación en el poder y atravesados por denuncias de corrupción en su máxima conducción.
5) Lo que Pérez Molina no dice en su carta a Ecuador, es que él mismo fue quien prorrogó el mandato de la CICIG en su país, cuando negociaba con EE.UU. la cooperación internacional del Programa Alianza para la Prosperidad. Fue el propio Pérez Molina quien acudió a Washington a tomarse una foto con Barack Obama para sellar el acuerdo por ese dinero que esperaba entre a su Administración.
6) Lo que no calculó entonces Pérez Molina es que que EE.UU. no estaba dispuesto a entregarle ese dinero mientras él en su propio país sostenía una estructura narco-criminal desde la cúspide del poder, que está generando migración masiva descontrolada hacia el Norte, y no sólo de familias integradas, sino de niños abandonados que se largan solos a la aventura de sobrevivir.
7) La realidad profunda de la Guatemala quebrada socialmente no está relatada en la carta que Pérez Molina envía a sus aliados de CELAC para que ahora lo salven de su destino. Destino al que llega tras las acusaciones en su contra que hicieron quienes participaban con él en la estructura criminal de 'La Línea'. Si sus propios secuaces no lo salvaron, ¿por qué deberían ahora hacerlo los gobiernos de otros países? ¿Cuál es la base moral sobre la que se para para pedir auxilio? Los argumentos ideológicos pueden ser escasos cuando, al final de cuentas, lo que se hizo fue: robar.
8) Guatemala enfrenta un gran desafío: organizar su sistema judicial cuanto antes para poder decir a la CICIG 'gracias por los servicios prestados' y ya hacerse cargo de administrar justicia desde Guatemala, por Guatemala y con los propios guatemaltecos siendo protagonistas. De lo contrario, el tutelaje externo (imprescindible por estas horas) puede ser usado cínicamente por las estructuras corruptas que se resisten a perder sus negocios en el país.
Lo que ocurrió no fue un 'golpe blando' a Guatemala, sino 'un golpe duro' al bolsillo de Pérez Molina, y eso es lo que el ex Presidente está resintiendo.
