Claves del día

Integrismo religioso gana debate a urgente situación económica en Costa Rica

Indecisos para la votación presidencial del 4 de febrero en Costa Rica ascienden al 36,5 %, y serán quienes inclinen la balanza en las urnas. Candidato evangélico Fabricio Alvarado encabeza encuestas desde la irrupción del matrimonio homosexual en la agenda nacional.

2018-01-31

Por: estrategiaynegocios.net / agencias

Temas como la crisis fiscal y la difícil situación económica, así como la violencia (una lacra que azota a Costa Rica como nunca, en 2017 cerró con 603 asesinatos, la cifra más alta que jamás ha visto esta sociedad) no han conseguido meterse en la agenda dura, que ha estado centrada en su primera fase por el escándalo de corrupción conocido como "cementazo"; y por el impacto del matrimonio igualitario en la segunda, cuya consecuencia ha sido el ascenso del candidato evangélico Fabricio Alvarado, quien ha capitalizado la reacción de la conservadora sociedad tica ante este tema, pasando de contar con apenas un 3 % de apoyo en las encuestas, a ese 16,9 % que le ha llevado a encabezar la última muestra del CIEP.

La consulta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) indicó que 36,5% de los votantes están indecisos sobre el candidato de su preferencia para las elecciones del próximo domingo, por encima de 27% en el mismo sondeo dado a conocer el 23 de enero.

El diputado evangélico Fabricio Alvarado, de Restauración Nacional, se mantuvo en primer lugar con 16,9%, seguido del exdiputado Antonio álvarez, del Partido Liberación Nacional, el más grande y organizado del país, con 12,4%.

De los aspirantes, el único que mostró un crecimiento significativo fue el exministro Carlos Alvarado, del gobernante Partido Acción Ciudadana (centro), que pasó de 6% a 10,6% de apoyo y se ubicó en el tercer lugar de las preferencias; mientras que Juan Diego, quien de liderar la encuesta con 16 %, se desplomó en la última hasta el 8,6 %.

Si ninguno alcanza al menos 40% de los votos el 4 de febrero, habrá una segunda ronda entre los dos más votados el 1 de abril.

Juan Carlos Hidalgo, analista de Políticas Públicas sobre América Latina del Cato Institute ha analizado la volátil situación electoral que vive el país.

Foto: Estrategia y Negocios

Juan Carlos Hidalgo

¿Qué análisis realiza sobre el impacto que ha tenido la opinión emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la unión entre personas del mismo sexo en la preferencia de los votantes, según las encuestas?

En cuestión de un par de semanas, la delicada situación de las finanzas estatales, el alto desempleo, el aumento en el nivel de violencia y la elevada percepción de corrupción pasaron a un segundo plano como los principales temas de esta elección tras la opinión de la Corte IDH que habría legalizado el matrimonio igualitario en Costa Rica. Yo soy un firme defensor del matrimonio igualitario y celebro la opinión de la Corte en el fondo. Pero me parece que esta no era la manera de legalizarlo en el país. Esta era una decisión que tenía que tomarse en las instancias internas de Costa Rica, preferiblemente en nuestra Corte Constitucional. Lo que vemos ahora es una muy previsible reacción ante lo que se percibe -erróneamente- como una imposición de una corte extranjera. Según la encuesta del CIEP-UCR, dos tercios de los costarricenses se oponen a la decisión de la Corte IDH y vemos que un segmento de esos votantes se opone a tal grado que han catapultado a un fundamentalista evangélico al primer lugar en las encuestas. Lamentablemente cuando el país tiene tantos problemas urgentes qué atender, el matrimonio igualitario -que además ya es un fait accompli- parece ser lo que está movilizando más votos, tanto de quienes se oponen como de quienes están a favor.

¿Cómo evalúa el tratamiento que se está dando en este último tramo de la campaña al tema de los retos de la economía costarricense, fundamentalmente la situación fiscal?

Mal. Casi no se está discutiendo. Aquí tenemos dos hechos incontrovertibles: primero, la delicada situación fiscal es el principal reto que enfrentará el próximo gobierno. El país está a la vuelta de una fuerte crisis económica como no se ha visto desde inicios de los ochenta. Para mí, este es el tema sobre el que debería girar esta elección. Lamentablemente en los debates apenas se comenta. El segundo hecho es que está comprobado que en los últimos 30 años, cada vez que se aumentó impuestos para hacerle frente a una crisis fiscal, la situación de las finanzas estatales se volvió a deteriorar a los pocos años. Es decir, está comprobado que aumentar impuestos no es la solución al problema. De tal forma que el ajuste debe hacerse primordialmente del lado del gasto. Pero ningún candidato de los que encabezan las encuestas ha planteado reformas específicas sobre cómo contener el gasto público, mucho menos cómo recortarlo.

¿Se desplomaron definitivamente los partidos tradicionales en Costa Rica?

Los partidos siguen siendo vehículos electorales importantes, pero ya no determinan cómo vota la mayoría de los electores. Vemos que solo un 20% de los votantes dice simpatizar por el PLN, que históricamente ha sido el partido más importante. Las lealtades partidarias se han disipado. Ahora la mayoría de votantes se identifica primero con el candidato. Esto no quiere decir que Costa Rica está a las puertas de ver la desaparición del sistema de partidos políticos, pero sí que la mayoría de los votantes ya no se guía por mera intuición partidista a la hora de decidir su voto.

¿Cómo valora la irrupción de un candidato como Juan Diego Castro? ¿Y de los partidos fundamentalistas cristianos?

Juan Diego Castro es un demagogo populista con una clara propensión autoritaria. él representa una amenaza para la institucionalidad democrática costarricense. El país reúne varias condiciones que han sido caldo de cultivo para el fenómeno populista en otras latitudes: un sector nada despreciable de la población siente un tremendo hartazgo hacia la clase política, a la que percibe como corrupta e inútil. Esto ha sido magnificado por el escándalo de corrupción conocido como "el cementazo". El desencanto afecta también a los medios de comunicación, empresarios y el Poder Judicial. El aumento de la violencia y la percepción de que las autoridades son blandengues con los criminales atizan el descontento. La gente que apoya a Castro debe caer en cuenta que, si bien Costa Rica tiene muchos problemas, puede estar mucho peor si elige a un populista autoritario como presidente.

¿Qué papel va a jugar la corrupción en la elección de 2018?

El caso del "cementazo" ha succionado la atención de los votantes, dejando poco espacio para la discusión de los grandes temas que el país debe priorizar para el 2018: la grave situación fiscal, la insostenibilidad de los sistemas de pensiones, la alta criminalidad, el alto desempleo y el colapso de la infraestructura vial y el transporte público.

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